Capitulo 36

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- Yo... mamá... puedo explicarlo - Mangel se levanta rápidamente de la cama, Rubén sigue en shock mirándola pasmado.

- Más te vale Miguel Ángel. Estaré esperándote abajo con tu padre - La mujer lo mira con el ceño fruncido y apuntándole con un dedo. Al terminar de decir aquello se lleva ambas manos a la frente y susurra-. Es que no puedo creerlo.

Se retira de inmediato de la habitación.

El pelinegro bufa y golpea con todas sus fuerzas la pared, no sintiendo dolor en absoluto. Rubén revive y se levanta también.

- Mangel... no, no hagas eso - Es lo único que logra decir.

- La hemos cagado Rubén, y esta vez si es grave - Se viste rápidamente y se pone a dar vueltas por la habitación.

- No, Mangel, no. Quizá si se lo explicamos de buena forma lo entenderán - Intenta consolarlo.

- No, Rubén. No lo comprenderán - Insiste. Pero Rubén no se cansa de intentarlo.

- Claro que lo harán, son tus padres - Le dice lo más calmado que puede.

- ¡¿Y qué, Rubén?! ¡No lo entenderán! - Grita con toda su furia mientras se voltea y mira al castaño a los ojos. Éste abre un poco la boca y lo mira horrorizado. Nunca en su vida Mangel le había gritado tan fuerte y tan furioso. Intenta comprender la razón, pero aún así le duele que su novio le grite de esa manera. Mangel se da cuenta de lo que hizo y, arrepentido, se sienta en la cama enterrando su cabeza en sus manos, mientras apoya los codos en las rodillas.

- Lo siento, lo siento, lo siento. Por favor, lo siento mucho - Repite. Rubén suspira y se sienta a su lado, pasándole un brazo por los hombros y dándole un beso en la mejilla.

- Vale, te entiendo, no ha sido intencional. No te preocupes - Le calma.

- Lo siento, en serio. Es que... no debieron enterarse de esa manera - Mira por el rabillo del ojo a Rubén, él sonríe, como si todo estuviese bien, como si no hubiese nada por lo que preocuparse.

- Lo sé, hemos cometido un error al dejar que nos viera así. Pero ahora debemos arreglarlo - Dicho esto le da un nuevo beso en la mejilla y se viste rápidamente, se peina un poco y anima a que Mangel se levante. Cuando lo hace, Rubén puede ver que sus mejillas están algo mojadas. Él se las seca y suspira.

- ¡Miguel! - Se escucha un grito masculino desde el piso de abajo. Mangel cierra fuertemente los ojos e intenta respirar con tranquilidad.

- ¡Ya vamos! - Responde Rubén también gritando.

- Tengo miedo - Dice Mangel sin abrir los ojos, Rubén asiente, aunque él no puede verlo, y le da un abrazo. El abrazo es correspondido dos segundos después, pero se separan al cabo de dos más.

- Vamos - Dice Rubén tomándole fuertemente la mano. Mangel asiente y salen de la habitación. Bajan las escaleras y, antes de llegar por completo al piso de abajo, sueltan sus manos.

Los padres de Mangel no están en el comedor, por lo que suponen están en la cocina. Caminan a paso firme hacia allá, aunque ambos sienten que en cualquier momento sus piernas dejarán de funcionar. Antes de entrar al lugar, Mangel detiene a Rubén.

- Te quiero, pase lo que pase - Dice. Rubén sonríe y asiente, sin saber qué más hacer. Ambos toman aire y entran en la cocina.

Ambos adultos, muy serios, están apoyados en una pequeña mesa. Cuando los ven, miran a ambos inexpresivamente. El hombre es el primero en hablar.

- ¿Es verdad lo que me ha contado tu madre? ¿Que te encontró acostado con Rubén? - Dice aquellas palabras con asco, se nota de lejos. Mangel traga saliva sonoramente.

Promise? (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora