CAPITULO VEINTINUEVE

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CAMILA

Me gustaba mandar en ella.

Obtenía todo lo que quería, cuando lo quería.

Pero me obedecía con titubeos, seguía mostrándose reacia cuando no debería. Yo no tendría por qué haber esperado otra cosa, pero me sentía desilusionada de todas formas. Me había dicho que no dormía con nadie, cualquiera que fuesen sus razones. Pero había esperado que conmigo se sintiera de otro modo.

No estaba segura de por qué.

Las personas siempre me habían deseado porque tenía dinero, fama y coches de lujo. Querían acostarse conmigo para poder presumir de ello delante de sus amigos. Querían salir de fiesta conmigo para que los paparazzi pudieran sacarles una foto y ponerla en la portada de una revista. Nunca querían que me marchara después, y si consiguieran dormir en mi cama conmigo, tampoco querrían marcharse de allí.

Lauren era la primera mujer a la que yo no le impresionaba.

Era como un robot. Los únicos momentos en los que demostraba pasión era cuando estábamos follando. Entonces finalmente revivía, mostrando auténticas emociones. El resto del tiempo se comportaba con tanta frialdad como durante las reuniones de negocios. Sólo muy de vez en cuando bajaba las defensas y enseñaba aquella dulce sonrisa que le salía del corazón.

Jauregui me impresionaba.

Pero estaba más obsesionada con Lauren.

¿Quién era ella?

Me desperté con el sonido de mi alarma a la mañana siguiente.

Lauren estaba despierta a mi lado, aunque no tenía claro si lo había estado antes de que sonara la alarma. Me puse encima de ella, le eché un rápido polvo mañanero y, a continuación, me metí en la ducha.

Entró sin llamar en mi cuarto de baño, utilizando mi cepillo de dientes del mismo modo que yo había utilizado el suyo. Buscó mi mirada en el reflejo del espejo del baño y me guiñó un ojo.

Aquello me pintó una sonrisa en la cara.

Cuando terminé de prepararme para ir a trabajar, ella se puso la misma ropa que llevaba el día anterior y se calzó los tacones. Si se hubiera traído una bolsa como se suponía que tenía que hacer, podría haberse marchado directamente al trabajo.

―Te veo luego. ―Se puso de puntillas y me dio un beso antes de meterse en el ascensor.

Me quedé mirándole el culo cuando se dio la vuelta, pensando en cómo me lo había follado la noche anterior.

Ella se giró, dedicándome una mirada cargada de intención.

Probablemente supiera exactamente lo que me estaba pasando por la cabeza en aquel momento. A Lauren se le daban de miedo aquellas cosas. Entonces las puertas del ascensor se cerraron y ella desapareció.

Llegué al trabajo y despaché algunas llamadas telefónicas. Todo el edificio bullía de actividad. Había muchísimo que hacer y muy poco tiempo para hacerlo. Hasta si trabajara las veinticuatro horas del día, seguiría sin estar satisfecha con mi nivel de productividad.

Verónica me llamó algo antes de las diez. Contesté.

―Me sorprende que estés despierta.

―¿Por qué?

―Todavía no son las doce.

―Cállate, idiota. ―Se estaba riendo mientras me insultaba, lo cual invitaba a poner en entredicho su grado de sinceridad―.Tengo una invitación especial para ese club nuevo que van a abrir en el centro. Y tú y Lucy me van a acompañar.

EL IMPERIO DE LAS JEFAS || CAMREN GIP (ADAPTACION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora