Inko y Mitsuki son mejores amigas que anhelan tener hijos a la misma vez y juntarlos cuando crezcan. Sus deseos se hicieron realidad cuando quedaron embarazadas casi a la misma vez.
Gracias a ese milagro, nació Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo, sus ú...
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Después de varios días llenos de conversaciones, reconciliaciones y ajustes, tanto la familia de Izuku como la de Katsuki decidieron reunirse, como solía hacerlo en el pasado. Izuku había explicado a su familia lo que había pasado la vez que se fue a Estados Unidos, y la profunda conexión que había existido cuando llegó con Katsuki, y cómo todo había cambiado con el paso de los años. Este encuentro era un intento de recuperar las viejas tradiciones y cerrar ciclos abiertos.
La tarde era soleada y cálida, perfecta para una reunión en el jardín de Izuku. La familia de Izuku y la de Katsuki se encontraban allí, compartiendo una comida deliciosa y una serie de juegos en el jardín. Las risas y las conversaciones fluían, creando un ambiente de calidez y camaradería. Se sentía alegres por la oportunidad de estar juntos, pero entre ellos, dos jóvenes se mantenían algo distantes.
—Nunca pensé que volveríamos a jugar al ajedrez. — comentó Toshinori, moviendo una pieza con una sonrisa. —Me hace recordar los viejos tiempos.
Katsuki e Izuku se miraron, y los demás asintieron ante las palabras del hombre. Izuku y Katsuki, aunque inicialmente distantes, se encontraron en un rincón tranquilo del jardín, lejos de las miradas curiosas de los demás.
—¿Cómo te sientes? — interrogó Izuku, rompiendo el silencio que había entre ellos.
Katsuki se giró hacia él, sus ojos aún cargados de una mezcla de emociones. El ambiente tranquilo del jardín, con el sonido del viento y las risas lejanas, parecía crear el espacio perfecto para abrirse.
—Es raro. — respondió. —Todo esto. Ver a nuestras familias juntas de nuevo, después de todo lo que pasó... No sé si estoy listo para todo esto.
Izuku asintió, comprendiendo el conflicto interno de Katsuki.
—No tienes que estar completamente listo. — dijo el verdoso. —Solo tienes que estar aquí. Estamos aquí ahora, intentando hacerlo mejor.
Katsuki lo miró, sus sentimientos a flor de piel. En ese momento, se dio cuenta de cuánto había extrañado a Izuku y de lo importante que era para él.
Se sentía atrapado entre la nostalgia y el deseo de avanzar, de sanar las heridas que ambos habían dejado abiertas.
—Quizás... Tal vez sí pueda intentar esto. — comentó Katsuki, su voz llena de incertidumbre, pero también de esperanza. —Quizás sea hora de sanar.
Izuku se acercó, con una mirada suave, llena de cariño.
—Estoy aquí contigo. — le aseguró Izuku. —Lo importante es que estamos juntos ahora.
Katsuki se inclinó hacia él, e Izuku hizo lo mismo. Sus rostros estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro. En un movimiento lento y deliberado, Izuku tocó el rostro de Katsuki.
