Inko y Mitsuki son mejores amigas que anhelan tener hijos a la misma vez y juntarlos cuando crezcan. Sus deseos se hicieron realidad cuando quedaron embarazadas casi a la misma vez.
Gracias a ese milagro, nació Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo, sus ú...
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La escuela por fin había finalizado, dando paso a la vacaciones. Divertidas vacaciones.
Escuchar a las aves cantar afuera de tu ventana mientras eras despertado por los rayos del sol, era un sensación que no siempre disfrutabas. Esto mismo le pasó a Katsuki, este individuo se levantó y se sentó en su cama mientras estiraba todos sus musculos.
Manteniendo sus ojos semi-abiertos se levantó y se dirigió a su baño personal para asearse y después ver que planeaba para irse a la calle y jugar como siempre.
Mientras él se bañaba, otro niño en otra casa se encontraba saliendo del baño para buscar ropa cómoda y ponerse aquello. Izuku, al escoger lo suyo, se vistió y al estar listo salió de su cuarto.
Katsuki, salió del baño e hizo lo mismo, se cambió y salió de su habitación para ir a su sala y saludar a sus padres como todas las mañanas.
—Hola, ma... — saludó Katsuki a su madre que se encontraba saliendo de la cocina con tres vasos vacíos.
Mitsuki al verlo le sonrió y le indicó que se sentara para poder comer en familia. Katsuki tomó asiento al lado de su padre y Mitsuki al lado de Masaru.
El niño se devoró todo el alimento (tostada con huevo y jugo de manzana) rápidamente. Tenía prisa por salir, así que sin pedir permiso salió de casa cerrando fuerte la puerta.
—¡Katsuki, no de nuevo! — gritó desde adentro su madre. Katsuki simplemente rió y ya afuera se dirigió al parque cerca de su casa.
Mitsuki suspiró y miró a su esposo que solo se encogió de hombros y le tomó de la mano antes de besar sus nudillos.
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Izuku había salido de casa después desayunar junto a sus padres. Este se encontraba caminando cerca al parque de su casa para después detenerse a escuchar la voz del rubio cenizo. Izuku se acercó a un árbol y detrás de este empezó a verlo.
—No estoy enamorado de ella. No me gustan tontas. — comentó mientras dibujaba en la tierra cosas sin sentido.
Los niños se miraron entre sí y solo negaron con la cabeza para después acercarse a este. A parte de ellos, Izuku se asombró al escuchar aquello, sabía que Katsuki mentía, pues sus orejas siempre lo delataban, claro, solo si eres observador podrías darte cuenta de aquello.