Inko y Mitsuki son mejores amigas que anhelan tener hijos a la misma vez y juntarlos cuando crezcan. Sus deseos se hicieron realidad cuando quedaron embarazadas casi a la misma vez.
Gracias a ese milagro, nació Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo, sus ú...
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Izuku pensó en ello como un beso, pues en la forma en que ambos estaban era casi imposible pensar en algo más. El menor suspirando puso una ,mejor cara y se acercó a ellos cautelosamente.
—¿Qué haces, tonta? — preguntó desconcertado y en tranquilidad mientras evitaba sonrojarse, pero sabía que sus orejas lo delataban. —Quítame tus...
—¡Por fin los encuentro! — la voz de un tercero asustó a los chicos, era Izuku.
Ochako alzó la mirada avergonzada y se separó de Katsuki mientras empezaba a comer con velocidad. Katsuki por su lado apartó la mano del verdoso que la había apoyado en su hombro.
—¿Qué carajos quieres, Deku? — preguntó con cierto disgusto en su voz.
—¿De nuevo con los apodos, Kacchan? — cuando le llamaba por aquel apodo, el contrario tendía a tener un tic en el ojo derecho que era divertido para Izuku.
Después de tantos años, Katsuki volvía a escuchar aquel apodo. Siempre le había parecido absurdo, bueno, todo que provenía del pecoso era absurdo para él.
—Jódete, nerd. — Katsuki suspiró antes de levantarse y arreglar su ropa por si acaso estaba sucia.
Ochako hizo lo mismo que el rubio cenizo y luego le sonrió a este. Ante aquel gesto, Katsuki frunció el ceño y empezó a caminar para salir del jardín trasero. Izuku lo vio irse, pero lo que le molestó e hizo que se mordiera la carne interior del cachete fue ver que sus orejas estaban rojas.
—¿Quieren algo del cafetín? — preguntó el pecoso siguiéndole el ritmo a ambos.
—Hmm... Pues, no. Acabamos de terminarnos lo que habíamos comprado. — contestó de forma amable la castaña negándose a la propuesta del pecoso.
Katsuki miró a Izuku y luego rodó sus ojos. —¿Eres ciego o algo por el estilo? — claro que esto no era una pregunta, sino una burla.
Izuku negó con la cabeza. —Creo que no, yo veo bien. — el pecoso sonrió y luego llevó una de sus manos a la cabellera del rubio cenizo.
—¿Cómo te fue en las vacaciones, Uraraka? — Izuku le sacó plática a la castaña mientras se hacía el despistado y acariciaba la cabellera de Katsuki.
Katsuki quería romperle la mano o mordérsela... ¡Como sea! Solo quería que se alejara de él. Desde el día en el que escuchó a sus padres discutir por algo... Desde aquél día se sintió tan raro a su lado que lo único que quería era alejarlo.
