Inko y Mitsuki son mejores amigas que anhelan tener hijos a la misma vez y juntarlos cuando crezcan. Sus deseos se hicieron realidad cuando quedaron embarazadas casi a la misma vez.
Gracias a ese milagro, nació Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo, sus ú...
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Después de aquel inconveniente, Katsuki sin decir nada se empezó a alejar de Izuku. El menor sin comprenderlo no rechistó ante la actitud del rubio cenizo y esperó que se le pasara. Esperó por años que ya ambos eran adolescentes y se encontraban en la secundaria a punto de graduarse, y durante esos años no se volvieron a juntar, simplemente hablaban y demás, pero ya no como antes.
En la escuela secundaria, fuera de la institución se encontraba una chica muy simpática de cabello castaño, ojos grandes y redondos del mismo color. Esta se dio la vuelta quitándose el audífono derecho para después alzar la mirada y abrir los ojos por la sorpresa de ver a dos tipos que pensó no volvería a ver.
—¿Bakugo? ¿Midoriya? — esta se quitó el audífono sobrante y lo guardó en su escuche antes de correr hacia ellos y abalanzarse.
Izuku que estaba más familiarizado con la castaña solo sonrió y le devolvió el abrazo, por el contrario, Katsuki se sorprendió, pero dudó en devolver el gesto, además de que estaba tan cerca de Izuku.
La castaña los abrazó tan fuerte que los hombros de los chicos se chocaron entre sí haciendo que inconscientemente el ambiente entre ellos se tensara.
—¿Cómo han estado? — preguntó con una sonrisa separándose de ellos.
Los chicos se miraron entre ellos y luego desviaron sus miradas empezando a caminar junto a la castaña.
—¿Por qué esas caras largas? Venga, cuéntenme de sus vidas. — la castaña se aferró a los cuellos ajenos mientras se adentraban a la institución.
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—Bien, estudiantes. Soy el profesor Shouta Aizawa. — se presentó un hombre de cabello azabache. — Quiero que se comporten, ¿entendido? — los miró a todos sentados y luego se volteó para agarrar una tiza y empezar a escribir en la pizarra.
Mientras el maestro escribía, los alumnos charlaban u otros copiaban lo de la pizarra. Ochako se encontraba charlando con una de las chicas que conoció, una chica de cabello rosado y ojos con esclerótica negra y sus iris de color amarillo brillante.
—¿Lo conoces? Dime que sí... — la chica movió el brazo de Ochako mientras miraba a Katsuki que se encontraba con los pies encima de la carpeta.
—Sí lo conozco... — respondió Ochako mirando a Katsuki.
Su amiga, llamada Mina, empezó a chillar de la alegría mientras le pasaba la voz a su amigo de enfrente.
