•《¡¿Con él?!》•
Izuku vio la caída y frenó de inmediato. Sin dudarlo, dejó la bicicleta apoyada contra una pared y corrió hacia él, su corazón latiendo con fuerza no solo por el esfuerzo físico, sino por el miedo de que estuviera gravemente herido.
—¡Kacchan! — Izuku se arrodilló junto a él. —¿Estás bien? ¿Te lastimaste?
Katsuki intentó incorporarse, pero el dolor lo obligó a detenerse. La frustración lo invadió, y empujó al pecoso cuando este trató de ayudarlo.
—¡Déjame! — espetó, con la voz tensa, empapado bajo la lluvia. —¡No necesito tu estúpida ayuda!
Izuku se mantuvo firme, sin retroceder.
—No voy a dejarte aquí. — dijo, su voz tranquila, pero decidida. —No otra vez.
El ojirubí, sentado en el suelo, sintió cómo la rabia y el dolor se apoderaban de él. Sabía que no solo era por el impacto; era todo lo que había estado reprimiendo durante años. Sus sentimientos, su orgullo, la confusión... Todo se arremolinaba mientras la lluvia empapaba su cabello y su ropa, pegándola a su piel.
—¿Qué quieres de mí, Deku? — preguntó, sin mirarlo directamente. —¿Por qué sigues persiguiéndome? ¡Te dejé ir hace años! ¡Deberías estar junto a tu pareja!
El verdoso, agachado frente a él, trata de calmar su propia respiración. Ver a Katsuki tan roto, tan vulnerable, lo afectaba profundamente. No era lo que quería, nunca lo había sido.
—Kacchan, yo y Shoto dejamos de ser pareja hace mucho. — confesó finalmente Izuku, con la voz rota. —Pero... No entiendo por qué estás en mi mente. No puedo olvidarte. No lo hice entonces, y no puedo hacerlo ahora.
Katsuki lo miró a los ojos por primera vez desde la caída, sus propios ojos llenos de una mezcla de sentimiento y dolor. Intentó apartarse de él, aún herido y molesto, pero Izuku extendió la mano, deteniéndolo suavemente.
—No quiero que huyas más... — continuó el pecoso, empapado al igual que el rubio cenizo. —No quiero que sigas sufriendo solo.
Katsuki apretó la mandíbula y lo apartó bruscamente, luchando por ponerse de pie, pero sus piernas temblaban y el dolor en su rodilla lo hacía tambalearse. Izuku lo sujetó, esta vez con más firmeza, para que no volviera a caer.
—Suéltame... — ordenó, su voz entrecortada, lleno de impotencia.
Pero Izuku no lo soltó. En lugar de eso, lo sostuvo con más fuerza, acercándolo a él. Los dos quedaron frente a frente, jadeando, empapados y temblando por la intensidad del momento.
—No voy soltarte. — susurró Izuku suavemente, sus manos sujetando los brazos de Katsuki. —No hasta que me asegure que no tratarás de golpearme y huir.
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¡¿Con él?! | Dekubaku | EDITADO
Roman d'amourInko y Mitsuki son mejores amigas que anhelan tener hijos a la misma vez y juntarlos cuando crezcan. Sus deseos se hicieron realidad cuando quedaron embarazadas casi a la misma vez. Gracias a ese milagro, nació Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo, sus ú...