[4] Choi Yeonjun

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En los días grises siempre llovía, cuando las personas estaban tristes sus días eran azules y lamentables

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En los días grises siempre llovía, cuando las personas estaban tristes sus días eran azules y lamentables. Eso era lo que la televisión mostraba, pero hoy era un día soleado y brillante, los pájaros cantaban y volaban; sin embargo, me parecía una falta de respeto para esta situación.

Mamá había fallecido.

¿Por qué entonces era el día tan colorido? Una vida se había ido, debía ser gris y triste. Papá estaba callado, no había expresiones en su rostro por lo que pensé, era lo normal en un funeral, y luego estaba yo, quien no podía dejar de derramar lágrimas por ella. Quería parar pero no podía, ese sentimiento de tristeza no se separaba de mi, la adoraba, ella me acogía cuando llegaba a casa después de la escuela, me ayudaba con mis tareas y jugaba conmigo y MinGyu. Papá nunca estuvo para ella cuando más lo necesitaba, la dejó morir.

Una mano se posó en mi, dejándome ver a la niña que tenía que cuidar, su cara estaba empapada por las lágrimas y se le salían los mocos por la nariz. Su llanto era muy fuerte, así que me dolía los oídos. MinGyu jamás cambiaría.

—Deja de llorar, tonta —lloriqueé, acercandome a ella para limpiar sus lágrimas—. ¿No ves que molestas a los adultos?

—Es que, no puedo evitarlo, estoy triste —siguió llorando la pequeña MinGyu.

Si, si las personas estaban tristes, debían llorar.

«Entonces, ¿por qué papá parecía tan relajado?»

—Vamos afuera.

Sequé mis lágrimas, y pasamos por el pasillo mientras le daba palmaditas en la espalda para calmarla. Nos movimos en silencio, entre las personas, miré un poco dentro de la habitación en donde estaba mi papá. Veía a la nada, y los padres de MinGyu solo murmuraban algo entre si. El pequeño Bogum no parecía comprender lo que estaba sucediendo, por eso seguía en los brazos de su madre sin reacción alguna. Suspiré cansado y seguimos caminando hacia afuera.

—Es una lastima que les haya pasado esto a la familia Choi —escuché como una de las señoras habló—. Él niño es muy jóven, y su padre casi siempre está pegado a la familia Oh.

—Si, y aparte, están enseñando a Yeonjun a cuidar a la hija mayor de los Oh. Su padre lo trata muy duro por eso, no deja que respire un poco, lo entrena como si fuera otro soldado. A este paso, seguirá desmoronandose.

«Callense, cierren la boca»

Aigo, extrañaremos a Yeji, era tan dulce con todos. No podemos creer que una enfermedad así nos la haya arrebatado, pasó justo como con la her-....

—¡Paren ya! —grité cerrando los ojos—. ¡No se lamenten así por ella!, ¡ustedes decían ser cercanas a mamá, pero nunca ví que la visitaran!

—¿¡De dónde saliste!? ¿¡No sabes que espiar conversaciones ajenas es de mala educación!? —una de ellas me contestó muy molesta, frunciendome el ceño.

BLUE HOUR | Choi Soobin [✿]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora