O3 | Elizabeth

12 2 0
                                    

Miraba el horizonte con la mirada perdida en la oscuridad; sentado en el capo del coche de su padre y sus brazos cruzados sobre su pecho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Miraba el horizonte con la mirada perdida en la oscuridad; sentado en el capo del coche de su padre y sus brazos cruzados sobre su pecho. El humo salía de su boca al respirar. La noche estaba fría y el llevaba poca ropa de abrigo. Sus pensamientos lo tenían inundado, absorto de la realidad.

Una mano se posó sobre su hombro, llamando se atención. Ni siquiera se había dado cuenta de que Caitlin, la hija de la mejor amiga de Dinne, había salido en su búsqueda. Ya la conocía de antes, habían coincidido en varias ocasiones anteriores.

La rubia se sentó a su lado, observando en la misma dirección que el joven. Tenía frío, se notaba a leguas, pero el castaño no pareció notarlo. Ni siquiera la había dirigido una mirada. El ambiente estaba sumergido en un silencio inquebrantable, un tanto incómodo.

—No te enfades con tu padre —murmuró la chica, tratando de crear una situación más amena —. No es su culpa.

El joven Ajax solo soltó un suspiro, no queriendo hablar con nadie.

—Seguro que es un lugar estupendo. Y con lo genial que eres —soltó una risa tonta —, harás amigos en seguida —un leve sonrojo se apoderó de ella, pero, de nuevo, el muchacho no le prestó atención.

—Oye..., Caitlin. No quiero sonar borde —no volteó a verla, siguió sumergido en la oscuridad que los rodeaba —, pero preferiría estar solo. No me hace falta compañía, estoy bien —la miró de reojo, viendo como la rubia asentía inconforme.

No quería tratarla mal y al día siguiente llevarse una reprimenda por ello. Caitlin no era mala chica y eso lo había notado. Era bastante agradable, pero para Mayne no era más que una animadora del equipo escolar. Apenas podía hablar con ella y sentía que, si pudiera, formarían una gran amistad, pero Ilonna, su novia, le había prohibido acercase a sus amigas.

Igual era por inseguridad o por desconfianza en sus ellas, pero aquello que hacía no estaba bien. Lo controlaba mucho y siempre terminaba enojada cada que veía al muchacho hablar con cualquier chica, ya no importaba si era su amiga o no.

¿Y por qué él no se alejaba? Mayne sentía que la quería de verdad, pero poco a poco se daba cuenta que aquella relación no hacía más que dañarlos a ambos. Allí ya no quedaba rastro de amor por parte de la rubia de ojos azulados y el único que daba todo por los dos era él. Y se estaba cansando.

Aprovecharía todo para decirle la verdad.

Vio como la joven se marchaba un tanto apenada. Ella no tenía la culpa de la decisión que su padre había tomado y el enojo que tenía no podía pagarlo con la chica de ojos oscuro.

—Cat —la llamó por aquel apodo que, una vez se conocieron, le dijo que podía usarlo para hablarla —. Gracias por preocuparte por mí. Lo agradezco —la muchacha sonrió antes de marcharse.

No quería parecer bipolar o algo así, solo no quería hacerla sentir mal. Ella no lo merecía.

Esperó a que se marchara y entrara a la nave. Él había preferido quedarse un rato más allí fuera, pese al frío que hacía, necesitaba relajarse. Si entraba en el lugar, en el estado de nervios en el que se encontraba, terminaría discutiendo con su padre. Y no quería causar un mal ambiente.

AMOR VINCIT OMNIA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora