«Muy bien, ya aprendí mi lección. ¡Ahora déjenme salir de aquí!»
Al día siguiente de llegar a casa de su prima, Andrómeda puso manos a la obra a su parte en la suspensión. Despertó temprano a Sirius y lo puso a ayudarle con los quehaceres de la casa, obviamente sin magia puesto que el chico era menor de edad.
—¿No puedes conseguirte un elfo doméstico? ¡Esto es pesado! —preguntó Sirius cansado de limpiar las ventanas
—Recuerda que solo las familias, además de las antiguas, con status social alto pueden tenerlos. —contestó Andrómeda limpiando con magia la chimenea—. Y como fui borrada del árbol genealógico de los Black por casarme con un hijo de muggles ahora soy considerada Traidora de la Sangre
—No puedo creer que a estas alturas las personas sigan teniendo esos pensamientos retrógrados —murmuró el chico—. Dudo que alguien, en la actualidad, tenga su sangre "completamente pura"
—Las personas no cambian sus ideologías de la noche a la mañana. Muchos menos aceptan los cambios ya que les parecen extremos y un insulto a lo que conocen y respetan.
—Anticuados
—Lo sé
Terminaron la limpieza del salón. Sirius arrojó el trapo que uso para limpiar las ventanas a la cubeta y se echó en el sofá para descansar, pero no habían pasado ni treinta segundos cuando fue impedido por una pequeña tormenta de cabellos rosa chicle. El chico vio a su sobrina junto a él observándolo con inocencia en el sofá, o eso parecía. Sirius miró con atención a la niña y se puso pálido al descubrir un brillo travieso en sus ojos, ese mismo brillo que él y sus amigos desprendían cuando planeaban sus bromas.
—¿Pasa algo, tío Sirius? —preguntó inocentemente Nymphadora
El chico no contestó, se sentó en el sofá y miró a su prima. Su palidez aumentó al ver esa misma sonrisa traviesa en su rostro.
«Ay no... la sangre Black sale a la luz»
MEDIA HORA DESPUÉS
—Si así estas en el primer día, imagina lo que te espera el resto del mes —dijo Andrómeda al ver la cara de sufrimiento de su primo favorito a mercero de su pequeña de cuatro años
—Estas disfrutando esto ¿verdad? —dijo el chico al ver la cara de satisfacción de su prima
—No tienes idea —Andy estaba recargada en la puerta de la habitación de su hija viendo como la pequeña le hacia varias coletas de caballo al chico y le ponía lazos de colores—. Sirius esta quedando lindo, Dora
—¿Verdad que sí? —preguntó emocionada la niña—. Esta para tomarle una fotografía
—¡No! —gritó Sirius, poniéndose de pie y alejándose de ellas—. ¡Nada de fotografías!
—En este mes no tienes derecho a negarte a nada, Sirius. —dijo Andrómeda invocando una cámara instantánea—. Así que siéntate junto a Dora y sonrían
—¡Sí! —gritó emocionada la niña
La pequeña corrió hacia su tío, lo tomó de la mano tirando de esta llevándolo al centro de su habitación y lo sentó junto a ella.
«Esto va en contra del Código Merodeador, pero nunca más volveré a meterme con Snape.» pensó horrorizado el Gryffindor «Y yo que creía que los castigos de Filch eran malos ¡esto es un tormento!»
Dora abrazó a Sirius por el cuello con una gran sonrisa en su infantil rostro, mientras que el Merodeador forzaba la suya. Andrómeda se aguantó la risa al ver la expresión de sufrimiento de su primo.
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Viaje en el tiempo... ¿al pasado?
FanfictionLo que empezó como una misión de rescate al Ministerio de Magia, terminó siendo un viaje inesperado. Será muy difícil aparentar ser de una época totalmente diferente a la suya; y más cuando el corazón interviene.