Verdad al descubierto

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La Guerrera Elemental veía desde la lejanía al Príncipe Mestizo. Ella era una forastera que hacía poco llego al reino Tenebris; había tenido unos problemas en el reino de Ángelus por ser diferente a los demás, tenía habilidades que nadie más poseía y a pesar de usarlos para ayudar a las personas, la gente del reino siempre la rechazó, incluida su familia. A causa de eso recibió toda su vida agresiones verbales y físicas, y de no ser por la princesa Serenity, su mejor y única amiga en todo el reino, probablemente en uno de esos ataques hubiera muerto.

A la princesa Serenity odiaba ver sufrir a su mejor amiga; muchas veces ordenó a los ciudadanos no molestar a la Guerrera Elemental y por lo general sus súbditos la obedecían de una gana al ser una persona bondadosa y de buen corazón con todos en el reino de Ángelus, pero por alguna razón cuando se trataba de la Guerrera Elemental, nadie acataba esa orden. La guerrera estaba harta de esa vida así que decidió irse a otro reino a lo que la princesa Serenity mudarse al reino vecino, Tenebris, gobernado por su mejor amigo de la infancia, el Príncipe Mestizo. Antes de irse, Serenity le entregó una carta a su mejor amiga para que la entregara al príncipe y así obtener su ayuda.

La Guerrera Elemental no había estado convencida de solicitar su ayuda a un desconocido, aun tratándose de alguien de la realiza, pero como no tenía a donde ir no tuvo más opción que seguir el consejo de su mejor amiga. Llegó a Tenebris y enseguida fue recibida por el soberano del reino, o más bien hijo de la reina soberana; en cuanto lo vio quedó embelesada ante el Príncipe Mestizo y ese sentir creció al ir conociendo al príncipe.

Ahora mismo estaba en el jardín principal, oculta detrás de un árbol, observando al joven príncipe leer fascinado un libro sobre alquimia. Sabía que no tenía oportunidad con el príncipe, además de lo obvio porque él es un príncipe y ella una campesina forastera, pero estaba satisfecha con su amistad; y lo apreciaba más porque el príncipe conocía sus habilidades y en lugar de asustarse este se mostró fascinado a tal punto que le pidió a la guerrera una demostración. Por eso ella era conocida como la «Guerrera Elemental»: controlaba los elementos.

Regresando al dilema de la joven, liberó un suspiro apartando la mirada de su amado, recargó su espalda contra el tronco mirando hacia arriba, hacia las hojas que gentilmente daban paso a los rayos del sol.

―Ojalá el príncipe me amara

―¿Momento de inspiración?

Alex gritó a la vez que miraba sobre su hombro sobresaltada.

―¡Severus, por favor no hagas eso! ―reclamó la latina

―Lo siento ―se disculpó el azabache

Estaban en la Sala Común, aprovechando que estaba completamente vacía, para leer un poco o en el caso de Alex, escribir. La castaña cerró la libreta y la guardó en su mochila.

―Sí ―contestó la chica recogiendo su mochila y yendo a sentarse a uno de los sofás―. Hay ocasiones, como esta, que me llega la inspiración en la Sala Común, pero como no le caigo bien a todos mejor me voy rápido a mi habitación a escribir antes de que la idea se vaya

―No me parece justo que tengas que irte de la Sala Común por culpa de los demás ―dijo el chico sentándose junto a ella―. La Sala Común es de todos, no de los... ―Severus se calló al darse cuenta de lo iba a decir

Alex se impresionó y habló en un susurro:

―¿Los Sangre Limpia? ―Severus apartó la mirada apenado a lo que Alex rio y empezó a picarle con un dedo una mejilla―. Eso ibas a decir ¿cierto? ¡Vamos, no lo niegues!

―Bueno, ya. Sí, era lo que iba decir ¿feliz?

―Algo

―Ha, ha

Viaje en el tiempo... ¿al pasado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora