──¡Pero dime si o no!──Grito mi hermano con una sonrisa.
──Claro, puedes hacerlo.──Sonreí al verlo tan emocionado.──Pero no se que dirá la mamá.
──Tranquilo será fácil.──Aseguro Uveys.
──Pues si la mamá no se queja, lo hago yo.──Hablo Hatice.──Yo digo que no lleven al niño a la campaña, no sean irresponsables.
──No le va a pasar nada.──Asegure mientras los miraba.──Estan su tío y su papá para protegerlo.
──Suleiman, Uveys, no.──Afirmo Hatice aún mirándome con cierto brillo en los ojos.
Era evidente que a Hatice le causaba risa la situación, pero no iba a aceptarlo con tal de que nosotros no hiciéramos semejante cosa.
Han pasado aproximadamente seis años desde que asumí al trono otomano, me dedique en cuerpo y alma al manejo del imperio, logrando ponerlo a la misma altura del reinado de Suleiman.
La gente estaba contenta porque abundaba el trabajo, en estos años me había dedicado a erradicar la pobreza.
Y aunque no hubiese sido toda como yo hubiese querido, al menos teníamos un poco más del setenta por ciento de gente no viviendo en la pobreza.
Hatice también había hecho un gran trabajo en el manejo de su provincia, Anatolia había crecido prósperamente.
Uveys me había sido de gran ayuda para el consejo de estado, pues sin el muchas cosas no hubiera podido hacer.
Ahora, Ibrahim, lo había nombrado al cargo de visir, por que no podía negar que era un hombre inteligente, y militarmente era de gran ayuda al momento de conquistar.
Pero jamás volvaria a permitir que el ocupase el puesto de gran visir.
El punto es que podía asegurar que el imperio estaba en un periodo de paz y su gente estaba alegre, lo cuál estaba bien.
Dentro de poco íbamos a ir a otra campaña para tener más territorio y agrandar el imperio.
──¡Papá!── Grito Raziye entrando a la habitación.
Le di una leve sonrisa y la cargue entre mis manos.
Hatice me miro con una pequeña sonrisa, pues ella sabía lo difícil que habia sido esto.
Tuve que aprender a amarlos, puesto a que no compartíamos ninguna especie de lazo, me era incómodo estar cerca de ellos.
Pero con el tiempo todo fue más fácil, no digo que los ame, pero tampoco les soy indiferente.
──¿Cómo estan tu madre y hermano?──Pregunté con una pequeña sonrisa.──Mi madre esta bien, y Mahmud anda jugando con Korkut en el jardín, dicen que son exploradores en una selva.
Acaricie su cabeza, pese a que Mükerrem y Handan no se llevaran bien, ambas por orden mía más que todo dejaban a sus hijos jugar juntos.
Handan, antiguamente mejor conocida como la Haseki Hurrem Sultan, Alexandra Lisowska, cuando la vi pensé que me pasaría lo mismo que al Suleiman original, que caería rendido ante ella y tendríamos una historia de amor bonita, pero no, no fue así.
No albergo ningún tipo de cariño hacia ella, pero, aunque no albergue cariño, le tengo respeto, tanto a ella y a Mükerrem, ambas son madres de mis hijos y aunque no las quiera mucho, no significa que les vaya a faltar el respeto o de plano las trate mal.
Tanto a Mükerrem como a Handan les había tenido que poner limites desde que las conocí, por que ambas se la pasaban diciendo que serian las esposas del Sultán y que me tendrían a su merced.
Claramente les puse en su lugar desde un principio, pues no quería que tuvieran falsas esperanzas de llegar a ser Haseki, realmente no esperaba casarme con nadie y tampoco enamorarme, entonces para evitar sufrimientos y falsas esperanzas, preferí dejarles en claro todo.
Obviamente tuve que pedirle consejos a mis dos consejeras, por que realmente no sabia como decirlo sin dañarlas de por medio.
──Papá.──Llamo Raziye.
──Dime.
──Quiero una hermana.──Dijo con unos ojitos brillantes.
Oh Allah, yo no quiero más hijos, con mis tres niños estoy más que completo.
Tener más hijos solo significaba algo, más problemas en el harén por ver quien asume al trono y en cualquier caso que se que pasara, cuando comience la guerra por el poder, caerá lagrimas de sangre en este palacio.
Y yo la verdad no quiero sufrir por ver a mis hijos muertos y tampoco quiero que alguna de ellas sufra al ver a su pequeño muerto.
Y mucho menos quería ver a Raziye llorar por eso, pues sabía de antemano que ella amaba a sus dos hermanos por igual.
Y en cualquier caso que quisiera cumplir con su deseo, no sabría con certeza si el nuevo miembro de la dinastía seria un Sehzade o Sultana.
──No necesitas una hermana.──Asegure.
──¡Claro que si! ¡Quiero jugar con alguien a las muñecas!
──Si tienes una hermana, mi cariño y atención hacia ti disminuirá.──Mentí descaradamente, nunca, pero nunca haría diferencia entre mis hijos.
Solo le mentía para que dejase de pedirme una hermana, y mi plan salió extremadamente mal, por que la señorita seguía diciendo que no le importaba y que quería una hermana.
──¡Tu tía Hatice te dará una prima!
──¿¡Perdón?!
──Si, así es, tu tía te dará muchas primas.
──No, ¿Qué te pasa? ──Rio Suavemente.──Estoy segura de que tu padre te dará varias hermanas.
──No, loca.
──Tu madre.
──¿Qué mi abuela que?──Pregunto Raziye.
──No nada.──Respondimos los dos.
Sin duda este era un día normal en Topkapi, donde estábamos todos en paz y conviviendo tranquilamente.
Quien diría que con la llegada de esa mujercita se voltearía la paz.
YA ESTA SI ES LA VERSION, CORRI A ESCRIBIR EN LA LAPTOP.
A ver mis reyes, ¿De cuando acá yo saco un capitulo que dure menos de 1 minuto?
No, eso si jamás, si un capitulo mío no llega a las 700 palabras, no lo subo, yo quiero que tengan calidad y que disfruten del contenido.
Sin más que decir, los quiero mucho :)
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¿Ahora soy Suleiman?
Historical FictionMateo, un joven que es considerado el nerd del salón, no tiene vida social, mucho menos amigos, bueno, si hay una, pero no es muy relevante para él. Su único pasatiempo es leer libros e investigar sobre la historia otomana, su favorita admiraba much...