Mateo, un joven que es considerado el nerd del salón, no tiene vida social, mucho menos amigos, bueno, si hay una, pero no es muy relevante para él.
Su único pasatiempo es leer libros e investigar sobre la historia otomana, su favorita admiraba much...
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Regresé al palacio luego de seis años de guerra. Logré conquistar varios territorios en ese entonces, agrandando el imperio. Estaba emocionado; la última vez que había visto a mis hijos, tenían entre trece y nueve años.
──¡Suleiman!── La Haseki imperial salió corriendo del palacio cuando puse un pie en el jardín. Corrió hasta envolverme entre sus brazos de la manera más cariñosa posible.
Sonreí. Su aroma a rosas y a pan dulce no había desaparecido en todos estos años. Una paz inmensa me invadió cuando supe que ella estaba ahí conmigo.
Y mi sonrisa se agrandó más al ver al príncipe y las dos princesas que estaban en la entrada del palacio haciendo la reverencia correspondiente.
Hurrem me tomó de la mano, y ambos comenzamos a caminar hasta llegar a la entrada. Reconocí de inmediato a mis tres hijos: Mehmed, Mihrimah y Raziye.
──¡Mis niños!── Grité emocionado mientras soltaba la mano de mi esposa y corría a envolver en mis brazos a mis tres retoños. Me era imposible verlos así de grandes; para mí, seguían siendo los niños de trece, diez y nueve años que vi por última vez.
Pude escuchar sus risas y sus voces por un rato antes de entrar a Topkapi. Todo el mundo, al vernos pasar, hacía la reverencia correspondiente. Caminé hasta mis aposentos seguido por mi amada y mis tres leones.
──Mi Sultán.── La gobernante de Anatolia hizo la reverencia con una sonrisa.
──Mi Hatice.── Tomé sus manos entre las mías. ──Espero no haberte causado muchos problemas al pedirte en los últimos dos años que vinieras a apoyar en la capital.
──Claro que no, Hermano. Gulbanur y Bayaceto amaron la capital.
Gulbanur y Bayaceto eran sobrinos míos, hijos de Hatice y Husrev. Los dos eran chicos buenos y calmados en todos los sentidos.
Mantuve conversaciones un rato más con ella y con mis hijos. Claro que saludé a Ayse Hafsa, Mükerrem y Handan. Luego de hacer todo ese protocolo, pedí quedarme a solas con mi amada. Hacía mucho que no la veía y quería conversar de temas privados con ella.
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