21|Provincias.

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──Bien, ¿Qué es lo que desea discutir conmigo, señor de los otomanos?── Bromeó mi pelirroja mientras me tomaba la mano para sentarse sobre mis piernas y depositar un tierno beso

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──Bien, ¿Qué es lo que desea discutir conmigo, señor de los otomanos?── Bromeó mi pelirroja mientras me tomaba la mano para sentarse sobre mis piernas y depositar un tierno beso.

──Mi amada de cabellos de fuego.── Murmuré. ──Dime, ¿ha pasado algo durante estos seis años?

──Nada relevante, ya sabes. Ayse Hafsa y sus dos locas queriendo deshacerse de mí, Hatice, Mahidevran y yo como siempre tan unidas. Lo único que me preocupa es Yenisah.

──¿Qué pasa con ella?

──Habla mucho con Ibrahim.

──¿Es eso un problema?

──Suleiman, date cuenta, esto puede ser peligroso. ¿Y si planean algo? Ellos no me dan buena espina.

──Entiendo tus preocupaciones, querida, pero siento que eso no es algo que deba afectarnos por el momento. Los mantendré vigilados.

──Bien, confío en ti.── Mi pelirroja soltó un suspiro y luego enfocó su vista en mí. ──¿Hay algo más de lo que desees hablar, querido esposo?

──Quiero enviar a los príncipes a provincias, pero no sé si es el momento adecuado.

──Kasim y Korkut ya deberían irse, pues ambos ya tienen las edades suficientes, lo cual sería mejor para nosotros, o bueno, para mí, pues no tendría que ver a Mükerrem y Handan durante bastante tiempo.

──¿Y qué hay de Mehmed?

──Él no. Todavía es un niño; solo tiene dieciséis años, no está preparado.

──No quieres irte, ¿cierto?

Hurrem soltó una risita nerviosa y acarició mis mejillas con sus manos. Sí, era obvio, no quería irse de Topkapi, pero por más que Mehmed se fuera a gobernar su provincia, yo no dejaría que ella se fuera.

──Es que si no me voy yo, podría ocurrirle lo mismo que le pasó en la historia original, y no quiero perder a mi príncipe. ¿Recuerdas por qué te pedí que solo tuviéramos dos hijos?

Inmediatamente, mi mente buscó entre recuerdos aquella conversación, encontrándola después del nacimiento de Mihrimah.


─Suleiman

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─Suleiman.── Llamó suavemente la pelirroja.

─¿Qué ocurre, cariño?── Pregunté mientras cargaba a mi sol y luna con una sonrisa en mis labios.

─No sé qué tal te parezca esto, pero necesito pedirte una cosa.

─Será tuyo en cuanto me lo pidas.

─No quiero tener más hijos.

Mi sorpresa no pudo ser más grande. Volteé a verla con confusión y al ver su mirada suplicante, me senté con ella.

¿Y eso?

─No quiero pasar por el dolor de perder a mis hijos, no quiero ser como la Hurrem original que tuvo tantos hijos y los vio morir uno por uno. ── Hizo una pausa mientras suspiraba. ──Con Mehmed, Raziye y Mihrimah estamos completos.

Ni siquiera iba a negarme, pues Diana tenía razón al pedirme eso. Entendía perfectamente el por qué, por lo que decidí hacer caso a su petición y no tener más hijos.

─Como ordenes, Mi Sultana.


Mi mente volvió a la realidad y la miré, asentí con la cabeza ante su pregunta.

─¿Cómo podría olvidarlo?

─Es por eso, no quiero separarme de ti.── Me dio una sonrisa. ──Pero al mismo tiempo sé que si no voy con Mehmed, él morirá.

─¿Y si van Raziye y Mihrimah?── Pregunté inconscientemente.

─Esa podría ser una buena idea.── Hurrem sonrió y me miró. ──Claro que irán con supervisión de Raziye, pues ella es la más responsable aquí.

─Así podremos tener más tiempo tú y yo, y por fin habrá algo de paz en este palacio. Ojo, no me refiero que con los tres terremotitos no la haya, pero sin duda será un aliento de paz.

─Es como unas vacaciones pequeñas de ellos.── Rió Hurrem mientras acomodaba su cabeza sobre mi hombro. ──Tengo sueño, durmamos un poco.

Sonreí mientras me acomodaba con ella. Sin duda, mañana por la mañana habría ciertos problemas.

Y vaya que no me equivoqué. Lo primero que nos enteramos al despertarnos fue que Mihrimah y Raziye habían enviado a una concubina a los aposentos de Mehmed.

─¿¡No les dije que me consultaran antes?!── Regañó una Hurrem enojada.

─Todos los príncipes ya tienen una favorita. Mehmed no podía ser la excepción, madre.── Explicó Mihrimah.

─¿Siquiera investigaron a la mujer?

─Claro.── Intervino Raziye. ──Su nombre es Anastasia, tiene catorce años, tiene una hermana menor cuyo nombre es "Melissa", es de origen griego y es hija de un comerciante.

Hurrem, Mihrimah y yo miramos a Raziye con sorpresa. ¿En qué momento ella había investigado todo eso?

─¿Qué?── Preguntó como si fuera obvio. ──No iba a mandar a una desconocida con mi hermano. Cuando hice la pregunta de su nombre, era porque yo ya sabía la respuesta.

─Me hiciste quedar como bruta.── Murmuró Mihrimah mientras reía. ──Bien, queridos padres, ¿Qué era lo que deseaban decirnos?

─Sus hermanos irán a una provincia.

─Adiós, mami, te escribiré seguido.── Bromeó Mihrimah acercándose a Hurrem para darle un abrazo.

─Eso debería decirlo yo, hijita. Las que se irán serán ustedes.

─¿¡Qué?!── Preguntaron las dos a la vez.

─Necesito que ustedes sean mi voz y mis ojos en Manisa. Confío en ustedes para que esas brujas no puedan hacerle nada a tu hermano.

─Claro.── Habló Mihrimah más calmada. ──Cuenten con eso, protegeremos a Mehmed de todo, pero dime algo, ¿Ya les informaron a las demás consortes?

─A eso íbamos, por eso las llamamos a ustedes primero.

Al pasar de algunos minutos, entraron las dos que faltaban junto a la Valide. Una vez di la noticia, las reacciones fueron diferentes. Ayse Hafsa, como siempre, se molestó y las otras dos se emocionaron, hasta que escucharon que ninguno de sus hijos obtendría la tan anhelada Manisa. Sin embargo, ninguna se atrevió a reclamar.

Yo gobernaría el estado completo, Hatice gobernaría Anatolia, Mehmed Manisa, Mahmud Kutahya y Korkut Amasia, así de simple.

Al haber hecho esto, no había hecho más que abrir las puertas para la guerra por el trono.

¿Ahora soy Suleiman?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora