Mateo, un joven que es considerado el nerd del salón, no tiene vida social, mucho menos amigos, bueno, si hay una, pero no es muy relevante para él.
Su único pasatiempo es leer libros e investigar sobre la historia otomana, su favorita admiraba much...
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Caminabamos por los pasillos junto a Hatice, pues ya regresabamos de dejar a los niños en compañia de su madre y su abuela.
La Sultana Hafsa nos había practicamente botado, argumentando de que queria estar un tiempo a solas con Mukerrem y conversar de cosas que solo las mujeres de la dinastía sabían.
En lo personal, ni hice drama y salí junto a Hatice y Mahidevran de esa habitación, mientras ellas dos hablaban animadamente, yo me cuestionaba como evitar la epidemia de la peste que ocurriria en ocho años, pues no queria que nadie muriese en esa epidemia.
Tenía que empezar a buscar soluciones desde ya, pues aunque ocho años pareciera mucho tiempo, era bastante poco, los años tenían esa habilidad de pasar bastante rápido.
──¿Haremos eso entonces?──Pregunto Mahidevran con su habitual sonrisa.
──Si, haremos eso.──Aseguro Hatice.──Ahora vuelve al harén, yo me encargare de lo demás.
──¿Y si el Sehzade escucho?
──¿De que hablan?──Voltee a verlas.
──¿Ves? Te dije que Suleiman no escucharia nada.──Río Hatice.──Nada importante, ya sabras luego.
Mahidevran hizo una reverencia y se fue riendo por los pasillos, dejandome solo con Hatice de nuevo.
──¿Me vas a contar?──Pregunte cuando estuvimos solos.
──No, ya lo sabrás.──Respondio ella con una sonrisa.
──Allah, te pido que no quemen Topkapi.
──Nadie va a quemar nada.
Avanzamos mas entre los pasillos de Manisa, haciendonos bromas entre nosotros dos y contandonos cosas sin sentido.
Mientras hablabamos entre nosotros, Hatice no se dio cuenta de donde iba, por lo que chocó con alguien.
──Lo lamento Sultana.──Se disculpo el hombre.
Reconocí la voz del sujeto, una voz que todos conociamos muy bien, pues la habíamos escuchado muchas veces en el pasado.
El rostro de Hatice se desfiguro y comenzo a jadear, instintivamente se llevo las manos al pecho en busca de que le entrase aire, y yo por mi parte, me posicione delante de Hatice, cubriendola con mi brazo.
──Ibrahim.──Llamo ella con la voz rota.
──¿Me recuerda?──Pregunto él con una sonrisa.──Solo nos vimos una vez, me siento honrado por esto.
Hatice llevo sus manos a sus orejas, intentando parar sonido alguno y dejar de oir.
Ibrahim intento tomarle una mano, por instinto tome la mano de Ibrahim y la aleje de Hatice, creo que mi mirada hablo por mi, pues, Ibrahim saco su mano y miro al suelo.
Hizo una reverencia y se fue, me voltee para ver a Hatice, ella se desmayó justo en el momento que me voltee, logre atraparla, la cargue y la lleve a sus aposentos.
Las siguientes horas me quede cuidando de Hatice, la cuál no reaccionaba, le cambiaba el trapo cada cinco minutos y le daba leves golpecitos con la esperanza de que regresara en si y despertase.
──Ibrahim...──Llamo ella aún sin despertar.
──Coño Hatice, no puede ser que quieras volver a ese circulo vicioso.──Dije pensando seriamente si aventarle el balde con agua para ver si se despertaba.
La hija de Selim I abrió los ojos y miro al techo, sus ojos estaban rojos y de ellos aún salían lágrimas.
──Ibrahim...¿Donde esta?──Pregunto lentamente.
──En alguna parte de Manisa y por favor no pienses en él.──Pedí.──Eso solo te hace daño.
──No pensé volver a verlo.
Enarque una ceja, ¿En serio mana?, ¿De verdad no creias volver a verlo sabiendo que viven en el mismo imperio y que estan en el mismo palacio y territorio?
──O al menos no tan rápido.
──Hatice, sabías de que lo ibas a volver a ver.──Suspire.──Descansa un rato, y piensa en tus siguiente movimiento, no seas emocional y piensa con la cabeza fria.
──¿Que hare ahora?
──Pensar con la cabeza fria y no cometer una locura, eso haras.──Coloque otro pañuelo frío en su frente.──Confio en que sabes como mantenerte al margen.
──Él siempre me hizo sentir fuera del margen.
──Entonces aprenderas a estar al margen cuando este cerca tuyo, erss una Sultana, date tu lugar y comportate.
──Sera difícil.
──Tendras que hacerlo.
Hatice cerro los ojos aún llorando, sabía que ella en estos momentos deseaba gritar y botar todo a su alrededor, no podia hacerlo, la primera razón, no la dejaria hacer una desastre en el cuál podria salir lastimada, la segunda, no iba a permitir que gritase.
Como se le ocurriese hacerlo, le pondria el trapo en la boca.
──Tu estaras a mi lado, ¿Cierto?
──Siempre.
──No me dejes sola Suleiman.
──Nunca lo hare.
Hatice tomó mis manos entre las suyas y me miro con una mirada que expresaba tristeza, una tristeza que venía del alma.
Acaricie su frente con cariño, no iba a dejarla sola nunca, iba a protegerla de todo.