07|Mis primeros hijos.

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Bien, puedo asegurar de que ahora estaba completamente adaptado a mi nueva vida

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Bien, puedo asegurar de que ahora estaba completamente adaptado a mi nueva vida.

Ya tenía más de seis meses aqui, había pasado esa cantidad de tiempo desde que transmigre al cuerpo del Magnífico.

Hatice y yo seguíamos siendo igual de unidos como siempre, nuestra relación con Uveys seguía siendo la mejor.

Ahora él y Mahidevran estaban en una relación oficial, pues ambos estaban juntos y mejor que nunca.

Todo marchaba perfectamente bien en mi vida, ignorando que la salud del Sultán Selim I se deterioraba rápidamente, cosa que tenía preocupadas a la Sultana Hafsa y a la sultana Hatice, la cuál temía lo peor.

Últimamente ni habia hablado con ella, pues paraba rozando en algún lugar de por la salud de su padre.

Para nadie era secreto de que ella amaba con devoción a su padre, y que estos dos eran muy unidos, de alguna manera u otra era natural de que Hatice estuviese tan preocupada.

Por otro lado estaba Mükerrem, bueno, su embarazo iba avanzando cada día más, claro estaba, y bueno su personalidad no era ni buena ni mala.

Era una mujer seductora y segura de si misma.

Fuera de eso, me había autoobligado a convivir con ella, pero los que si había descubierto era que no la soportaba, era demasiado exigente y si personalidad cambia muy rápido.

Prefiero creer firmemente de que es por las hormonas del embarazo, pues realmente no les tomaba mucha importancia a ella.

Casi siempre me encontraba huyendo de ella, su personalidad era demasiado absorbente y necesitaba respirar.

Afortunadamente estaba mi hermano para cubrir mi mentira con un: "Estamos entrenando."

Y pasabamos horas y horas en el jardín.

Actualmente me encontraba leyendo un libro de manejo de imperio, algo en mi me decia que debia prepararme para gobernar, pues realmente yo nunca había hecho eso, ni de cerca estaba de ser un principe en mi tiempo original.

──¡Mi príncipe!──Grito una Kalfa entrando a la habitación agitada.

──¿Que ocurre?──Pregunte sin despegar mis ojos del libro.

──La señorita Mukerrem, esta en trabajo de parto, sus hijos vienen en camino.

Hatice entro salavajemente a mi habitación acompañada de Mahidevran, ambas me miraban con curiosidad y miedo.

Le pedí a la Kalfa que se retirase y me dejase a solas con las dos señoritas.

──Mi príncipe, Allah mediante tendra a un sehzade sano dentro de poco.──Dijo Mahidevran con una sonrisa.

──¿Como estas?──Hatice se sentó a mi lado y me miro con cariño.

──Ni se como sentirme.──Le dije en tueco antes de cambiar al Español, idioma que Hatice y yo usabamos cuando no queriamos que nadie supiese de lo que hablábamos.──Ni siquiera es mi hijo.

──Bueno es eso cierto.──Sonrió levemente.──Pero intenta mirarlo como tal, ya no eres Mateo, eres Suleiman.

──Cierto, en fin, realmente no estoy listo para esto.

──Nadie lo esta.──Sonrió Hatice.──Cuando tuve a mi primer hijo entre mis brazos, fue la cosa mas bonita del mundo, no hay una felicidad que se compare con eso.

──Hasta que te quedaste dormida amamantandolo y murió.

──Suleiman, no te digo nada por el simple hecho de que tienes Autismo, de lo contrario, ya te habria ahogando ahora mismo.

──Lo siento.

Y antes de que Hatice pudiese decir algo más, entro la mujer nuevamente a informarme de que ya habían nacido los hijos de Mukerrem y Suleiman, eran un sehzade y una Sultana.

Ya sabía cuales serían sus nombre, el del Sehzade seria Mahmud y el de la niña Raziye, los cuales dentro de ocho años morirán por una epidemia de peste negra en el palacio.

Cargue a Raziye y la acurruque en mis brazos, ella era una niña preciosa, y Mahmud era un Sehzade sanó.

Hatice y Mahidevran junto con Ayse Hafsa se habían quedado fascinadas al ver a los nuevos miembros de la familia otomana.

Mire a los niños, ya sabía de que morirían ellos en un futuro, ahora evitaria que ellos muriesen, queria que llegasen a edad adulta.

Mi mirada inconscientemente se desvío a Mükerrem, y si existió alguna sonrisa en mi rostro, les aseguro que se extinguió al ver la mirada sedienta de poder de la concubina.

Iba a frenar a esa señorita antes de que se le subiesen los humos a la cabeza.

¿Ahora soy Suleiman?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora