VIII

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Jungeun se encontraba mirando la puerta principal de MondHotel. Sus manos sudaban. Yeojin se dedicó a enseñarle como trabajar, dándole consejos y enseñándole muchos lugares de MondHotel. Conoció el spa, el gimnasio, la sala de juegos, el estacionamiento, la cocina y la bodega. Este último no entró, le explicó que si necesitaba algo solo debe de pedirle a Yves que lo saque ya que ella ni Hyejoo podían entrar ahí.

-¿Qué tan alta es la temporada alta?-

-Muy alta-respondió Hyejoo-No importa cuanta gente veas, solo es un quinto de nuestro clientes-Jungeun, sin dejar de mirar la puerta, inclinó la cabeza-recuerda que hay otras entradas-agregó.

-El hotel no debe de ser tan grande-

-No conoces nada del MondHotel-habló Yeojin

-Siempre tiene habitaciones disponibles-

Miró a Hyejoo que tan solo miraba la hora en el reloj en la pared. Las tres se encontraban con un uniforme totalmente burdeo que rozaba lo ridículo. Con un pantalón de tela, unos zapatos formales y cómodos para correr, una chaqueta sin mangas y una camisa un tono mas claro, delgada para facilitar el soportar del calor del lugar. A Jungeun no le desagradaba usarlo, de hecho, al ser un color opaco, lo encontraba bastante cómodo. El problema era el sombrero de plato que tenia el logo del MondHotel en el centro.

Se lo acomodó mientras suspiraba una maldición. Se sentía ridícula trabajando por la paz de un hotel. No quiso verse en el espejo para no aumentar el sentimiento de ridiculez, se miró cuando no se colocó el sombrero y notó que se veía bien. Cuando vio a Hyejoo con ello y quiso reírse, se negó a verse de nuevo, se quedaría con la buena imagen.

Yeojin era la única que no le incomodaba ni el color ni el sombrero, ella se veía hermosamente tierna. Con un vestido con tiras, una camisa y un peinado extraño que se hizo para sujetar bien el sombrero. Se veía tan bien que no pudo evitar sacarse un par de fotos mientras Jungeun maldecía a la persona que creo el uniforme.

Las tres se encontraba con un estado de animo completamente distinto. Jungeun estaba nerviosa, preguntarse si podía hacerlo bien. Yeojin estaba emocionada, encontraba entretenido trabajar y pensaba que hacerlo podria hacer que sus padres la vuelvan a mirar. Hyejoo solo quiere irse a dormir.

Cuando la manilla del reloj marcó las ocho de la mañana, Hyejoo caminó tranquilamente hacia la puerta y Jungeun escuchó voces acercarse. Hyejoo agarró la manilla, soltó un largo y agotador suspiro, cerró los ojos por unos segundos y al abrirlos sonríe de una forma tan bella que la hace irreconocible. Jungeun se asombró por eso, pero ese sentimiento no dura mucho, ya que la puerta se abrió y entra una estampida de gente hablando e ignorando su presencia.

Con rapidez comenzó a copiar los movimientos de sus compañeras y siguió cada consejo de Yeojin. Agarró todas las maletas que pudo de un grupo de persona que parecían ser cercanas. Las colocó sobre un carrito dorado y automáticamente se convirtió en su moza personal. Empujó del carro para seguir a las personas hacia la recepción. Yves estaba recibiendo una gran de billetes y entregando sin parar llaves del lugar. No fumaba y también usaba el ridículo uniforme. Jungeun sintió un poco de pena por hacer el trabajo sola, ignorando completamente como había llaves y billetes flotando a su alrededor.

Luego de ver como el grupo de persona recibía sus llaves, ella miró su numero y los guio hacia su cuarto en silencio. Al llegar al piso indicado siguió sus propias palabras y alzó la mirada para ignorar la incomoda alfombra y se dedicó a mirar los números. Eso tampoco era una tarea facil como se lo esperaba. Los números no estaba en orden por lo que debía de buscarlo entre los raros pasillos. Cuando logró encontrarlo, abrió la puerta, entró junto los clientes, acomodo las maletas y salió corriendo del lugar para recibir a las otras personas.

Mondhotel [Loona| Artms| Loossemble]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora