XIII

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Jungeun miraba el periódico sobre su cama. Su corazón latía con fuerza, estaba pálida y sudorosa. Trató de apartar la mirada del papel con una foto suya para intentar pensar. Caminó en círculos por la habitación y con un nudo en el estómago agarró con fuerza el papel, con la esperanza de que la foto fuera por otra razón.

Sus ojos recorrieron las palabras que leía con una mezcla de tristeza y horror. Las letras parecían saltar de las páginas, recordándole los detalles que tanto deseaba olvidar. Detalles que solo ella y el perpetrador podrían conocer. La habitación parecía cerrarse a su alrededor mientras seguía leyendo, su mente luchando por asimilar la magnitud de lo que estaba frente a sus ojos.

Las lágrimas comenzaron a emerger de sus ojos mientras el peso de su crimen se asentaba completamente. Arrugó el papel y lo tiró con fuerza al suelo. La culpa la consumía y el miedo de ser descubierta le hacía difícil respirar. La habitación que una vez había sido su refugio se convirtió nuevamente en su infierno. El tiempo parecía detenerse mientras Jungeun se enfrentaba a las consecuencias de sus acciones.

-¿Qué hago? -susurró mientras miraba a su alrededor. -¿Qué hago? -no dejaba de repetir y un golpe en la puerta la hizo congelarse.

-¿Jungeun? -era una voz masculina. -Kim Jungeun, abre la puerta inmediatamente. -Miró la ventana y corrió a asomar su cabeza, si saltaba desde el sexto piso moriría. Se mordió el labio con tanta fuerza que le sangró y con eso abrió la puerta.

-Buenas noches -susurró, tratando de ocultar su pánico.

-Jungeun, estás bajo arresto por el asesinato de tus padres. -La voz del hombre era fría y desprovista de emociones, mientras que las palabras caían como un martillo sobre la mente de Jungeun, aplastando cualquier esperanza de escapatoria. Su respiración se volvió más rápida, sus piernas temblaron y todo su ser se sintió como si estuviera colapsando.

Sintió cómo el hombre la esposaba y luego tiraba de ella para llevarla. En silencio y con una falsa tranquilidad, siguió al hombre que era acompañado por otros dos. Caminaron hacia el ascensor y logró ver a Hyejoo apoyada en la pared, mirando la escena como si fuera algo que se esperaba.

-Señorita, váyase a su habitación, esto no es un espectáculo -dijo un policía.

-Solo soy una trabajadora -respondió sin ganas. -¿Necesita algo?

-Nada -respondió el hombre.

-No le estaba preguntando a usted, se lo preguntaba a mi clienta. ¿Necesita algo?

-No... -recordó la carta de entrada: "Como huésped, tendrá acceso a todas nuestras instalaciones. Además, nuestro no tan amable personal estará siempre disponible para atenderle ante cualquier necesidad que pueda tener ¡Aunque sea algo inhumano!" -Necesito escapar -susurró, esperando que esté dentro de los trabajos de Hyejoo. La menor sonrió. 

-Señorita, quédese en silencio. -El hombre forcejeó para que siguiera avanzando, pero Jungeun se quedó quieta, esperando una reacción de Hyejoo.

-¿Necesita escapar o necesita que los policías se vayan? -preguntó Hyejoo.

-Que se vayan.

-A sus órdenes -dijo con una reverencia. -Su pedido estará listo en 15 minutos.

-Siga caminando y no hable. -El hombre tiró con tanta fuerza que a Jungeun no le quedó otra opción que seguir caminando.

Sin dejar de mirar a Hyejoo, Jungeun continuó siguiendo al hombre que la custodiaba, mientras la sensación de derrota y desesperación se profundizaba en su interior. Las palabras de la acusación seguían resonando en su mente, martillando como un eco constante. Sentía como si estuviera atrapada en una pesadilla de la que no podía despertar. Iba caminando hacia su sentencia y, aunque no le temía a la prisión, no quería llegar al primer piso y ver cómo Yeojin la veía esposada por asesinato.

Mondhotel [Loona| Artms| Loossemble]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora