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—Maldita sea—susurró Kahei en chino—Esto es difícil—dijo en un mal coreano.

Había logrado hacerse cercana a Jungeun en menos de una semana y en dos semanas ella le dedicó todo su tiempo en enseñarle coreano. Decía que ya no le entretenía muchos las maravillas del hotel, que luego de un tiempo, la piscina y las fiestas habían perdido su atención.

Todo iba bien para Jungeun, solo para ella. Jinsoul había dejado de hablarle a Kahei, pero no la dejaba sola. Kahei la veía la mayoría del tiempo, acompañándola en sus clases de coreano y, luego de un mes, en su intento de volver a caminar.

—Lo estás haciendo bien—le dijo Haseul— puedes tomarte tu tiempo.

—¿Para qué?—dijo Jinsoul y todos sabían que diría algo desagradable—De todas formas morirá pronto, ahí podrá caminar sin ningún problema.

—Jinsoul, mantente callada—dijo Heejin—Lo está haciendo bien y, si quiere disfrutar un poco de vida que le queda, debe de aprender a caminar nuevamente.

—Vamos, un paso más—la animó Jungeun. Kahei apretó la barra de sus costados y, con Jungeun y Haseul sujetando su cadera, trató dar otro paso—¡Bien hecho!

—No soporto esta Jungeun—dijo Hyunjin—Es muy feliz.

—Pero tiene un hermoso gusto en ropa—susurró Jinsoul, adoraba que en cada época los vestidos sean cada vez más cortos, ahora las faldas llegaban hasta un poco más abajo de sus rodillas. Heejin y Hyunjin asintieron, no podían negar que se veía bien.

El tiempo pasó, y Kahei hizo un progreso notable. Poco a poco, luego de 5 meses, comenzó a ocupar tan solo un bastón para trasladarse en MondHotel. Todas la acompañaron en cada una de sus sesiones y todas estaban feliz de que lo hubiera logrado.

Un día, mientras leía un libro en coreano que le prestó Jungeun, Kahei se encontró a Jinsoul observándola en silencio desde la puerta de la habitación. La expresión de la mujer era vacía, pero de todas formas supo que algo pasaba, no era común que la viniera a visitar.

—Kim Lip ha despertado—dijo mientras se sentaba a su lado e hizo un puchero—Si quieres ir a conocerla, se encuentra hablando con Heejin y Haseul en su habitación.

—¿Tú no iras?—Jinsoul la ayudó en levantarse.

—No—susurró—Tengo que trabajar, es Halloween, un día donde es más fácil matar a la gente del susto.

—Pero ya mataste a 12 hombres ayer. 

—Y la guerra mata a más de 100 personas al día como si nada. 

—No entiendo tu odio a la guerra ¿Cómo una asesina en serie odia que la gente muera?

—Dos cosas: Una, no soy una asesina en serie, solo mantengo a Mondhotel con vida para que no te coma, deberías de agradecerme. Dos, la guerra es cruel, en mi época no había bombas, pistolas ni tanques. Corea era una, China no se metía en guerras, no, eso sí pasaba. Pero no veía muertes en masas, lo más horrible que me pudo haber pasado, es que me quemaran por bruja. La humanidad es cruel, siempre pensé eso en mi época, pero ver que cada vez peor, me hace no tener piedad con la gente que sacrifico, pero también sé que no toda la gente es así. Jungeun, Haseul ni tú no lo son.

—¿Y Kim Lip?

—Ella es mala, esta loca, es cruel, odiosamente sensual y, lo peor de todo, el amor de mi vida. Así que deja de preguntar estupideces y ve a conocerla—Le dio un leve empujón—Recuerda no morir—le cerró la puerta en la cara. 

Kahei se quedó mirando la puerta por unos segundos y luego se dio vuelta para ir hacia la habitación 602. Cojeando con el bastón de madera que le regaló Haseul, caminó hacia al ascensor. Estaba nerviosa, había escuchado a Hyunjin el cómo era Kim Lip y el que fuera la pareja ideal de Jinsoul le hacía esperar a una persona cruel, una tan cruel que fue capas de crear a MondHotel. 

Mondhotel [Loona| Artms| Loossemble]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora