XII

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La muerte de Yves mantenía a Jungeun y a la propia Yves en un estado decaído. Sin embargo, todo a su alrededor seguía con normalidad. Jungeun regresó a trabajar como lo hizo el día anterior de ver a sus compañeras. Las observaba de reojo pero pensaba que eran simplemente clientes más. Estaba muy ocupada como para prestarles atención. Atendía pedidos sin dudar, subiendo y bajando constantemente, y dejando de mirar extrañada a los clientes peculiares. Parecía una trabajadora experimentada.

Pero nada era como antes.

Al terminar su turno, caminaba en silencio hacia su habitación, donde encontraba la comida ya servida. Se sentaba a comer en silencio, con la mirada perdida. Extrañaba las voces ruidosas, a esas chicas caóticas de las que ni recordaba los nombres. Después de comer, se iba directo a la cama a dormir, lo que resultaba cada vez más difícil. Se sentía sola y le dolía. La única persona con la que convivía era Yeojin. Hyejoo también se había alejado de todo, solo trabajaba y dormía.

-Es extraño -susurró, llevándose la mano al pecho. Tenía el corazón acelerado y una extraña emoción, como la de un niño que espera ver a su amigo al día siguiente, siempre la sentía antes de dormir, pero nada sucedía. Pensaba que no había un sentimiento tan horrible como despertar con esa emoción desvaneciéndose.

Sumida en sus pensamientos y emociones, Jungeun estaba atrapada en una espiral de nostalgia y soledad. Quería entender por qué se sentía así, qué era lo que extrañaba, o si simplemente era ansiedad.

Casi dormida, sintió un cuerpo a su lado. Con los ojos cerrados, se dio la vuelta y lo abrazó con fuerza, buscando la seguridad en ese contacto para dejar de sentirse sola, sin saber por qué, funcionaba.

En sus sueños, comenzó a llorar. Jinsoul la miraba en silencio y la abrazaba de vuelta. El dolor de verla sufrir cada noche era mayor que el dolor de Jungeun. Se sentía inútil al no poder hacer más que abrazarla, sin siquiera estar segura de si Jungeun era consciente de su presencia o si recordaba su nombre.

Siempre era lo mismo y no lograba acostumbrarse.

Hace muchos años, era Kim Lip quien la abrazaba mientras lloraba. Recordaba claramente cómo la consolaba y trataba de animarla, aunque no entendiera por qué lloraba. En esos momentos, Kim Lip siempre estaba a su lado sin dudarlo. Se arrepentía de no haber sabido disfrutar plenamente de esos momentos juntas, lo cual la enojaba; tenía ganas de golpear a la Jinsoul viva.

Permaneció abrazándola hasta que los primeros rayos de sol aparecieron. Se levantó con dificultad, Jungeun no quería soltarla. Cuando finalmente lo lograba, se apoyaba en la pared para observar cómo abría los ojos ante la primera alarma. Se quedaba en silencio para acompañarla mientras se preparaba para trabajar. Mientras Jungeun se duchaba, Jinsoul preparaba su ropa y arreglaba la cama. Mientras desayunaba, Jinsoul comenzaba a hablarle, compartiendo historias de sus años juntas con emoción. Le contó cómo se conocieron en ese mismo hotel, cómo empezó a vivir allí antes de que Jungeun de esa época apareciera. Le contó que trabajaba para el hotel porque Heejin le dijo que debía seguir una tradición para matar a algunos hombres. Le habló de la primera vez la vió, en la recepción donde tenia que remplazar a Heejin, de cómo su corazón se aceleró y sintió que siempre supo que fue un amor a primera vista. Después de eso, solo hablaban en el bar.

-En todas tus vidas, nunca has sido una buena bebedora -comentó y se quedó en silencio al ver que Jungeun se levantó para lavarse los dientes. Entonces se dedicó a recoger los platos y se fue a trabajar.

Cuando salió de la habitación, soltó un largo suspiro y se dirigió a la habitación de enfrente. Entró sin golpear la puerta y sin ganas de trabajar. Se encontró con un hombre durmiendo y fue a cerrar las cortinas.

Mondhotel [Loona| Artms| Loossemble]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora