El sonido fue estruendoso aun bajo el agua, había usado la energía presente y rompió la tensión del salón, sentí que había hecho un buen trabajo.
Ahora...debía distraer a este rey, mantenerlo aquí lo suficiente como para asegurarme que estará lejos de mi alcoba lo suficiente para notar la anormalidad y luego buscar una excusa para irme pronto por mi bebé...
Al verlo en el trono con una expresión de sorpresa, forcé una sonrisa en mi rostro es tiempo de ser una cándida esposa.
"Tu puedes hacer esto Abril, eres una princesa de un prospero reino, tienes un bebé y un esposo que te ama lo suficiente como para venir por tí a un reino al parecer muy peligroso, si él puede correr ese riesgo tú también, no te dejes engañar por ese impostor por muy amable que parezca". - Una vez mi mente estuvo clara, procure tener un pensamiento positivo para que no dudará de mi, Rukh me explicó que los Ragness podían ser muy sensibles al estado anímico de las féminas y no podía permitir que me descubriera.
Pese a estar frente a él aún tenía una sensación de anticipación en el corazón , ¿Qué es lo que sucede ahora? ¿Caería bajo sus encantos nuevamente? no debería ser tan manipulable, por lo que habia visto hasta ahora los ragness me temían.
¿Te encuentras demasiado ocupado ahora..? - Aclaré mi voz, fingiendo interés.
Tratando con algunos acuerdos entre territorios, eso es todo.. - Sallatiel, se recompuso pronto, en cuanto iba fijar mi vista a quien estaba frente a él se apresuró a hablar. - ¿Qué haces aquí? creí que descansarías aun en tu alcoba, diste a luz hace poco. - Su tono de voz era muy amable..., pero decidí mantener mi corazón fuerte, me sentía extrañamente ansiosa desde que me acerque a la puerta, creí que era por él, pero no parece ser la razón...
Quería verte... no puedo descansar sola - Opté por decir. - Me siento algo confundida.. - No era mentira.
Sallatiel parecía complacido con mis palabras y extendió sus brazos.
Ven aquí... siempre sueles acompañarme a las audiencias - Me acogió entre sus brazos - prometo terminar pronto - Acaricio mi cabello con suavidad dándole un beso - Podremos ir a dar un paseo si deseas. - Palmeó con suavidad mi cintura de forma natural y su mano libre se entralazó con la mía.
Miré sus manos, la diferencia de talla entre nosotros era notoria, pero mi cuerpo parecía tranquilo a idea de ser acogido por él... Me arrodille en su regazo sintiéndome algo sorprendida, esto parecía rutinario, no pude evitar sentirme similar a una mascota acariciada.
Esto es familiar... creo que me he sentido así bastante seguido. - Mis pensamientos eran aun algo confusos. Decidi inclinarme a èl con un susurro - Descubri que puedo manejar el agua con mi estado de animo - Debia dejar en claro que era consciente de abrir las puertas de forma poco natural para mi estatura.
Alce mi rostro para ver su expresión, se veía genuinamente complacido conmigo...
Así es tesoro.. - Sus garras se deslizaron por mis cabellos - algunos en tu raza tienen ese don, podrás controlarlo perfectamente con el tiempo, eres maravillosa...
Su rostro no me parecía ajeno, aquellos mechones de cabello verdes plata me eran sumamente agradables a la vista, pero sentía que faltaba algo... y mi respuesta estaba cerca.
Si, debe ser eso.. - Suspiré - Quizás solo te extrañaba un poco... - suspiré nuevamente - Me quedaré aquí contigo por un tiempo, si me siento demasiado mal volveré a mi alcoba y te esperaré ahí... ¿Te parece bien? No quiero interrumpir tu trabajo - Ladeé mi cabeza al preguntar, aquella acción pareció complacerlo aún más.
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La prisión de Zión: Libro III - Ragness
DiversosEnfrentada a un suicidio para regresar a reencontrar a Mellias. Abril se vera obligada e encarar a un destino nunca imaginado.