Estaba sorprendida, un humano estaba leyendo frente a una mesa elegante, en uno de los patios del palacio de piedra; estaba tan impactada que no reaccioné cuando Lefkó me dejó. Descubrí que era Mellias, con un corte de cabello distinto que lograba ocultar a simple vista las puntas de sus orejas, su ropa era moderna y acentuaba su porte varonil, mi corazón se aceleró observándolo ...
No entendía muy bien lo que sucedía, por lo que no sabía si avanzar y preguntarle... o simplemente seguir el ejemplo de Lefkó y retirarme, hasta que su mirada encontró con la mía...
Lucía algo nervioso y su rostro se había teñido de un ligero rubor al verse descubierto.
- ¿Antes...? – Pregunte sin saber cómo seguir.
- La carta que envié con Ikuya... - Se levantó y jaló un poco el cuello de su camisa, intentando ocultar su vergüenza. – Debí haberme equivocado al escribir la hora...
- No, yo... no recibí ninguna carta... - Empecé a mirar en diferentes direcciones, buscando una excusa, ÉL ME ESTABA ESPERANDO .... – Ah..ah.. ¡Si! Debe haber ido a buscarme a la habitación de huéspedes, me he mudado, ya. Tengo el permiso de moverme por todo el palacio. – Volví... - Murmuré – A la residencia...
- ¿La de Blest...? – Su voz tomó un tono inquisitivo.
- Es mía... - Respondí, tarde o temprano él se enteraría de mi compromiso, por lo que era mejor decirlo de una vez. – De ambos... - Corregí.
- Ya veo... - Soltó un suspiro y se llevó el flequillo hacía atrás. – Tenía planeado preparar una cena... pero, ¿Qué te parece solo una charla...? – Me dió una suave sonrisa y me invitó a sentarme donde él había estado hace unos minutos.
Lo observé por un momento, no es que estuviera tensó o forzándose; pero sin duda no actuaba como el Mellias que conocí... como ninguno de los dos que recordaba.
- Esta bien. – Accedí, tomando asiento; para ver una sonrisa brillante de parte de él – mis ropas húmedas mojaban la estancia, empecé a arreglarme un poco ... y a observar los cambios del palacio de piedra.
- Disculpa mi falta de atención... - Dijo deteniéndose al tomar asiento – Debes sentir frio. – También pedí una muda de ropa para ti.
- Ten, puedes cambiarte en esa habitación, también hay algunas toallas secas
- Gracias... - Cuando revisé la prenda que me había dado, era un vestido blanco similar al que había usado cuando llegué. - ¿Qué intentas...? – Murmuré tocando la ropa.
Decidí cambiarme rápido y secar lo mejor que pude mi cabello antes de salir ... Sentí la nostalgia de Nox, ahora tampoco era Mellias ... mi rey ahora es alguien diferente.
- ¿Luce muy distinto a tus recuerdos...? – Me dijo, al notar que prestaba atención al lugar.
- Un poco... - Admití.
- Opino lo mismo... - Volvió su vista al mar - Yo casi lo destruyo, ese día...
- El palacio de piedra ya estaba en ruinas antes de la guerra, Excelencia. – Dije al verlo algo decaído por ello, mientras tomaba asiento frente a él.
- Eso es cierto – Respondió tomando una de mis manos con naturalidad y entrelazándola con la suya, soltando una sonrisa involuntaria. – Tengo recuerdos contigo, en este palacio cuando estaba en perfectas condiciones, y cuando fueron un cúmulo de ruinas...
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La prisión de Zión: Libro III - Ragness
DiversosEnfrentada a un suicidio para regresar a reencontrar a Mellias. Abril se vera obligada e encarar a un destino nunca imaginado.