Pensé que tomaría días... Tras una inesperada ayuda extra por parte de Mellias, Rukh y Lillest, la habitación de Lefkó estuvo completamente limpia cerca de media noche... sin embargo el rey se limitó a ser formal conmigo.
Blest , no pudo mantenerse despierto por más tiempo y Lillest decidió llevarlo a su habitación, se despidió de mí con un beso de buenas noches. Rukh por su parte se fue rápidamente mientras se quejaba que por mi culpa le dolerían los brazos mañana. Solo rodé los ojos ...
Mellias parecía haberse quedado dormido en el diván oculto. Así que decidí disculparme con el causante del caos.
- Lamento que nos hallamos deshecho de la mayoría de tus cosas, pero ... no puedes vivir de esa forma, no es saludable...
Lefkó se había acostado en su gran cama con el rostro hundido en sus almohadas...
La verdad la "limpieza" que hicimos fue una reducción, no dejamos que el mismo objeto se repita más de tres o cuatro veces, ya que parecía tenerle mucho afecto a su pequeña colección.
Se giró lo suficiente como para ver su nariz, pero su flequillo aún escondía sus ojos y su boca mantenía una postura neutral.
- .... - Bajé mi mano – Lo entiendo... no te insistiré, hoy fui injusta contigo. – Solté un suspiro al no obtener ninguna otra respuesta – Me iré ahora...
En el momento en el que me paré Lefkó tiró de mi mano, haciéndome ir de espaldas.
- ¿Haces y dices lo que quieres y luego te vas...? – Su rostro se asomó sobre el mí, dejándome ver su imagen de cabeza.
- No querías hablar conmigo... - Respondí al por fin ver sus ojos azules bajo los flequillos plata. – Creí que debía darte espacio, para que estés solo...
- ¡Ya estuve solo tres años!
Había olvidado algo muy importante... Lefkó se había obligado a crecer antes de tiempo para ser compatible conmigo, aún era un cachorro, quizás no un bebé pero si un niño... un niño que habían obligado a madurar y tomar obligaciones que no quería y que al llegar a casa se encerraba en una alcoba vacía y enorme que le recordaba más su soledad...
¿Manada...?
- Discúlpame... - Me levanté y le di un abrazo – Te dejé esperando...
Tan pronto como le ofrecí mis brazos, se dejó caer sobre mí y me rodeó con todo el cuerpo, hundiendo su rostro en mi pecho podía escucharlo empezar a ronronear finalmente.
- Ahora que Lux es un cachorro, tiene toda tu atención... a mí solo me regañas... ya no te intereso...
- No...- Le acaricie los rizos plata – Yo te amo Lefkó... eres parte de mí y yo de ti... lamento haber sido dura contigo...
- Alzó la vista ilusionado – Soy tu dragón... no puedes amar más a otro... Lucifer, tiene su propio maestro.
No los amo de igual forma... Lux me ha pedido que lo vea como a un hijo...
Lefkó frunció el ceño y volvió a esconderse en mi pecho, abrazándome con fuerza. Me deje caer como peso muerto, esta situación no iría a ningún lado.
- No puedo amar a uno más que él otro.. – Le di un beso sobre sus cabellos y me levanté – Eres mi Dragón Lefkó , solo mío .... eso nadie va a cambiarlo – por fin se relajó . Estoy muy cansada, mañana tengo practica... debo dormir, por favor... no discutas con Lux y llévense bien... - Miré a Mellias. – Lo llevaré a su alcoba...
![](https://img.wattpad.com/cover/168181505-288-k803726.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La prisión de Zión: Libro III - Ragness
AcakEnfrentada a un suicidio para regresar a reencontrar a Mellias. Abril se vera obligada e encarar a un destino nunca imaginado.