Capítulo 5: "Compartir es difícil"

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Cuando llegué a "casa", Lux se había quedado dormido en mis brazos y había vuelto a su forma de dragón por lo que intenté ser cuidadosa al momento de entrar.

- ¿Blest seguirá descansando...? – Murmuré para mí misma ... - Dejé a Lux en el sillón de la salita de estar que había en la primera planta, sin embargo, me llamó la atención que había algunos muebles que no recordaba.

Fui hacía la cocina ya que sentía algo de hambre, después de haber nadado de un lado al otro todo día, preparé lo más sencillo que tuve a mano y me dirigí al comedor para cenar tranquila, pero al alzar la vista vi a un muy sombrío Blest, frente a la intacta bandeja de comida que había preparado para él, antes de irme.

- ¿Blest...? – Me sorprendí un poco por su actitud, pero contando el hecho de que yo también había sido sigilosa podría no haberme notado. - ¿Acabas de despertar? – Pregunte más animada. – Quería hablar más contigo...

- ¿Tú me preparaste esto, verdad...?

- ¿Hm..? Si.. ¿Sucede algo...? ¿No tienes apetito...? – Cuando estuve a su lado tomó mi mano.

- ¿Fue como despedida... o disculpa?

- ¿De qué hablas...? - Le sonreí. – Fui yo quien tomó sus manos. - ¿Qué te preocupa...? – Pregunté al notar que se veía muy cansado. - ¿Llevas mucho despierto...?, tienes que comer algo antes de dormir otra vez... ¿Si?. – Miré su bandeja – Prometo que te prepararé algo distinto la próxima vez, solo come un poco, por favor...

- Antes respóndeme ... - Me miró inexpresivamente - ¿Vas a dejarme...?

- ¿Qué...? – Al escucharlo sentí dolor. - ¿Por qué dices eso...?

- No lo hagas... - Se apoyó en mí, dándome un suave abrazo; no había presión alguna solo un temeroso abrazo. – No me importa recibir menos afecto... me bastará con un poco... no te pediré más... nunca quise que nuestra relación te asfixiará... quería ser tu apoyo; pero ahora solo soy ...

- Blest – Le llamé con firmeza, pero manteniendo el mismo volumen de voz que él para mantener nuestra conversación privada. – No tengo idea de lo que este pasando, pero, quiero que me creas cuando te digo que, no pienso dejarte.

- ¿No lo harás...? – Su mirada se alzo en busca de la mía.

- Nunca lo haré. – Reí – Cielos ,¿Por qué rayos te dejaría? Eso no tiene sentido. – Le di un beso en la mejilla. – Quiero estar contigo todos lo días. Aunque hayas cambiado, no me alejaría de ti ...

- ...... - Su abrazo tomo confianza, volviéndose reconfortante.

- Y si aún tienes dudas ... - Me detuve pensativa. – Te diré todos lo días que te amo. – Sentí mi rostro calentarse al decirlo – Maldición las cosas que me haces decir... - me costó entender lo que sentía. - Blest , tu eres mi único recuerdo del mundo humano, y esa sensación de no poder alcanzarte de desear estar a tu lado ... es lo que permanece en mi pecho ...

- Me basta con saberlo. – Rió al ver mi rostro ruborizado. – Me siento más tranquilo ahora.

- No vuelvas a pensar cosas así por favor... - Suspiré algo molesta a la idea de que dudará de mí, mientras traía mi bandeja de comida para sentarme a su lado. - ¿Tan poca fe te doy..? – Mi volumen de voz tomó un tono normal.

- No... – Negó con una sonrisa cansada. – El inseguro soy yo... - Ver a Lillest y a Mellias vivir aquí, me hace sentir el cuerpo como si tomara un baño con babosas...¡! – Me vió, al escuchar cómo se me caían los cubiertos.

La prisión de Zión: Libro III - RagnessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora