𝟒. 𝐧𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐧𝐳𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐜𝐞𝐧𝐝𝐢𝐨

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advertencia: mención de abuso domestico y abuso de sustancias
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REMUS LUPIN TENÍA LO QUE UNO PODÍA LLAMAR 'PROBLEMAS DE IRA.'

Era una furia al rojo vivo que lo cegaba, sangre latiendo en su cabeza, sus puños deseando por algo para romper. Preferiblemente la nariz de alguien.

Era tan fuerte, no poder controlar tus propios pensamientos, sin racionalizaciones, solo el inexplicable impulso de querer librar algo del polvo. Era la adrenalina que nublaba tu cuerpo, que te decía que continuaras.

Oh, como quería volver a Sirius Black en polvo. Todas esas palabras, todas esas palabras fanáticas y prejuicios. Se preguntó porque tenía que sentir un tirón magnetico hacia el mujeriego recidente de Hogwarts. Quería golpear y patear y gritarle palabras hirientes, palabras que sabía que harían que su perfecto rostro se partiera en dos.

Pero después de todo, después de que te calmaras y comenzaras a recuperar una sensación de escozor en tus dedos, después de que tus respiraciones se equilibraran, después que tu adrenalina desapareciera, solo estas simplemente triste. Después de perder el control, pelear con el dolor intangible que está en tu pecho, te preguntas, Dios, ¿qué está mal conmigo?

Es ese sentimiento aburrido y vacío de la vergüenza, ese resentimiento silencioso hacia todos los que alguna vez caminaran en la Tierra, incluyéndote. Una vez que despojas a una persona enojada de ese subidón, te conviertes en un individuo realmente triste y derrotado.

El enojo es solo una reacción del miedo o la tristeza. No actúa por cuenta propia sino que crece como una armadura protectora sobre tus vulnerabilidades.

Remus Lupin tenía muchas vulnerabilidades. Y de alguna forma, a pesar de sus paredes y fosos y todos los sistemas de seguridad que ponía alrededor de su corazón, Sirius Black había logrado meter a su estúpido trasero.

Así que ahora, estaba sentado en la mitad del suelo en su dormitorio, el cual había destrozado. Podías sentir la sangre caer de sus nudillos, y la sensación palpitante que definitivamente harían que sus manos dolieran mucho si no hacia nada pronto, pero no le importaba. Podía limpiar el dormitorio facilmente con su varita. Un movimiento y todo el caos volvería a restaurarse.

Solo que no quería hacerlo.

Además, el caos-caos no era tan diferente a su dormitorio. La ropa estaba tirada por el piso, pero diferentemente. Tal vez hasta sea una mejora. Los escritorios ahora estaban limpios, gracias a él por haber tirado todo de un movimiento fluido.

Podía escuchar a las personas golpear la puerta, podía sentir el dolor de cabeza creciendo entre sus ojos, podía oler los calcetines repugnantes de James, y su piel se sentía como si estuviera en llamas.

Odiaba lo muy ruidoso que era todo. No solo sonaba sabio, sino que todo era sabio. La vida era muy intensa y brillante y ruidosa y susceptible y él solo quería acurrucarse en una bola y cerrar sus ojos con fuerza y nunca volver a ver a otro humano.

Hablar era sobrevalorado. Las interacciones eran sobrevaloradas. La vida era sobrevalorada.

Se quitó su tunica, ignorando la sangre que decoraba su puños. Los curaría después. Se puso su sweater favorito, pisó algunos ensayos de semanas, y se sentó en su cama con dosel.

Puso sus dedos sobre sus oídos y dejó que el dormitorio desordenado desapareciera. Permitió que sus ojos nublaran todos los colores fuertes y objetos en un panqueque plano y más manejable. Después parpadeó, sintiendo una sensación de ardor en sus ojos.

𝐭𝐡𝐞 𝐝𝐨𝐰𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞𝐬 𝐨𝐟 𝐢𝐫𝐫𝐞𝐬𝐢𝐬𝐭𝐢𝐛𝐥𝐞, james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora