SEVERUS SNAPE OFICIALMENTE HABÍA DETERMINADO QUE SU OBJETIVO SERÍA HACER QUE EL INFIERNO REINE SOBRE Remus Lupin y su banda de inadaptados. Eso fue claro desde que lo atraparon por tercera vez, vigilándolos cuando la luna llena se acercaba.
Esas apariciones improvisadas lo volvían muy susceptible al mal temperamento de Sirius, que solo era exacerbado por los TIMOs, la contemplación de cualquier futuro teniendo que ver con encontrar un trabajo, y tener que enfrentar la ira siempre creciente de sus padres.
Mientras tanto, Remus tenía sus propios problemas con los que lidiar. Sus momentos sin dolor lentamente se volvían más cortos, y se encontró a si mismo pasando más tiempo acostado en el suelo, tratando de aliviar el dolor en sus caderas, o su espalda.
Se sentía como un hombre viejo, cojeando al subir y bajar escaleras, con los suficientes problemas en las articulaciones para hacer que a Madam Pomfrey le diera un ataque al corazón si alguna vez lo descubría. Resultó que el incremento en el dolor no solo era una molestia para él.
━━Merlin, ¿podrías simplemente ir con Pomfrey? ━━murmuró Sirius por tercera vez en esa semana━━. Sabes que lo arreglará en un instante. Te ves terrible, Lunático. Vamos.
Y la verdad era que sin importar lo muchos cumplidos bien intencionados que podía digerir, absolutamente odiaba cada vez que Sirius mencionada su estúpida pierna o su estúpida joroba o sus estúpidos dolores de cabeza. Porque por lo que podía decir, Remus Lupin era una monstruosidad jodidamente grande, y Sirius no podía esperarse a decirlo en cada oportunidad que tenía.
Por supuesto, si alguna vez confrontaba a Sirius sobre ello, el chico abriría los ojos como platos, e inmediatamente comenzaría a parlotear en su perfecto estilo de Sirius Black que no lo había dicho con esa intención. Y Remus le creería porque sabía que a pesar de todos sus pensamientos rencorosos, Sirius Black nunca haría algo para lastimarlo. Y que ni una vez sus palabras habían salido para criticarlo.
Eso no siempre eliminaba ese sentimiento horrible. Que el cuerpo de Remus era como una vieja habitación sucia. Constantemente insistiendo que sea limpiada, desordenado y roto y desagradable. Pero ayudaba.
Pero en el día de la luna llena, Remus se despertó con el cuerpo adormecido, un dolor de cabeza de los mil diablos e inmediatamente corrió hacia la ducha. Cambió el agua de caliente a hirviendo, tratando de quemar sus huesos y su estúpido cuerpo en descomposición en polvo que pudiera ser convertido en algo redimible. Sabía que era estúpido, una idea estúpida, pero en ese momento, no le podía importar menos.
Podía sentir sus respiraciones apretándose en sus pulmones. El vapor estaba haciendo que respirar sea difícil, como si sus pulmones se estuvieran ahogando. Podía sentir que su vista se estaba llenando de manchas y oscuridad. Cerró los ojos, solo por un momento, tratando de forzar sus piernas a mantenerse firmes. No sabía si había comenzando a balancearse de adelante a atrás, o si había sido solo una ilusión. Rápidamente apagó el agua caliente, agarrando una toalla.
Podía escuchar golpes del otro lado.
━━¿Remus? ¿Estas por terminar?
━━Si, dame un segundo ━━rápidamente se puso su túnica por la cabeza, jadeando y con nauseas. Ignoró como el material se sentía contra su piel húmeda, su cabello soltando gotas sobre su espalda. Cerró sus ojos por última vez, y abrió la puerta, recargándose con pesadez contra el marco de la puerta.
James chasqueó cuando lo vio, instintivamente estirando su mano para tocar su frente. Remus inmediatamente lo quitó, pero James ya sabía lo que necesitaba saber━━. Enfermería, mi querido Lunático. Vamos, iré contigo.
El cabello de James estaba pegado a su cabeza, sus lentes empañados contra el puente de su nariz. Estaba usando una camiseta de Quidditch que estaba media húmeda por el sudor. James siempre estaba loco en las mañanas, corriendo y haciendo cualquier tipo de ejercicio que el fanático de Quidditch podía realizar.
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𝐭𝐡𝐞 𝐝𝐨𝐰𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞𝐬 𝐨𝐟 𝐢𝐫𝐫𝐞𝐬𝐢𝐬𝐭𝐢𝐛𝐥𝐞, james potter
Fanfiction𝘦𝘯 𝘥𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘦𝘭𝘢 𝘦𝘮𝘰𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘢 𝘴𝘪 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘢 𝘢 𝘵𝘳𝘢𝘷𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘫𝘢𝘮𝘦𝘴 𝘱𝘰𝘵𝘵𝘦𝘳 Nunca te contaron la belleza de una espada de doble filo. Brigitte Alarie nunca hab...