𝟏𝟎. 𝐚𝐳𝐮𝐥, 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐥𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐝𝐨𝐦𝐢𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐢𝐚𝐥

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Advertencia: pensamientos depresivos
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el azul traía melancolía
tan infinita que llenaba los cielos
lleno de esperanzas que nunca lograría
los mares nadando, olas colisionando
contra su alma. nunca vieron
las sombras que se quedaron, esperando
sonrisas desvaneciéndose en la oscuridad
lentamente, dijo. lo suficientemente lejos,
y nunca se dieron cuenta
del corazón que estaba silenciosamente
deteniéndose.

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━━¿ESTÁ BIEN? ━━SUSURRÓ SIRIUS, INCLINÁNDOSE TAN CERCA QUE ACCIDENTALMENTE FROTÓ EL HOMBRO DE REMUS. Sirius sintió un aumento repentino de nervios, y retrocedió, maldiciéndose.

Madam Pomfrey no estaba lejos. Remus solo se encogió de hombros, haciéndole señas a los tres chicos para que se alejaran antes de que sean descubiertos. No podía arriesgarse a que Madam Pomfrey supiera sobre los otros tres Merodeadores que estaban justo detrás de el, mucho menos de que eran Animagos ilegales.

Aunque hubiera podido responder, hubiera elegido quedarse callado. No estaba bien, los pelos en su cuello picándole cada vez que se acercaba mucho a otra criatura viviente. Su corazón casi había entrado en taquicardia cuando escuchó la baja voz de Sirius en su oído. No estaba bien, sabiendo que en unas horas estaría aullándole viciosamente a la luna, algún parecido con su yo humano perdido.

La luna estaba comenzando a hacer su aparición por las nubes, y apresuró su paso, ignorando furiosamente los dolores en sus músculos, el agotamiento amenazándolo con tragárselo por completo. Se abrazó a sí mismo, sintiendo gotas de sudor juntándose en su frente a pesar del frio aire de la noche.

Deseó mas que nada que le dieran un descanso de su horrible enfermedad, le rogó al universo por un descanso. Cuando era más joven, hacía sus tareas del hogar, salvaba a gatitos de pistas transitadas, lo que sea para mostrarle al universo que estaba tratando de arreglar lo que sea que haya hecho para merecer ser un hombre lobo.

Lo siento, susurró, mirando hacia la silueta creciente que colgaba misteriosamente en la noche oscura. Por favor, por favor, por favor.

Pero sus esfuerzos fueron en vano, sus gritos de piedad se encontraron con el silencio, los destinos siniestros curvando sus labios por aquella criatura tan lamentable. Las sombras se reían, lo molestaban con esperanza una vez cada cierto tiempo. Una nueva cura en San Mungo sería esperanzador, que eliminara los síntomas antes de la noche, pero que lo haga desgarrarse con más fervor, la poción molestando más al lobo dentro de él.

Lentamente, su esperanza se desintegró, ya que los Lupin se volvieron más pobres que antes, sonriendo a través de una decepción y otra. Lyall desesperadamente quería curar a su hijo de la enfermedad que le había causado, se reía amargamente de las facturas que le mandaban después. Era el precio que su hijo tenía que pagar por su discriminación.

Remus nunca había culpado a su padre por el incidente. Sin embargo, de vez en cuando soñaba con una vida en la que Lyall nunca hubiera dicho esas horribles palabras. Lo hacía sentir mejor que en algún lugar en el universo, había un Remus feliz que nunca tuvo que vivir con incomodidad. Dejó que sus ojos se cerraran por un breve minuto, saboreando el hecho que en otro mundo, él era como cualquier otra persona.

Su enseño fue interrumpido por Poppy, que se dio cuenta que había dejado de caminar.

━━Remus, ¿estás bien? ━━lo llamó, su varita iluminando los pasos adelante. Ella estaba a cargo de asegurarse que el camino estuviera despejado, así que caminaba frente a él.

𝐭𝐡𝐞 𝐝𝐨𝐰𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞𝐬 𝐨𝐟 𝐢𝐫𝐫𝐞𝐬𝐢𝐬𝐭𝐢𝐛𝐥𝐞, james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora