—¡Soltadme! ¡Para! —gritaba Aeryn a los guardias que la llevaban desde el pasillo. Tras salir a empujones por la trampilla, ojeó aterrada en todas direcciones, desconcertada hasta que me localizó—. Ayane, ¿qué es esto? ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
Avancé entre ellos, me abrazó y me miró confundida.
—Hay demasiadas cosas que tengo que explicarte y serán después, pero primero debes hacer una cosa.
—Dime.
—Coge una tarjeta —indiqué señalando la caja.
—¿Qué? —preguntó arqueando las cejas.
—Coge una tarjeta de la caja —repetí.
Aeryn miró a los Drovins. La esperaban sentados en la mesa circular, observándola con atención y midiendo con precisión cada movimiento que realizaba.
—¿Me estás vacilando? —susurró agarrando mi hombro y juntando nuestras cabezas hasta darles la espalda—. Ayane, ¿puedes explicarme qué sucede? Porque nada de esto tiene sentido.
Artemi avanzó hasta ella con el ceño fruncido, seguida de Zak que, sin lograrlo, intentaba detenerla.
—Coge una maldita tarjeta enana delgaducha —gruñó intimidante.
Aeryn avanzó hasta Curiel, temerosa introdujo la mano por la ranura. Mis pulsaciones se aceleraron y me di cuenta de que llevaba unos segundos sin respirar.
Cogí aire y lo solté reconfortada al ver el precioso color verde que tenía la tarjeta que reposaba en su mano izquierda.
Neferet mostró una gratificante sonrisa y estrechó su mano con la de Kuno que la felicitó aceptando la derrota. Artemi rechazó su mano, salió cerrando con un portazo por una de las puertas, maldiciendo entre gritos y bufidos.
"Tenemos a una mala perdedora." Pensé con una maliciosa sonrisa en mis labios.
—¿Qué sucede? —volvió a preguntar Aeryn.
—He negociado nuestras libertades.
—Perfecto, que traigan a Daemon y marcharemos —soltó aliviada.
—No... no es tan sencillo —repliqué avergonzada. Aeryn era mi consejera y quizás hubiera sido mejor hablarlo con ella antes de tomar decisiones impulsivas—. No solo negocié nuestra libertad, tengo un nuevo plan.
—Joder, Ayane, ¿en qué lio nos has metido ahora? —reprochó desganada.
—Hablaremos cuando estemos a solas.
Neferet se acercó. Era de mi altura, pero sus músculos, a pesar de la elegancia que desprendían, lucían mucho más tonificados que los míos.
—Ayane —dijo con su dulce voz—, no nos han presentado —estiró su mano y la estreché—. Mi nombre es Neferet DeProv, soy Segunda Líder —desveló mirando de reojo a Keidan, recordándonos que él es el primero—. Por lo que espero que, una vez nuestra parte sea cumplida, cumplas la tuya.
—Así será.
Se giró hacia Aeryn y apretó su mano despidiéndose también de ella, salió por otra de las puertas cerrando con delicadeza.
Kuno dialogaba con Keidan y Zak, sentí impulsos por acercarme, pero Aeryn me paró.
—Ayane, ¿qué les has prometido? —preguntó apretando los dientes—. ¿Has olvidado que son el enemigo? Sé qué estás desesperada por reunirte con Heiso. Créeme cuando te digo que yo también necesito encontrarla pero... ellos no son la solución.
—Ni el problema, son una carta que podemos jugar —respondí—. Ellos me necesitan y, seamos realistas, voy perdiendo, también les necesito. Quien gobierne Lirack tiene acomodado el trasero en mi trono de diamante con su ejército rodeando las fronteras de Faerem. Si quiero recuperar mi ejército necesito uno nuevo para rescatarlos.
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La Huida De La Reina ✔️ (Completa)
FantasíaSolo hace falta una mala decisión para condenarte a la destrucción. Un error ya cometido se cobraría con ira y sangre, con magia y muerte. El pueblo de Fera iba a morir por el orgullo y sed de venganza de los reyes. Pero, entre el caos de la guerra...