"Pero, Señor..." "¿Está seguro?"
Susurros se colaban entre los pitidos que retumbaban en mis oídos. Al abrir los ojos no vi nada, excepto oscuridad. Intenté mover los brazos pero una cuerda ataba mis muñecas dejándolas juntas sobre las rodillas. Otra rodeaba mi cuerpo sentado sobre el frío suelo y apoyando mi espalda contra una superficie.
"¿Dónde estoy? No lo sé." Pensé con cierta incomodidad.
—Parece que empieza a despertar ⏤afirmó una voz.
Era joven, de una chica, dulce pero con un tono áspero que provocaba un acento inidentificable.
Noté una sacudida en mi hombro, di un leve brinco ante la sorpresa. Mi capucha se quitó de golpe y la luz me cegó por unos instantes. Comencé a reconocer formas y según iba viendo la imagen que se posaba ante mí, el temor aumentaba en mi cuerpo casi tan rápido como lo hacían mis pulsaciones.
—Hola pequeña, ¿asustada? ⏤preguntó la chica entre bajas risas.
—Déjala, Artemi ⏤le recriminó un chico. Era más alto que ella, de cabellos negros y ojos oscuros como una noche sin luna⏤. Las preguntas las haré yo.
Intenté hablar, pero una mordaza impedía que me entiendieran.
—No lo intentes, pequeña. No somos tan idiotas.
—Artemi ⏤le regañó el chico con un tono más fuerte e imponente. Su voz era ronca pero aterciopelada y su expresión se torcía enfadada.
La chica soltó un bufido, retrocedió y se sentó sobre una pequeña banqueta que había a unos tres metros de mí.
Utilicé un segundo en contemplar el ambiente, tenía que estar soñando, estar en una pesadilla o en el mismísimo infierno. Si no lo estaba, si de verdad era real, sólo podía esperar que mi última opción llegase pronto.
No estaban ni Daemon ni Aeryn. Estaba sola junto con tres desconocidos que deseaban matarme tras haber jugado conmigo.
Una lágrima se escapó de mi ojo izquierdo a pesar de mis intentos de no mostrar la debilidad que tanto ansiaban que les diera.
El chico se agachó, acercándose a mi rostro hasta que apenas diez centímetros nos separaban. Acercó lentamente su mano derecha y con su índice, suave y despacio, limpió la lágrima de mi rostro secando el recorrido que provocó al caer.
—Aún no... ⏤susurró en mi oído derecho.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo. El pelinegro sonrió separándose y lamiendo con cuidado su dedo sin retirar su mirada de la mía.
Su expresión, cómo hablaba, cómo actuaba... se volvía tan imponente que a su lado Daemon parecía un niño maleducado y caprichoso.
Tenía ganas de apartar la mirada, de llorar y gritar, pero no podía. El miedo había calado tan dentro de mí que congelaba hasta mis huesos, impidiendo que reaccionara. Por primera vez entendía a Aeryn, entendía cómo se sentía cada una de las veces que le pasaba, pero... ojalá no haberlo entendido.
—Artemi ⏤la llamó volteando hacía ella, apartando su mirada y permitiendo que la mía descansase⏤. Ve a por Xayen y Core, diles que nadie entre.
Asintió girándose para irse, pero la agarró por el antebrazo y la miró fijamente, Artemi le devolvió una confusa mirada
⏤Pase lo que pase, ¿entendido? ⏤insistió apretando los dientes.
Volvió a asentir, intentaba parecer confiada, pero podía reconocer ese miedo interno que sentía, ese respeto por temor a las consecuencias. Podía verlo en los ojos de Artemi porque yo lo había sentido siempre en palacio.
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La Huida De La Reina ✔️ (Completa)
FantasySolo hace falta una mala decisión para condenarte a la destrucción. Un error ya cometido se cobraría con ira y sangre, con magia y muerte. El pueblo de Fera iba a morir por el orgullo y sed de venganza de los reyes. Pero, entre el caos de la guerra...