Capítulo 34: Curiosidad

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⏤Bueno... te dejaré sola ⏤susurró volviendo en dirección a la puerta.

⏤No... espera.

Me levanté aproximándome rápida y torpe hasta Keidan, reteniendo con fuerza su muñeca izquierda con mis dos manos.

⏤Quédate conmigo ⏤rogué con apenas un hilo de voz⏤. No quiero estar sola. Necesito respuestas. Necesito ver a alguien más en la sala, no... no podría volver a verme sola...

Dio un leve tirón para soltarse a la vez que abría el pestillo de la puerta con la mano derecha, pero no desistí. Insistía mostrando la necesidad que él veía como capricho tirando de su mano como si fuera una niña pequeña.

Descuidada, y sin ser mi intención, tropecé con una de las duras cajas de madera que estaban vacías y esparcidas sin cuidado por el suelo.

Me sostuvo por la cadera para evitar que golpeara una vez más mi cuerpo. Al notar sus ásperas y cálidas manos, el rubor comenzó a invadir mis mejillas y el calor mi vientre. Sin pensarlo dos veces me enrosqué en su cuello abrazándolo, sintiéndome pequeña y débil, pero al mismo tiempo, protegida. Dejándome sacar a la pequeña Ayane, la que pocos conocían.

⏤Aeryn y Zak están al llegar. Escucho sus pasos en la planta superior ⏤replicó reacio separándose⏤. No quiero volver a causar problemas.

Mostró una media sonrisa y me guiñó un ojo, pero al estar acostumbrada a ese gesto suyo pude descubrir que esa vez era fingido.

⏤Necesitamos tener la mente despejada... ⏤añadió rascando su brazo⏤. Si es que aún podemos.

Me dejé caer en una de las pequeñas y viejas cajas que se encontraban en un lateral de la sala. Escondí mi rostro entre mis manos mientras uno tras otro aparecían fugaces, como estrellas que recorren un oscuro firmamento, todos los errores que había ido cometiendo.

Una manta, un poco fría, se acomodó sobre mis desnudos hombros, recordando mi falta de ropa a excepción de la translúcida interior que llevaba puesta.

Cubrí escondiendo avergonzada el resto de mi cuerpo entre la manta mientras mis mejillas se iban calentando y subiendo más tonos en la escala del rojo.

⏤Soy estúpida ⏤susurré⏤. Una completa estúpida. Lo... lo siento...

⏤No tienes que disculparte ⏤replicó, entrecortado, interrumpiéndome⏤. Me gusta la versión en la que no aparentas ser una víbora sin corazón.

Bufé y le fulminé con la mirada, pero una leve risita se escapó de mis labios impidiendo que continuara con mi pose enfadada ante su infantil comentario.

Se sentó a mi lado apoyándose sobre su brazo derecho. Se estiró hasta volver a abrazarme de manera consoladora, depositando un tan delicado como fugaz beso sobre mi sonrojada mejilla.

Justo al voltear mi rostro hacia él, para darle las gracias con una cálida sonrisa, involuntariamente nuestros labios se rozaron.

Durante un segundo sentí como una preciosa eternidad, nos quedamos congelados, sorprendidos de la magia de la casualidad hasta que despertamos separándonos.

Entorné mis verdes ojos que se desviaron hasta sus labios, carnosos y suaves. Recordando el primer beso que me robaron en Tierras Sombrías.

Me forcé a separarme de Keidan, que posaba su oscura y seductora mirada sobre mis esquivos ojos. Al acariciar mi barbilla con la punta de sus dedos deslizándolos por el lateral de mi cuello, mis actos cobraron voluntad propia, ignorando mis peticiones por no cometer otro acto imprudente.

Su rostro se acercó sonrojado, pero con una mirada confiada. Mientras, yo, me acercaba casi temblando, sabiendo que podía ser un error. Pero un error que deseaba cometer.

La Huida De La Reina ✔️ (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora