Capítulo 3

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- ¿Ah? Bill te estoy contando algo, ¿Por qué me cambias el tema? – Gustav sonaba molesto.

- No he cambiado el tema Gus, ese chico de gorra se llama Tom, me dijo que hoy estaría en el bar. Realmente no quería volver a verlo pero con lo que me cuentas entonces no me queda otra. – en parte sí que quería verlo de nuevo, oir su voz otra vez sonaba muy tentador.

- Todo esto me parece muy raro Bill, ¿Y si es peligroso? No quiero que te pase nada.

- No lo creo, sé que debería evitarlo pero necesito saber por qué hablaba de mí y a qué se refería cuando dijo que yo le interesaba.

- Bil, no seas necio, es obvio que le gustaste. – Gustav se rió en tono de burla y me dió unos codazos en el brazo.

- ¿De qué hablas? No es cierto... antes de que se acercara a mí estaba con tres chicas, era obvio que estaba jugando con ellas... Ah, cierto, también me contó algo de la mujer rubia que conociste ayer.

Gustav se tornó serio rápidamente al oir esas palabras salir de mi boca, ahora recién parecía que se estaba tomando en serio el asunto.

- ¿Qué dijo ese imbécil?

- Mira, no sé como vayas a tomar esto pero él me dijo que tu chica se regalaba a cualquiera, dijo que ella solo te quería para coger esa noche y que después no volvería a hablarte nunca más. – sé que habían cosas que Tom nunca dijo, solo necesitaba que Gus me prestara atención para no tener que ir yo solo a enfrentar al tipo.

- Es un idiota... hoy vamos al bar Bill, paso por tí a la misma hora de ayer. – Gustav se levantó furioso de la banca en la que nos encontrábamos sentados y se fué.

Bueno, por lo menos ahora tendría a alguien más para defenderme por si me llegaran a agredir. De cualquier manera nunca desconfié de Gus, él siempre ha sido el único que me ha defendido, especialmente en la escuela.

Dicidí regresar a casa para ver a mi madre, supuse que por la charla de hoy en la mañana ella no seguía tan ebria. Intento siempre aprovechar esos momentos en donde ella está totalmente consciente de lo que dice y hace, son muy escasos los momentos así...

Estaba por poner las llaves en la cerradura de la puerta de entrada cuando ella abrió. Estaba feliz de verla, hacía tiempo que no la veía parada en la puerta esperando por mi regreso.

- Hola mamá. – ella me sonrió y me hizo pasar.

- Oye Bill, ¿Ahora si me puede contar quién era ese tal 'Tom' al que mencionaste hoy en la mañana?

- Ehh, ¿Por qué tanta curiosidad por él derrepente? No es nadie, solo un chico de mi escuela.

- ¿Es tu novio? – no pude evitar pegar un pequeño salto tras aquella pregunta, ¿Mi novio? ¿Qué estaba pensando mi madre?

- No mamá, solo lo conocí el día antes de salir de vacaciones y no he sabido nada de él desde entonces.

- Más vale Bill, tenía miedo de que mi hijo sea gay jajaja, tú entiendes. – se dió la vuelta y fue a la cocina.

No podía creerlo... ¿Mi madre pensaba así? Sentí cómo mis ojos se llenaron de lágrimas. Ella en realidad no sabe cómo me hacían sentir sus palabras, ella no sabe que la necesitaba más que nadie para hablar de ese tema y poder entenderme mejor... ya me quedó claro que a mi madre no le interesaba.


La tarde pasó realmente rápido, ya debía arreglarme porque Gustav no tardaría mucho en pasar por mí.

Me cambié de ropa y luego corrí al baño para poder maquillarme. Me detuve un momento a mirarme al espejo, comencé a sentirme muy mal.. muy muy mal, quería llorar pero no entendía el por qué. Después de un rato terminé de arreglarme y revisé mi teléfono, Gus ya estaba afuera.

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