Capítulo 11

2.7K 252 356
                                    

No fuí capaz de responder, las palabras quedaron atoradas en mi garganta sin poder ser pronunciadas. La presión que ejercía sobre mi entrepierna se fué tornando cada vez más agresiva y el placer recorría mi cuerpo, pero solo podía pensar en Tom, él era quien estaba en mi mente, pensar en él era lo que realmente hacía que me excitara más rápido.

En ese momento fuimos interrumpidos por un fuerte ruido, no fuerte, estruendoso. Miré asustado hacia la dirección del horrible sonido, alguien había abierto la puerta violentamente que al chocar contra la pared del baño generó aquella bulla. Ví entrar a Georg con prisa, al vernos dió un pequeño salto, supuse que se sorprendió.

- Ah, mierda, ya había olvidado que este baño es motel.. ¿Eh? ¡Bill! Tom te está buscando allí afuera, ¿Qué haces con ese? – pudo decir Georg con una expresión de angustia, noté que sus piernas temblaban levemente. – Si okey, si me disculpan voy a entrar al baño. – dijo metiéndose a uno de los tres baños que habían en aquél lugar.

No tuve la oportunidad de reaccionar cuando el chico rubio con el que estaba me jaló hasta adentro de uno de los dos cubículos que quedaban disponibles. Rápidamente cerró con pestillo la puerta e hizo que me apoyara de espalda contra la fría pared. Me hizo mantener el silencio unos minutos hasta que alcancé a oir cómo Georg salía del baño apresurado.

- Bien.. ¿En qué estabamos? – pude oir frente a mí.

Sentí unas heladas manos tocar mi cintura, luego, algo entumido por el tacto de aquellas manos sentí que lentamente bajaron hasta alcanzar la cremallera de mi pantalón. Entrecerré mis ojos mientras nuevamente recibía un cálido beso en los labios. Algo en mi interior me hacía sentir culpable por lo que me hallaba haciendo, estaba cediendo muy rápido, pero seguía muy excitado y no creía poder aguantar mis ganas mucho tiempo más.

En ese momento me estremecí algo sorprendido tras sentir como aquellas frías manos sujetaban mi miembro con fuerza. El chico que tenía enfrente acercó su boca hasta mi oido y, susurrando, dijo;

- ¿Te gusta ser así de dócil siempre? Me agrada, eso significa que me harás caso en todo, ¿No es así?

Sentí vergüenza al ser visto como un tipo sumiso y fácil, pero el placer que me hacía sentir se apoderó de mi mente y simplemente asentí débil, aún estaba concentrado en mantener control sobre mi voz, solo quería estallar en gemidos pero sabía que sería una buena señal para él.

Mientras él me besaba apasionadamente y me abrazaba con una mano, con la otra se dedicaba a masturbarme agresivamente haciendo que interrumpiera sin querer el beso constantemente por mis jadeos. Quería detenerme pero no podía, no tenía la fuerza para pedirle que parara y me dejara ir, por esa razón decidí cerrar mis ojos e imaginarlo otra vez. Aquél chico desconocido no era tan diferente a él, fingir que era Tom no fue tan complicado.

Después de unos minutos largos e intensos él me hizo dar la vuelta y se apegó a mí otra vez.

- Tranquilo, será rápido... – susurró a mis espaldas, me causó un leve escalofrío que recorrió todo mi cuerpo.

- Entonces hazlo de una vez, no soporto más tiempo así.. – pude decir entre jadeos.

La temperatura de ambos estaba muy cálida, al sentirlo cerca de mí se hacía aún más caluroso. Se apartó de mí unos centímetros y sostuvo mi cintura con ambas manos acercando mi espalda baja hacia él.

De un momento a otro, solo unos segundos,  pude sentirlo por completo en mi interior. Era la primera vez que hacía esto en mi vida, nunca pensé en lo increible que sería.

Él sin esperar más comenzó a moverse rápidamente. Enseguida cubrí mi boca con una de mis manos, la manera en la que se movía me hacía volverme loco. Las lágrimas caían por mis mejillas, mi voz era cada vez más difícil de contener por lo que simplemente lo acepté, me afirmé de la pared con ambas manos y, desde ese momento, solo se podían escuchar mis agudos gemidos ahogados de placer. La velocidad incrementaba visiblemente asi que supe de inmediato qué era lo que significaba.

No importaba el tiempo que estuvieramos ahi, no había segundo en el que mi mente se diera cuenta que no era Tom con quién estaba cogiendo tan salvajemente en aquél helado y oscuro baño. Pude oir los graves gemidos masculinos a mis espaldas muy acelerados, fue cuando pude sentir que me había llenado por completo.

- ¡Tom! – grité inconscientemente al acabar.

Me paralicé por completo al oir lo que acababa de decir, lo único que pude hacer fue cubrir mi boca con ambas manos y apretarla con miedo. Ni una sola palabra fue pronunciada por ninguno de los dos justo después de ese grito. Sentí como el chico atrás mío cerró la cremallera de su pantalón y abrió la puerta del cubiculo. Yo seguía totalmente paralizado mirando hacia el suelo con ambas manos cubriendo mis labios.

Luego de unos segundos el miedo disminuyó y rápidamente abroché mi pantalón y corrí fuera del baño en busca de Gustav, no podía creer lo que acababa de suceder, no soportaba estar en ese lugar mucho tiempo más.

Corrí entre la multitud desesperadamente, estaba tan avergonzado que no me atrevía a mirar a Tom a la cara de nuevo. Grité su nombre mientras tenía sexo con otro, no pude haber hecho algo tan humillante como aquello.

Mientras chocaba con la gran masa de gente empecé a procesar mi primera vez. Fue en un lugar incómodo, en una posición incómoda y con alquien que no conozco, me sentí muy mal al darme cuenta de eso. Desde que cumplí los catorce me prometí encontrar a alguien a quien realmente amara y que realmente me amara a mí, que con esa persona me quedaría para siempre, con esa persona haría todo lo lindo que hacen las parejas, pero acababa de destrozar aquél sueño solo por no saber reaccionar.

Corrí un poco para poder por fin tomar aire pero en eso tropecé contra alguien quien me sostuvo entre sus brazos, pude reconocerlos enseguida, era Tom. Para confirmar levanté mi mirada y pude verlo, pude ver sus hermosos ojos castaños que me miraban preocupado.

- ¡Bill! ¡¿Dónde mierda estabas?! ¡Te estuve buscando por todo el puto bar! – gritó Tom, acto seguido me abrazó con fuerza.

¿Él me estaba abrazando? Pude sentir sus cálidos brazos rodeándome con mucha fuerza, nunca había tenido la oportunidad de sentirlo de esta manera. Una especie de emoción me recorrió el cuerpo completo, cada extremo, sentía una calidez en mi corazón que nunca antes había sentido.

- Ví a ese imbécil salir del bar hace unos minutos pero no te ví con él asi que corrí para enfrentarlo.. – dijo Tom separándose un poco de mí. – Uhm, ¿Es cierto lo que hicieron en ese baño?

Me quedé en silencio unos segundos, Tom y yo no eramos absolutamente nada, él me trataba muy mal cuando se le daba la gana, pero yo lo amaba y eso me hacía sentir una culpabilidad que nunca antes había sentido. Tenía miedo de decirle la verdad, quería decirle que nada era cierto, quería decirle que jamás tendría relaciones con alguien más que no fuera él, pero peor me hacía sentir el echo de mentirle en la cara.

- Perdón Tom.. – fue lo único que pude pronunciar antes de que él agarrara mi cintura y me acercara más a él.

- No tienes por qué.. Solo me preocupa que te haya maltratado, Bill.

Tras oir esas palabras lo miré sorprendido, es gracioso que él me dijera algo así, siempre parecía pasar un buen rato burlándose de mí y tratandome mal.

- Está bien Tom...

Justo en ese momento él soltó mi cintura y se alejó un poco de mí, eso se me hizo muy raro, pero enseguida me di cuenta por qué.

- ¡Tom! – gritó una chica detrás mío muy emocionada.

Yo invito | TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora