Capítulo 9

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Gustav solo me observaba mientras le contaba todo, no dijo ni una palabra hasta minutos después de que terminé de hablar.

- O sea que te metiste con él, ¿No? – aquellas palabras hicieron ruido en mi cabeza, no sabía en qué sentido él preguntaba eso. Le demostré mi confusión con una mirada. – Bill por favor, no puedo creelo, te dije que te alejaras, ¡Tú mismo te estás buscando este sufrimiento! – gritó levantándose muy enojado.

- Lo sé... lo sé Gus, lo lamento, sé que es mi culpa. – intenté contener mi llanto, de tanto que derramé lágrimas ya sentía que me veía patético.

- No Bill, perdóname, no quería decirte eso. – Gustav se sentó en la cama nuevamente y me abrazó. – No tienes la culpa de nada, él si, Tom es el culpable de todo. – se detuvo y me abrazó aún más fuerte, luego, se alejó de mí, sostuvo mi rostro sobre sus manos y me miró a los ojos. – Prometo que te voy a ayudar, Bill.

Me sentía muy bien con Gustav al lado, él era como mi hermano mayor, él ha estado conmigo siempre.

- Perdón por como te he tratado estos días, Gus, he sido un idiota y...

- No te disculpes, pasabas por un momento horrible sin nadie a tu lado, estabas a todo tu derecho de sentirte abrumado y estresado Bill. – luego alejó sus manos de mí.

Le regalé una sonrisa y él me la devolvió, sentí más tranquilidad pero no podía dejar de pensar en Tom, realmente me gustaba y ya no sabía como hacer que me prestara atención de nuevo y así poder aclarar todo.

- Él de verdad te gusta mucho, ¿No? – dijo Gustav derrepente.

- Si no fuera así entonces no estaría sufriendo tanto, ¿No crees? – lo miré con tristeza, sé que a él no le agradaba, pero yo no podía negar mis sentimientos hacia Tom... no como él negaba los suyos.

- Sigo creyendo que no es buena idea que te sigas metiendo con él, pero si crees que lo que te dijo anoche iba en serio entonces podrías intentarlo. – Gustav me regaló una sonrisa después de decirme eso.

- Es que no sé cómo encontrarlo Gus..

- A ver llámalo. – se paró para poder alcanzar mi teléfono y me lo entregó. – Si no te responde llamaré a Georg.

Enseguida busqué el contacto de Tom y lo llamé, no respondió. Hice unos intentos más hasta que..

- ¡¿No te cansas?! ¡Dije que había terminado todo esto! – escuché del otro lado del teléfono, era él.

- ¡Por favor! Necesito que hablemos por lo menos una vez más, te lo pido ¿Si? – Gustav me miraba entusiasmado, eso me causó felicidad.

- ¿Para qué, eh? Ya te dije que no quiero nada contigo, no vamos a llegar a nada si nos juntamos.

- Por favor, Tom.

Él estuvo unos segundos en silencio, luego habló.

- Bien, hoy mismo en el bar de siempre a las once, ¿Entendido? – no pude evitar sonreir al oir esas palabras.

Contesté que si muy emocionado, el colgó la llamada pero eso no me importó, estaba realmente feliz.

- ¡En el bar a las once, Gus! ¡Hoy! – le grité muy emocionado a Gustav, él se veía muy feliz al igual que yo.

- Me alegro mucho Bill, me tranquiliza más que te haya dicho que se vieran en un lugar público, así también puedo ir.

- Gus, ¿Aún crees que puede pasar algo?

- Las últimas dos veces que te ví con él terminaste en la salida trasera del bar, deprimido. – se rió pero enseguida se puso muy serio. – No quiero que te vuelva a hacer daño, Bill.

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