Capítulo 10

2.7K 249 424
                                    

Sentí que cada extremidad de mi cuerpo simplemente dejó de responder, me quedé parado justo a unos metros de aquella mesa sin poder moverme. En eso, Tom miró hacia mi dirección, intercambiamos miradas y, con una expresión muy seria él se quedó observandome sin detener aquél apasionado beso con aquella chica rubia. Justo en ese momento pude reaccionar, bajé mi mirada con lágrimas en los ojos y di la media vuelta quedando de espaldas hacía Tom. Caminé cabizbajo hasta la mesa en donde recordaba que estaban Georg y Gustav, me detuve delante de ellos y, sin decir la más mínima palabra me senté a su lado.

- Hola Bill, ¿Qué pasó? – dijo Gustav mientras le daba un trago a su vaso.

- Ah.. no pude encontrar a Tom... – dije aún con la mirada hacia abajo.

Uno de los pensamientos que me atormentaba en ese momento era el creer que tal vez Tom no sentía nada, tal vez él solo me utilizaba porque necesitaba que alguien anduviera detrás de él.

- Eso es raro, él y yo entramos juntos hace un rato. – Georg se incorporaba a la conversación ofreciendome un trago de su cerveza.

- No gracias.. no se me antoja ahora. – él me miró y luego alejó su vaso de mí. – ¿Y Tom no te dijo nada de en donde podría haber ido?

En eso sentí la presencia de alguien atrás mío, un escalofrío me recorrió por la columna hasta los pies, sentí una cálida mano posarse sobre mi hombro y una respiración cerca de mi oido.

- ¿Por qué te fuiste? Te estaba esperando.. – dijo Tom.

Sentí que su mano rodeó mi brazo, luego me jaló de una manera un poco violenta para que fuera con él, me resistí al inicio pero finalmente cedí. No podía levantar mi mirada, solo caminé en la dirección en la que él me llevaba. Me di cuenta que habíamos llegado hasta la barra, él me soltó y me indicó con su mano que me sentara.

Tom no pronunciaba ni una sola palabra, estaba sintiendo la desesperación en mi mente, quise detenerla preguntando;

- Oye, ¿Quién era aquella chica que estaba contigo? – dije casi susurrando, todavía podía sentir ese nudo en mi garganta, sabía que si alzaba mi voz se quebraría y serían muy notorias mis ganas de llorar.

- Ah esa, me la encontré aquí hace como una hora, follamos en el baño y después ella no se despegó de mí. Fue divertido, me dió el culo sin problemas, no como otros que necesitaban que les consiguieran un lindo apartamento y una cómoda cama para poder coger. – rió al acabar de hablar.

- ¿Por qué siempre sientes la necesidad de ser así conmigo? – pude decirle antes de sentir una lágrima caer por mi mejilla, mis intentos de contenerlas no dieron resultado, sentí vergüenza enseguida.

- ¿Cuántas veces lloras al día? Es increible, siempre estás llorando, ¿No te cansas? Deja de ser tan maricón.

- Ya deja de tratarlo así. – dijo una voz detrás nuestro.

Me sentí algo extrañado asi que giré mi cabeza para ver de quién se trataba. No pude reconocer a aquél chico, era primera vez que lo veía, noté que para Tom también era la primera vez.

- ¿Y a tí qué mierda te importa cómo lo trato, eh? – dijo Tom algo molesto.

- Me importa porque él se ve asustado, no es primera vez que lo tratas así, cualquiera podría darse cuenta. – respondió el desconocido con firmeza.

Nuevamente sentí una mano rodear mi brazo, sin embargo esta vez era la de aquel chico. Me levanté de mi asiento debido a que él había jalado mi brazo hacia su dirección indicando que debía seguirlo. Hice caso y me fuí a su lado. Mientras caminabamos decidí mirar hacia atrás, pude notar la mirada fría y molesta de Tom clavada en nosotros.

Estaba tan concentrado pensando en qué habría pasado si me hubiera quedado con Tom que no me di cuenta que aquel chico desconocido me había traido hasta el oscuro baño del bar. Miré algo asustado a mi alrededor, me pareció muy extraño que me trajera hasta aquí solo porque sí, podriamos haber ido perfectamente a otra mesa.

- ¿Por qué dejas que te trate así? – sus palabras hicieron que diera un pequeño salto, había tanto silencio que el ruido que hizo retumbó contra las paredes provocando un fuerte eco.

- No lo sé, es que hay veces en donde él no es así. – decidí responder. No sé que era lo que le pasaba a Tom hoy, bueno, realmente nunca sé qué es lo que le sucede.

- ¿Es tu novio?

- ¿Ah? No, no lo es, solo es un amigo. – no pude evitar soltar una pequeña sonrisa nerviosa. Miré hacia abajo por los nervios, pude haber respondido que sí, quizás me dejaría irme sabiendo eso.

- Mhm, ya veo. Bueno, se pierde de mucho, eres muy lindo, ¿Lo sabías? - me sonrió.

No pude evitar devolverle la sonrisa tras oir aquellas palabras, recién habia notado la falta que me hacía escuchar algo así.

En ese momento decidí observar mejor a aquél desconocido. Tenía un lindo y corto cabello castaño, sin embargo, sus ojos llamaron más mi atención, eran de un tono café claro mezclado con un hermoso color verde. Los observé detenidamente hasta que fuí interrumpido por su risa. Desvié mi mirada avergonzado, quería disculparme por eso pero las palabras quedaron atrapadas en mis labios al darme cuenta que él se estaba acercando cada vez más a mí.

- No creo que un imbécil como él deba tener a alguien tan hermoso como tú, ¿No lo crees? – escuché mientras veía como se acercaba.

Lavanté mi vista algo dudoso, pude apreciar más de cerca aquellos brillantes y lindos ojos pardo con los que me miraba malicioso. Tan solo unos segundos después él posó sus labios sobre los mios, estaban algo secos pero eso no les quitaba el dulce sabor que tenían. El darme cuenta de eso hizo que una sensación realmente extraña recorriera cada extremo de mi cuerpo, los labios que estaban rozando con los míos no eran tan distintos a los de Tom, eso hizo que no pudiera evitar sentirme culpable por lo que estaba haciendo.

Algo incómodo le seguí el beso. Aún existiendo esa extraña sensación en mí, estaba disfrutando aquella instancia solo por el echo de poder imaginar que los labios a los que besaba apasionadamente eran los de Tom, que aquella respiración que chocaba violentamente contra la mía era la de Tom, que aquél cuerpo que me aplastaba ligeramente era el de Tom.

- ¿No crees que mereces a alguien que te valore por quién eres? – dijo aquél chico rubio interrumpiendo el beso.

Sus palabras hicieron que me detuviera un momento a pensarlas. Tom me gustaba demasiado, nunca nadie me hizo sentir lo que yo siento por él, pero por más que me guste no cambiará su manera de tratarme o su manera de pensar sobre mí, aunque... eso realmente no me importaba en lo absoluto, estaba enamorado de Tom, no podía cambiar mis sentimientos hacia él como si nada. Me detuve a mirar a aquel chico rubio nuevamente y le dije;

- Disculpa, realmente lo lamento, es que yo estoy interesado en alguien más y..

- Shhh.. – susurró él mientras cubría mi boca con una de sus manos. – Una noche con alguien más tal vez te haga cambiar de opinión, ¿No lo crees?

En ese momento sentí que algo ejerció una suave presión sobre mi entrepierna. Bajé mi mirada algo sorprendido, su rodilla estaba haciendo movimientos no muy fuertes pero tampoco muy delicados sobre mi miembro. Entrecerré mis ojos por la extraña sensación placentera que me causaban. Pude entender al instante las intenciones que tenía conmigo. Sentí algo de tristeza en mi interior al darme cuenta que en realidad solo quería pasar la noche conmigo, pero mi cuerpo finalmente se dejó llevar por el placer que me hacía sentir. Alcé mis manos por sobre mi cintura y me aferré de sus hombros soltando involuntariamente un débil gemido.

- ¿Aún quieres irte? – dijo aquél chico acercándose a mis labios nuevamente.

Yo invito | TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora