Capítulo 15

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Tom detuvo el beso lentamente y se alejó de mis labios haciendo que un delgado hilo de saliva colgara desde la boca de cada uno, me miró a los ojos detenidamente con dulzura y después me sonrió pícaro, nunca pude olvidar aquella sonrisa que tanto me encantaba. Se separó de mí, agarró mi mano firmemente y me guió hacia la habitación en la que me había visto desnudo para él por primera vez hacia tan solo unas noches atrás. Era realmente bella. El cuarto en el que nos encontrabamos era muy espacioso, tenía un ventanal que llegaba desde el techo hasta el suelo el cual daba la oportunidad de contemplar toda la ciudad al igual que en la sala de la entrada. Cuando recordé lo que había pasado justo en la cama que tenía en frente, no pude evitar sentir mi corazón acelerarse cada vez más.

- Ven.. – dijo acercándome hacia él con ambas manos.

Se detuvo un momento frente a mí con su rostro casi junto al mío, nuestra respiración chocaba de lo cerca que estábamos el uno del otro. Sentí cómo sus cálidas y grandes manos comenzaron a acariciar mi cintura por debajo de mi camiseta, me causó un escalofrío pero me acostumbré enseguida a sentir su tacto. Comenzó a sacar mi camiseta lentamente, yo levanté mis brazos para que se hiciera más fácil, él sonrió.

Me abrazó de la cintura y sin esperar más volvió a besarme, pero esta vez con un poco más de prisa y de alguna manera más descontroladamente, eso hacía que no tardara en sentirme excitado. Él comenzó a avanzar hacia mi dirección sin detener el beso, yo dí unos pasos hacia atrás hasta que me topé con la cama justo detrás de mis piernas, noté que Tom se dió cuenta porque se agachó un poco para que yo pudiera sentarme sin problema alguno. Justo en eso él se alejó de mí.

- ¿Pasa algo, Tom? – pregunté apoyando mis manos en la cama por detrás de mi espalda.

- Mierda.. intento tomarme el tiempo de hacer que te calientes lentamente, pero a mí ya me tienes desesperado. – respondió él sacando su gorra y luego su camiseta.

Tragué saliva nervioso, no podía creer que las palabras de Tom me hubieran hecho ponerme más duro en tan solo unos segundos.

Él se abalanzó sobre mí haciendo que me recostara sobre la gran cama que se encontraba en medio de aquella habitación. Puso su torso entre mis piernas y comenzó a besarme algo desesperado. Yo rodeé con ambos brazos su cuello y lo abracé, pero luego, con una de mis manos, saqué la banda que tenía sobre su frente, no la dejé no muy lejos de nosotros. En eso, comencé a acariciar su cabello sin interrumpir el beso.

Después de unos minutos separamos nuestros labios. Sentí sus manos recorrer por completo mi torso con delicadeza mientras lo miraba, yo acariciaba su cabeza lentamente, solo esperaba que me siguiera besándo. Bajé mi vista un poco, me había empezado a sentir un poco apenado de que él viera todas mis cicatrices otra vez, no dejaba de mirarme, llegué a pensar que tal vez no le gustaba que mi cuerpo las tuviera, pero mi pensamiento fué interrumpido.

- ¿Qué pasa, Bill? ¿Te incomoda que te mire así?

- ¿Ah? No.. no es eso, es solo que mis marcas no son muy atractivas, ¿Verdad? – contesté soltando una pequeña risa nerviosa.

- ¿Eso crees? Para mí te ves perfecto así..

Lo miré sorprendido, la vergüenza había desaparecido enseguida. Él me regaló una linda y cálida sonrisa que me generó un nudo en la garganta, nadie nunca me había dicho algo como eso en la vida, no pensé que Tom pudiera ser así de dulce.

- Ow Bill.. – dijo él acariciando mi mejilla y secando una lágrima que corría lentamente por esa zona. – ¿Ya te diste cuenta que casi no te queda maquillaje en los ojos?

- Ah si, es que no lo he retocado en días. – ambos reímos.

En eso, Tom se acercó a mi cuello y comenzó a dejar dulces besos en él, pero cada vez empezaba a subir la intensidad y supe que las marcas que me había dejado se quedarían ahí y no tendría cómo ocultarlas. Los besos en el cuello fueron bajando por mi pecho lentamente hasta mi abdomen, un escalofrío me recorrió nuevamente desde los hombros hasta el final de mi espalda.

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