Capítulo 6

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Sin dejar de besarme, Tom agarró mi cintura con firmeza empujandome de apoco hasta poder llegar a la habitación que había  detrás de mí, hizo que me recostara en la cama para observarme. Sus lindos ojos castaño mostraban deseo, me avergonzó la manera en la que me miraba, la posición en la que me encontraba lo hacía aún peor.

- Luces tan lindo así... – dijo él mientras se sacaba la gorra que tenía puesta. Luego, con ambas manos me hizo separar las piernas.

- Mierda... ¿Por qué lo haces tan lento? Me veo patético así.. – dije y desvié mi mirada de él.

- Ya cálmate niño, ¿No te gusta que sea amable contigo? ¿Acaso eres masoquista? – él rió a carcajadas, no lo había visto reir así nunca, no pude evitar sonreir.

- Me gusta que seas amable conmigo.. es solo que me apena que me veas así.. – en eso, Tom volvió a acercarse a mí.

- Solo déjate llevar. – dijo él susurrando a mi oido.

Tom hizo que me levantara un poco para poder sacar mi camiseta. Había olvidado por completo que en mi abdomen tenía marcas de golpes y cicatrices que me habían hecho en la escuela, eran marcas que probablemente nunca desaparecerían.

- Uhm, ¿Y esto? – dijo él con curiosidad.

- No es nada... por favor sigamos. – contesté aún más apenado.

Me recosté nuevamente y miré a Tom, él sonrió y se acercó a mi cuello para empezar a besarlo. Sus manos recorrían todo mi abdomen con delicadeza, acariciaba mi piel tan dulcemente que no pude evitar comenzar a excitarme al sentirlo. Lentamente los besos en el cuello fueron bajando por mi pecho hasta mi abdomen, sentí un escalofrío y mi corazón latía acelerado.

Tom se detuvo a observarme, entre cerró los ojos y me regaló una sonrisa. Luego, se levantó y se sacó la camiseta holgada que traía, su abdomen estaba tan marcado, sentí que mi rostro se calentó enseguida.

Sus manos se acercaron a mi cintura nuevamente y bajaron hasta mi pantalón. Él lo sacó lentamente hasta que quedé totalmente desnudo para él, ya no me importaba, quería entregarme a él.

Estaba tan excitado, solo deseaba que me tocara, que me usara toda la tarde, que me besara y se adueñara de mí por completo.

Tom se acercó a mi oido.

- Estás muy duro, ¿Eh? – sentí como su mano agarró mi miembro violentamente, no pude evitar soltar un agudo gemido.

Él levantó su mirada y comenzó a besarme. Mi respiración se agitaba cada vez más, ya no podía controlar mi voz, Tom había empezado a masturbarme con su mano sin parar mientras me besaba sin control. Mi mente estaba en blanco, ya no podía resistir más. Abracé a Tom con fuerza y lo acerqué más a mí.

- ¿Ya vas a correrte? – susurró a mi oido.

Oir su voz tan grave y linda decir esas palabras hizo que terminara haciéndole caso.

- Tom yo...

- Shhh, está bien Bill, tranquilo. – dijo él mirándome a los ojos. Corrió el cabello que había caido en mi cara y me besó delicadamente. – Dejémoslo hasta aquí, ¿Está bien?

- ¿Por qué? ¿Pasa algo? – dije con la voz quebradiza, no es que fuera a llorar, es solo que mi cuerpo temblaba completamente por lo de recién.

- Bill es que, yo... olvídalo, no es nada. – lo miré confundido, solo se dedicó a tocarme y a besarme, ¿Para él eso era suficiente?

- Uhm, está bien, supongo que ya debo irme..

- Espera. – dijo él derrepente antes de que yo me levantara de la cama. – ¿Vamos al bar? Yo invito.

Se supone que después de hacer esto quedamos en que no volveriamos a vernos, pero algo hizo que cambiara de opinión, asi que acepté la invitación.

Miré la hora en mi teléfono, ya iban a ser las nueve de la noche, no podía creer que yo había llegado acá a las 7.

Mi pensamiento fue interrumpido al oir la voz de Tom.

- Oye, ¿Qué eran esas marcas que tenías en el abdomen? – sonaba preocupado, eso me sorprendió bastante debido a que pensé que sinceramente él no estaba interesado en mí en ningún aspecto.

- No es nada en serio que...

- Bill. – él me interrumpió. Se levantó de la cama y se paró en frente mío, luego, se agachó y sostuvo mi rostro entre sus manos. – ¿Quién te hizo eso?

No pude evitar ponerme nervioso, la manera en la que me miraba, en la que me habló, en la que afirmaba mi rostro, él era tan lindo...

- Es solo que cuando era más pequeño tenía compañeros que siempre me hacían daño.. prefiero no recordarlo ahora. – otra vez pude sentir ese nudo en mi garganta, no quería llorar de nuevo en frente de Tom.

Él suspiró y se levantó, luego sólo fué hasta el otro extremo de la habitación.

Me levanté de la cama débilmente, agarré mi ropa del suelo y me la puse. Sentía la mirada de Tom mientras me vestía, no me causaba nada, de echo extrañamente me gustaba. Él también se puso su ropa.

Después de unos minutos de silencio decidimos salir del apartamento. Todo el recorrido hasta el estacionamiento fue en silencio, no pensé que Tom pudiera cerrar la boca por tanto tiempo, decidí no preguntar nada.

- Este es mi auto, subete del otro lado. – dijo señalando un descapotable negro, quedé realmente sorprendido por eso, él tenía mi edad y ya conducía y bebía. No le cuestioné nada, preferí quedarme callado.

Después de un rato llegamos finalmente al bar de siempre, pero cuando entramos ambos quedamos helados.

- ¿Georg, qué mierda? ¿Qué haces con ese? – dijo Tom furioso derrepente, yo tampoco podía creer lo que veía.

- ¿Gustav? – dije finalmente. ¿Cómo es que tú y él se conocen?

Los cuatro nos miramos confundidos, nadie entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando.

- ¡Bill, mejor tú explícame qué haces con ese imbécil! ¡¿Acaso no quedamos en que te alejarías?! – gritó Gustav. No supe que decirle, la culpabilidad me inundó rápidamente.

- ¡Hey! – dijo Georg algo molesto por cómo habian llamado a su amigo.

- No me vuelvas a llamar imbécil, ¡¿Entendiste rubiesito?! – de un momento a otro ví a Tom agarrando a Gustav del cuello.
Georg intentaba separarlos, yo solo pude gritar que se detuvieran.

- ¡¿Qué mierda está pasando acá?! – dije finalmente. – al oir mi grito, Tom soltó a Gustav y me miró.

- Bill, mejor tú explícate. – dijo Gustav decepcionado.

No sabía qué responderle.

Yo invito | TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora