Capítulo 8

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No sabía qué hacer, no podía perderlo, no ahora. Corrí hacia la puerta y la abrí, entré apresurado y me topé con una inmensa multitud que me esperaba allí dentro, no entendía cómo el lugar se había llenado tanto en tan poco tiempo.

- ¡Tom! – grité con fuerza esperando que él volviera a mí, no recibí respuesta.

En eso sentí cómo alguien jaló mi brazo, mi corazón latió acelerado al pensar que podría ser Tom, pero no, era Gustav. Él me sacó de entre la multitud y me llevó a la mesa en donde estaba él y Georg.

- ¿Bill, qué pasa? Acabamos de ver a Tom salir del bar ahogado en lágrimas. Georg intentó acercarse a él pero solo nos ignoró. – las palabras de Gustav hirieron lo más profundo de mi corazón, no podía soportar saber que Tom estaba así.

- ¡No puedo perder más tiempo Gustav! – él me miró preocupado pero también algo confundido, me prometí a mí mismo que volvería con él y me disculparía por cómo lo he estado tratando.

Corrí hacia la salida y abandoné rápidamente el lugar en busca de Tom. Corrí directo a la calle en donde él había estacionado su auto hace rato.

Mientras corría hacia allá sentía una montaña rusa de emociones, pero ahora solo podía llorar.

Cuando llegué al lugar lo ví, pude ver el auto estacionado; Tom estaba en el interior. Sentí tanta tranquilidad al verlo ahí.

Me acerqué a la ventana y toqué el vidrio, él me miró sorprendido, yo solo rogaba en mi interior que me dejara hablar con él esta vez.

Noté que Tom hizo una seña con su cabeza indicando que me subiera al otro lado en el asiento del copiloto. Di la vuelta por detrás del carro, abrí la puerta y, sin decir nada, me senté a su lado.

- Perdón.. – dije mirándolo, esperaba que él hiciera lo mismo pero no lo hizo, solo miraba al frente con la cabeza apoyada en la parte de atrás de su asiento.

- ¿Por qué? – su voz estaba quebradiza y muy débil, era obvio que había estado llorando todo este rato, sin contar lo rojos que estaban sus ojos. En ese momento solo quería abrazarlo, quería besarlo, quería que se sintiera mejor.

- Yo.. no lo sé realmente. – bajé mi vista, no sabía qué decirle, solo quería estar con él.

Estuvimos varios minutos en silencio, sin intercambiar miradas, sin movernos, nada. Tras un largo rato empezó a sonar mi canción favorita en la radio del auto, empecé a cantarla susurrando.

- ¿Te gusta Bon Jovi? – dijo él por fin, mirándome. – It's My Life es mi canción favorita.

- También es mi canción favorita. – respondí con una sonrisa. No era una gran sonrisa, seguía realmente deprimido, pero poder hablar con Tom al fin me hizo sentir mejor.

- Lo último que gritaste antes de que me fuera.. ¿Era verdad?

Asentí con la cabeza, ya no tenía miedo de decirle que me gustaba, ahora era lo único que yo quería que él supiera.

Nos miramos unos segundos a los ojos pero él rápidamente giró su cabeza para mirar por su ventana, llevó su mano hacia su boca y la cubrió.

- ¿Qué haces Tom? – él volvió a girar su cabeza hacia mí, tenía un linda sonrisa dibujada en su rostro. La felicidad que me causaba verlo así era indescriptible. – Adoro ver tu sonrisa, Tom.

Él me observó detenidamente, pude ver en sus ojos un lindo brillito que los hacia ver aún más lindos de lo que ya eran. Tom acarició mi mejilla delicadamente con su mano y luego se acercó para besarme, yo solo pude seguirle el beso.

- Me gustas, Bill, me encantas...

Abrí mis ojos.

15 de abril, 2007.

Me lavanté de golpe, no podía creerlo, estaba en la habitación de Gustav, una vez más..

– Buenos días Bill. – dijo él desde la entrada de su habitación. – ¿Te das cuenta de lo que está pasando?

Yo no podía entender nada, ¿Todo fue un sueño? ¿En donde había comenzado? Sentí una presión en el pecho que no me dejaba respirar correctamente.

- ¡¿Gustav qué mierda está pasando?! – pude alcanzar a decir antes de estallar en llanto. Comencé a golpear mi cabeza con ambas manos por la frustración, sentía que me ahogaba en mis propias lágrimas, en mis propios pensamientos.

Gustav corrió hacia mí para detenerme, él me abrazó.

- ¡Bill cálmate! – comencé a golpear su espalda para que me soltara, la desesperación me inundó, quería morir. – ¡Bill, no me sigas golpeando así, realmente me lastimas! – al oir sus palabras me detuve por completo.

- Gus yo... – no sabía qué me estaba pasando, sé que él menos podía entenderme. Se alejó un poco de mí para mirarme, solo me transmitía preocupación.

- Anoche Georg y yo vimos a Tom salir de bar apresurado, me asusté mucho al no verte con él entonces comencé a buscarte desesperado junto a Georg. Salimos corriendo hasta la parte trasera del bar, ahi te encontramos arrodillado en el suelo, estabas temblando por el frío, Bill. Te levantamos y tú tenías la mirada perdida, pensé que te habían drogado o algo, me asusté demasiado. 

- ¿Todo lo soñé? ¿Él en realidad no habló conmigo? – la desesperación me consumía, quería gritar, me dolía todo el cuerpo, me dolían los pensamientos.

- ¿Qué soñaste? – dijo él observándome a los ojos.

- Él y yo... él y yo estabamos en su auto, Bon Jovi en la radio, él me besaba, él me decía que yo le encantaba. – no tenía la capacidad de mirar a Gustav, sentía vergüenza, sentía culpabilidad.

- ¿Tom? – me preguntó. – Bill, ¿Qué más está pasando entre ustedes?

Ignoré por completo a Gustav y busqué mi teléfono, lo agarré de debajo de la almohada y entré a contactos.

- ¡Bill! – Gustav me arrebató mi teléfono de las manos, lo tiró al otro extremo de la cama y me hizo mirarlo a los ojos. – Por favor Bill, eres mi mejor amigo, esto que te está pasando me preocupa como no tienes idea.

- No sé cómo contarte las cosas Gus. – dije con mi voz quebradiza, estaba al borde de llorar otra vez.

- Tengo tiempo, necesito que me expliques  para poder ayudarte.

Me armé de valor y decidí contarle todo.

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