Eris se sintió poco apreciada.
¿Y de qué otra manera debería sentirse? Desde que su madre dejó la Mansión de la Noche junto a Lamia, Eris estaba dispuesta a demostrar su valía a su madre. Ella no era como Hémera, siempre buscando el equilibrio. Ella no era como Hécate, a quien le gustaba oscilar entre aliados y amistades. Y definitivamente, ella no era como las Moiras, a quienes les encantaba controlar la vida de todos.
No, ella era una verdadera hija de Nyx. Le encantaba meterse con otras entidades, hacer confrontaciones, hacerlas dudar y causar confusión. Pero, nunca con su Madre. Ella sabía que desafiar a su madre era similar a una sentencia de muerte.
Por eso, cuando se enteró de que su Madre estaba reuniendo aliados para luchar contra los olímpicos, Eris dejó la seguridad de la Mansión de la Noche y fue a explorar la superficie. Habían pasado milenios desde la última vez que la Señora de la Discordia puso un pie en la tierra y deambuló, libremente y causando destrucción, solo con pensarlo.
Ella vio por sí misma los resultados de dejar que el mundo fuera controlado y dominado por los dioses: los mortales gobernaban el mundo, ignorando si los dioses existían o no. Eran el juez, el jurado y el verdugo de su propia raza y eso, para Eris, era un cáncer. Una enfermedad. Una plaga que debe ser tratada inmediatamente, antes de que infecte a otra especie.
Ella entendió por qué los semidioses eran lo que eran. Si Cronos podía manipular al engendro de un Dios y un mortal para luchar contra los propios Dioses, o eran estúpidos al creer que tenían más poder del que realmente tenían, o los semidioses estaban sedientos de estar a cargo de las cosas. Al igual que los mortales a su mundo, los semidioses son una generación "superior" que viene sin los efectos y problemas de los mortales.
O, eso es lo que Eris creía.
Eris paseó por las abarrotadas calles de Nueva York, causando problemas dondequiera que fuese. Si alguien la mirase, ese alguien vería una exhibición de peleas y discusiones donde ella pasase. Eris se sentía recargada de energía. No había sentido ese tipo de poder desde, bueno... desde la última vez que caminó por la Tierra.
Eris sabía a dónde iba. No necesitaba un mapa para eso. Ella no necesitaba direcciones. Porque lugares como este solo pueden ser sentidos y accedidos por personas con poder. Bueno, ¡ella tenía el poder! Pero no el reconocimiento, lo que significaba que no podía aparecer cuando quisiera sin que nadie la atacara.
Eso era simplemente frustrante.
"Buenas tardes, señor", puso una voz azucarada en sus labios, tratando de pasar como cualquier otra persona. El hombre con el que estaba hablando levantó los ojos del periódico que estaba leyendo y levantó una ceja hacia ella, "¿Sería tan amable de darme la llave?"
"¿La llave?" El hombre físicamente parecía tener alrededor de cuarenta años, con su uniforme de "Seguridad". Parecía confundido o se estaba haciendo el tonto.
"Sí, señor... La llave..." Repitió, cruzando las piernas, para ser aún más dramática. El hombre frunció el ceño y volvió a leer el periódico.
"Niña, todos los baños están sin llave" Eris se dio cuenta de que el hombre no se dejaría engañar por ningún truco, así que hizo lo que mejor sabía: comenzó una pelea. Más específicamente, hizo que otras dos personas comenzaran una pelea. En el momento en que la pelea se volvió física, eso obligó al guardia a abandonar su puesto, oportunidad que aprovechó para agarrar la llave que estaba buscando, mientras ocurría la conmoción.
Entró en el ascensor y lo cerró rápidamente antes de que alguien más quisiera entrar. Ella, entonces, sacó la llave y la insertó en la ranura, haciendo su viaje al lugar más alto de la Tierra.
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A New Order Of Chaos [Traducción]
FanfictionDespués de la batalla contra Gaia, los dioses y los semidioses (tanto romanos como griegos), están a salvo. 3 años después, un paranoico Zeus afirma que el Hijo de Poseidón es un traidor al Olimpo y lo condena a muerte. En represalia, los Olímpicos...