Ya he crecido (Tomioka Giyu x Kochō Shinobu)

Jugueteo

Shinobu ya llevaba rato mirándome disimuladamente sobre el libo que sostenía y yo estaba haciendo mi mejor esfuerzo para fingir que no lo notaba, que solo estaba estudiando pero llevaba cinco minutos en el mismo párrafo.

Ella no era consciente de la situación en la que estaba, creo que nunca se puso a pensar realmente en eso, después de todo era yo el que había pasado la mayor parte de nuestra amistad enamorado de ella, y la mitad de eso evitando que se enterara, pero en este momento ya no lo eramos. Lo habíamos dejado en claro.

Un escalofrío me recoció cuando sentí su rose. La miré.

- ¿Si?- le pregunte-

-Nada- tenía un leve sonrojo.-

Volví a fingir que tomaba notas. Prefería que me hubiera empujado con el pie y no rozado. El calor se expandió por todo mi cuerpo desde el punto donde me toco, me hormigueaba la piel y los recuerdos de anoche y de esta mañana invadieron mi mente. Tenía que contenerme. Había sido una sorpresa para mi que Kocho no hubiera querido escapar, sabía que en parte era por la tormenta, pero podría estar evitándome, escondiéndose en otros cuartos y no sentada conmigo mirándome estudiar.

Como estaba pendiente de ella esta vez me di cuenta cuando movió pié. Se sorprendió cuando la miré, haciendo que se encogiera. Dejé las cosas sobre la mesa y me acerque encerrandola entre mis manos para que no escapara, pero no fue una buena idea tenerla tan cerca.

-No puedo concentrarme si estas mirándome de esa forma y aún menos si me tocas.- pude oler mi shampoo en ella.-

-¿O sea que no puedo verte, ni tocarte? ¿Debería irme a otro cuarto?- lo dijo de forma juguetona mientras acariciaba mi rostro.-

- Dios, realmente no se que hacer contigo, Kocho.-

-¿Por?¿Dices que soy molesta?-

Mientras trataba de contenerme, ella estaba tratando de molestarme. Tenía ganas de jugar podía verlo en su rostro, pero yo tenía ganas de algo más, pero no podía decirlo.

-En cierta parte... sí- dije mientras me enderezaba. -

- Oye-

Intentó empujarme pero le sujeté los dos pies. Soltó una carcajada y le sujeté las piernas para que no me pateara, era algo que había aprendido a las malas. Estaba acostada con los brazos sobre su cabeza por intentar sostenerse, tenía el rosto sonrojada y estaba un poco agitada. No dejaba de reírse.

-Eres hermosa-

Shinobu me miró con sorpresa. Mi respiración cambio a una más lenta y profunda mientras me acercaba, ella sostuvo el aire y después me sonrió con dulzura.

- Creo - dijo mientras me sacaba los lentes y los dejaba en la mesa- que ya no podemos parar lo que va a pasar-

El corazón me dio un vuelco.