- Muchas gracias por hacer esto Shinobu.- dijo Tsutako mientras sujetaba mis manos.- Muchas gracias, llámame si pasa algo.- agradeció por última vez antes de irse.
Se subió a su auto, donde su hijo de tres años la esperaba, tenía que ir a cuidar a su suegra que debía ser operada. La despedí con la mano mientras veía como el auto de alejaba sin tratar de pensar en que me había metido.
-¿Hermana? - dije contestando el celular mientras entraba a la casa. -
-¡Hola, hola! Quería decirte que voy en camino, te hice compras para que no tengas que salir. - dijo riendo disimuladamente desde el otro lado de la linea.-
-No es gracioso.-
-Nunca dije que lo fuera, solo que es... peculiar.-
-¿Qué alguien enferme en invierno? -
-Ara, ara, Shinobu, no te enojes, podría enfermarte vos también. Llegaré en quince minutos, te llamaré cuando este afuera. Adiós.-
-Chau.-
Después de que durmiera un rato y recuperara fuerza lo había traído a su casa para que no tuviera que venir de noche cuando bajara la temperatura, ya que no quería quedarse en casa para no contagiar a las chicas, pero cuando ya estábamos acá recibí una llamada de Tsutako, donde me decía que tenía que irse acompañar a su suegra porque su esposo estaba de viaje, en realidad se suponía que Giyu iba a cuidar de su sobrino por esta semana.
Suspiré mientras miraba el interior de la casa de Tomioka Giyu, era una casa de barrio, cuando entrabas podía ver de frente una escalera para el segundo piso, de un lado el living con una puerta corrediza que te llevaba a un estudio, a la derecha la cocina comedor y en el piso superior una habitación con un balcón y el baño. Todo estaba limpio y ordenado con mucho cuidado, cada libro, cuadro y objeto tenían su lugar. Se sentía frió, no sabía si era porque predominaban los colores como gris, azul, verdes y marrón, o por el hecho de que era una casa donde vivía una persona que no estaba todo el tiempo, a diferencia de nuestra casa donde siempre había alguien con quien charlar. Debía sentirse muy solo desde que su hermana se casó y él decidió irse a vivir solo.
Puse el agua a calentar para prepararme un té mientras esperaba a mi hermana y decidí dar una vuelta. Solo había venido un par de veces desde que se había mudado a esta casa. No se parecía nada a su cuarto en la universidad. Me envolví aún más en mi pashmina de lanilla mientras iba al pasillo para subir la calefacción. Estaba en eso cuando lo noté, había una mesa para dejar las llaves y tus cosas apenas entrabas en la casa, y sobre ella unos cuadros, eran seis. Una foto de él cuando niño junto a su hermana y padres, otra con mi familia cuando su hermana entro a la universidad, con su hermana cunado él se recibió, otra cuando era pequeño y se quedaba con Urokodaki, Sabito y Makomo, otra con su sobrino, y un cuadro pequeño en el centro con una mariposa morada de origami con una fecha anotada. Reconocí la mariposa de inmediato, yo se la había hecho poco después de que viniera a vivir a la ciudad.
Habíamos estado buscando a Giyu por dos horas, Tsutako estaba desesperada, él nunca la había desobedecido, siempre era un niño tranquilo, pero no había tomado bien el mudarse. Estaba buscándolo de nuevo por el patio cuando lo escuche llorar a través de la ventana. Corrí hasta el estudio de mi papá y ahí estaba, escondido debajo del escritorio.
-Giyu. - dije despacio mientras me acuclillaba a su lado. - ¿Estas bien? -
-No...- dijo entre lagrimas.- yo quiero volver... no quiero que pase de nuevo... no me gusta. -
-Ven conmigo- estiré mi mano hacia él pero solo se encogió aún más sobre un rincón. - Esta bien, no tienes que salir si no quieres. - justo mi hermana quiso entras en el cuarto pero le hice señas para que no lo hiciera, ella entendió y fue a buscar a los demás para decirle que ya no había encontrado. - Me quedaré a tu lado. -
-No, no es verdad. - dijo aún con su rostro entre sus manos. - vas a dejarme... como todos.-
- ¿Cómo todos? -
-Sí, papá y mamá nos dejaron... y ahora nos dejó el señor Urokodaki... ya no podemos tener una familia.-
Me senté frente a él con las piernas cruzadas. No sabía bien que decirle, hasta hace unos meses yo había sido la más chica de la familia y hasta Kanao y Aoi, nunca había tratado con otro niño, entonces recordé lo que mi hermana sabía hacerme para animarme. Tome uno de los post it del escritorio mientras le hablaba.
- Yo puedo ser tu familia, nosotros podemos. - dije para animarlo. -
- No, me terminarán dejando. -
- Giyu...- lo llamé con cariño mientras acariciaba su cabeza, él levantó la mirada. - Yo quiero ser tu familia- dije mientras le entregaba la mariposa que había hecho.-
- ¿No vas a dejarme? - sus enormes ojos azules estaban llenos de lagrimas pero por primera vez vi en ellos una chispa de esperanza. -
-¿Sabes que significan las mariposas? - estiré mis brazos para que viniera conmigo. -
-No- dijo mientras se acomodaba entre mis piernas y dejaba que lo abrazara, aún sollozando. -
- La mariposa significa amor, libertad y resurrección. No puedo prometerte estar siempre a tu lado, pero en cada vida vendré a buscarte ¿Te parece bien?- dije mientras le daba un beso en la frente. - al igual que tus padres y tu hermana.-
-¿y estarás conmigo?- dijo con una débil sonrisa.- siempre volverás, ¿como esta vez?.-
-Sí. - dije mientras lo mecía hasta que se quedara dormido. -
Mis padres y nuestras hermanas habían entrado después de un rato y nos habían encontrado a los dos durmiendo al lado del escritorio de mi padre. Después de eso Giyu había comenzado a actuar extraño, me evitaba y corría lejos de mi cada vez que me veía.
-Creo que le gustas. - había dicho mi madre, pero no fue hasta mucho tiempo después que supe la profundidad de sus sentimientos.
Ahora trece años después, estaba parada frente a la mariposa que le había hecho, encuadrada cuidadosamente, casi nueva si no fuera por el desgastado color. Extrañamente este día me estaba haciendo recordar muchas cosas.
El celular en mi bolsillo sonó mientras aún contemplaba la mariposa. Era mi hermana, después de dos tonos cortó. Abrí la puerta y estaba afuera con dos bolsas de papel madera llenas.
-¡Buenas noches! - dijo con su usual sonrisa- ¿Giyu sigue durmiendo? -
-Sí, deja que te ayude. - traté de sacarle las bolsas de las manos pero me esquivo con gracia- hay más dentro del auto, puedes traer esas. Permiso. - dijo para entrar a la casa. -
- ¿Quieres quedarte un rato?- le pregunté una vez que terminamos de traer las demás bolsas- ¿Tomar un té o algo caliente?-
-Ara, ara, mírate, toda una señora de la casa.-
-¡Hermana! - le reproché mientras miraba hacia las escaleras, como esperando verlo con una sonrisa. -
-Debe estar en la cama, dudo que me hay escuchado. Sí, me apetece algo caliente antes de volver a casa. -
Dejo sus zapatos y abrigo en la entrada, le pasé unas pantuflas que Giyu guardaba en el armario. Mientras hacía eso pude sentir la mirada de mi hermana, toda una señora de la casa, la frase volvió a mi mente. La miré levantando una ceja como retándola para que diga algo más, pero solo sonrió y se fue a la cocina donde la tetera estaba sonando.
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Ya he crecido (Tomioka Giyu x Kochō Shinobu)
FanficShinobu había olvidado que, Giyu, ya no era el niño que había visto por primera vez cuando ella tenía catorce y el nueve. Ahora que él ya había cumplido los veintidós, ella no podía seguir viéndolo como su hermano pequeño, y Giyu tampoco le dejaría...