Después de comer nos tiramos en el sillón para descansar, yo estaba sentada y la cabeza de él descansaba sobre mis piernas. Podía decir que Giyu había tenido más actividad de la debida por lo que ahora, en contra de su voluntad, tenía que descansar. Había insistido un rato hasta que le convencí con caricias.
- Sigo pensando que estaríamos más cómodos si fuéramos al cuarto.-
-No caeré en eso - le acaricié el pelo mientras él me miraba-
-Te prometo que no es una trampa.-
-Y yo te dije que en este momento estoy ventilando la habitación.-
-Podemos ventilar más tarde-
- Podemos ir más tarde- le retruqué, pero vi un pequeño brillo en sus- Ni lo pienses -
-¿Qué es lo que no tengo que pensar?- le jalé el pelo en forma de advertencia- Esta bien - levantó las manos para demostrar que se estaba rindiendo y yo volví a acariciarlo-
-No entiendo porqué estas tan ansioso, además tienes que descansar.-
- Tengo miedo Shino. - susurró-
Me miró con intensidad, sus pestañas negras enmarcaban sus ojos azules haciendo que se me parara el corazón por unos segundos. Tomó mi mano y se la llevo a los labios para besarla sin dejar de mirarme. Me incliné y lo bese de forma suave.
-¿De qué?-
-De que te arrepientas-
- No lo haré- dije con firmeza- ya te lo dije, pero lo repetiré cuantas veces sean necesarias para que me creas. -
Me dedicó una sonrisa y cerró sus ojos. Seguí acariciando su pelo mientras pensaba en su inseguridad. Lo había visto dudar por un montón de cosas, pero no creía que después de tanto tiempo insistiendo tendría dudas de esto. Es por eso. La respuesta me vino de golpe. Había insistido tanto, y me había visto dudar de mis sentimientos, que era normal que tuviera dudas. Yo las tendría.
- Me gustas-
- Me gustas- respondió sin abrir los ojos, pero pude sentir como su cuerpo se tensionó cuando se lo dije.-
- De verdad me gusta, Giyu. Mucho. Me gustas mucho-
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Ya he crecido (Tomioka Giyu x Kochō Shinobu)
FanfictionShinobu había olvidado que, Giyu, ya no era el niño que había visto por primera vez cuando ella tenía catorce y el nueve. Ahora que él ya había cumplido los veintidós, ella no podía seguir viéndolo como su hermano pequeño, y Giyu tampoco le dejaría...
