37: Juntos

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Narra Alicia
Aquel chico de ojos marrones que la vida me puso el primer día que nací en mi vida, destinados a odiarnos para luego volvernos inseparables.
Quien diría que acabaríamos así, en un almacén sin saber que decir ni que hablar, sin saber como actuar con el otro cuando se supone que nos conocíamos como las palmas de nuestras manos.

- Creo que ya es tarde para disculpas.- me limito a contestar rompiendo la conexión que había surgido entre ambos.
- Alicia - escuchar mi nombre completo de sus labios me duele, se clava en mi corazón.
- ¡Alicia! ¿Se puede saber que demonios estás haciendo? Te necesito en el reservado 4 - al momento agarro a Pablo del brazo y tiro de él hasta una esquina del almacén con miedo de que lo vean.

- Perdón, estoy lavando los vasos, que no hay en la barra 3 - contesto por el pinganillo, me quedo más relajada al recibir una disculpa por parte de mi jefe.

En aquel momento me doy cuenta de la cercanía con Pablo, nuestros pies estaban entrelazados y si me movía un poco mi pecho y el suyo se pegaban.

Dirijo la mano a la manilla de la puerta para salir de aquel lugar pero me agarra la muñeca delicadamente, mi piel arde bajo su tacto. Hace un mes que no me tocaba.

- ¿Puedo al menos volver a estar en tu vida? Como amigos, como cuando éramos niños - murmura. Niego con la cabeza.

- Mi mejor amigo le hubiera roto la cara a cualquier persona que me hubiese humillado, tu en cambio estabas ahora viendo un concierto a su lado- mis palabras fueron directas a su corazón, me dejo ir soltando su agarre, en su cara podía ver dolor y arrepentimiento.

- Yo... no lo sabía, iba a contártelo Alicia, te lo prometo... déjame explicártelo todo.- me quedo un rato más con él, no sabía si era por que lo necesitaba o por el hecho de verificar sus palabras, que el me seguía queriendo en su vida.

- Me lo tenías que haber contado cuando yo te lo pregunté mirándote a los ojos destrozada, llena de inseguridad que tu alimentaste. - le digo, pero verlo destrozado hace que me piense las cosas.- No me buscaste Pablo, me dijiste que me buscarías y no lo hiciste.

- No quiero causarte más dolor Alicia, no se como actuar contigo si no me dejas explicarte las cosas. - y lo pienso, me quedo en silencio, miro hacia el techo y luego a él.

Siento como me tiembla el labio inferior y como vienen a mi las ganas de llorar, vuelvo a mirarle a él, y es que me es imposible negarle nada.
- Mañana ¿Vale? - le digo finalmente, al momento su cara cambia drásticamente tiene una gran sonrisa y noto el brillo en sus ojos. - Ahora fuera de aquí- le digo en broma pero era necesario que se fuese, me iba a acabar metiendo en un lio.

Levanta las manos en son de paz y desaparece del almacén.
Vuelvo a la barra, coloco todo y comienzo a servir, no tarda en presentarse delante Erica.
- Conseguiste tu objetivo- me dice de la nada, hago que no la escucho.
- ¿Necesitas algo? - le digo después de un rato ya que seguía en la barra matándome con la mirada, parecía que me estaba mandando flechas con los ojos.

No voy a negar que se me escapó una que otra sonrisa entretenida por la constancia de ella en intimidarme.
- Si, darte la enhorabuena, vas a salir de la ratonera de donde vienes gracias a que yo me salgo de en medio - me suelta sin más, asiento.
- Para tu información, Pablo nació y yo estaba en la habitación de hospital aquel día- le digo. - no te tengo que dar explicaciones de nada pero me gustaría que me dejaras de dar el coñazo cada vez que me veas - le digo claramente, se queda boca abierta ante mis palabras.
- Solo decirte que vas a tener miles de ojos mirando cada paso que des, viendo que la novia de Pablo Gavi trabaja en un antro, que su madre tiene depresión y un padre en la tumba - no se por que pero pierdo los papeles, cojo el vaso que estaba en la barra de a saber quien y se lo echo en la cara.

Charm | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora