64- El vaso de sombrero

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Mirando sus helados ojos color cielo, Mika hizo un violento repaso en su mente de todas las cosas incorrectas que llegaba a recordar haber hecho. Si había muchas cosas que podrían avergonzar a un hombre decente, pero casi todo lo había hecho antes de Kimi y no tenía nada que ver con él.

¿Había visto alguna foto o video de antes? De ser así no se esperaba ese tipo de respuesta.

Le miró confundida. Él estaba frente a ella en un estado de furia fascinante. Se mostraba helador, pero parecía encendido de la rabia, como si su otro yo,estaba dentro teniendo un ataque. Incluso, empezaba a sonrojarse.

No había nada como un mueble entre los dos, que le diera alguna ventaja por si él decidía poner en práctica su amenaza, aunque no le tenía miedo no estaba ansiosa a que la sacudieran como a mata llena de frutos maduros y encima por una razón que no sabía. Ella se cruzó de brazos frunciendo el ceño con desconcierto, tenía el corazón a mil por hora, no porque se sintiera culpable si no porque la había tomado sin cuartel. La... La estaba juzgando y condenando por haber hecho algo ¿Terrible? ¿Muy malo? ¿Desleal? la cuestión es que no lo sabía.

¿Qué había hecho?

Mika abrió la boca y la cerró, la volvió a abrir. Se había puesto a la defensiva al ver su actitud, pero minutos después y luego de escuchar lo que él había dicho hasta el momento, estaba francamente anonadada y le miraba como si fuera un increíble espécimen de museo, estaba en apariencia calmado pero bajo esa máscara había algo más oscuro bullendo, algo que iba más allá del gesto inexpresivo e indiferente que tanto le caracterizaba. Había un desasosiego subyacente en todos sus movimientos,

Kimi sentida de todo y nada, estaba furioso, dolido y se sentía tan traicionado que tenía un hueco en el pecho que no le dejaba estarse quieto, que le había movido a tomar un vuelo para ir a verle, en ese momento justo, sin importarle la carrera en unas horas, su equipo, la escudería, sin importarle nada porque simplemente no podía pasarle por encima al desastre, no podía compartimentar hasta que pudiera desocuparse para ir a solucionar lo que ocurría. No, debía ser ya mismo. En su cabeza no entendía como Mika podía tan descaradamente fingir que no ocurría nada. Y es que se sentía peor que cuando Jennie, se sentía más dolido, todos los sentimientos negativos que se peleaban en su interior se estaban uniendo con sangre al amor tan grande que sentía por ella, a ese amor que con certeza perdonaría esto y posiblemente más, ese amor que le estaba doliendo como una herida abierta. Tuvo aún más ganas de zarandearle.

- Escúchame - empezó él, fijando sus helados ojos en ella- ya estoy aquí, ya lo sé. No por ti, pero ya lo sé, así que vamos a saltarnos la parte en que lo niegas y lleguemos hasta la parte en la que aceptas y confiesas. - Finalizó con firmeza señalando la con la mano, con gestos contenidos. Kimi no sabía que se supone que haría después de escucharla decir " está bien, si, lo hice", le daba taquicardia solo imaginarlo.

Mika puso los brazos en jarra

-¿ Confesar?- preguntó con cautela -¿ Confesar el que?

Él le sostuvo la mirada con incredulidad y con cierto desespero

-¿Por qué quieres hacer todo esto más largo y difícil para ambos, tomando esa actitud?- le espetó acusante, a viva voz y con un deje de indignación .Mika hizo la cabeza hacia atrás y su cabello fue todo a su espalda

- Kimi, no estoy entendiendo nada de esto- le dijo lentamente -No sé qué es exactamente lo que quieres que diga- replicó ella en tono aún cauto. No ayudaba. No ayudaba una puñetera cosa que ella se viera tan... Terrenalmente fresca, tenía un floreado vestido ligero que le abrazaba el firme cuerpo, no tenían más que el mínimo maquillaje y llevaba el cabello suelto algo despeinado, estaba alta por unos tacones bajos que estaba usando. No ayudaba en nada. En nada. Le dolía más, porque no podía evitar apreciarla incluso en esos momentos.

Te quiero, Iceman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora