Capítulo 4

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Narra _____

Su mirada en mi era como la de un depredador mirando a su presa, listo para devorarla.

Bajé mi mirada y mi camisa estaba totalmente desgarrada y destrozada. Miguel acercó uno de sus dedos y desenvainó una de sus garras, la dirigió hacia mi sostén y sin dificultad alguna, usó su garra para hacer un corte en el centro haciendo que la tela que cubría mis senos cayera hacia ambos lados.

Su mirada era muy hipnotizante, mis ojos no perdían cada detalle de sus movimientos. Antes de que pudiera decir o hacer algo, sentí sus brazos en mi espalda y el suelo dejó de sentirse bajó mis pies, seguido de la húmedad caliente de su boca sobre mi cuello.

Miguel me estaba cargando como a una muñeca, apretando mi cuerpo al de él mientras recorría con su lengua la piel de mi cuello y mis hombros.

-Uhm...Miguel...-Gemí su nombre, estaba tan sorprendida y excitada al mismo tiempo que no estaba poniendo ninguna resistencia-no es como si pudiera- pero sostenerme de esta manera demostró la fuerza y el poder que tenia, en especial sobre mi. Sus labios recorrieron mi cuello y mi clavícula, dejando un rastro de mordidas suaves y besos húmedos, provocando que suaves gemidos escaparan de mi boca, pero casi grité de placer al sentír lengua descender hasta uno de mis pechos.

La imagen que tenía frente a mi sólo la vi en mis más húmedas fantasías.

Miguel tenía sus ojos carmesí fijos en mi, su lengua se movió alrededor de mi aureola para luego succionar mi pezón.

-Ahhh... Miguel, espera ese lugar es...-Mierda, mis pezones siempre fueron sensibles. Mis gemidos no tardaron en llenar el almacén en el cual estábamos, tapé mi boca para no hacer mucho ruido. Si alguien nos encontraba en esta situación, empeoraría el odio que me tienen todos.

Intenté contenerme pero todo mi esfuerzo se fue al diablo cuando uno de sus colmillos rozó la punta de mi pezón y dejé escapar un gemido lascivo.

-Estás gimiendo como toda una zorrita...-Dijo con voz ronca antes morderlo suavemente y chuparlo para dejarlo adolorido.

Me apretó con más fuerza e hizo lo mismo con mi otro pezón. Luego de devorar mis senos y dejar mis pezones sensibles, me puso con cuidado al suelo.

Sentí mi sexo mojado, la estimulación fue demasiado deliciosa e intensa, un completo delirio.

Miguel me desabrochó el pantalón de tela y con un sólo movimiento lo jaló hasta mis pies. Se puso de rodillas y acercó su rostro a mi intimidad.

-Mira lo mojada que estas.-Con un dedo empezó a frotar mi clítoris por encima de mis bragas. Mis manos se apoyaron para no perder el equilibrio, sentía que en cualquier momento mis piernas me fallarán.

El sujetó mis caderas y las atrajo hacia adelante, en donde sentí su aliente caliente sobre mi monte de venus.

-Hueles tan condenadamente bien.-Murmuró con la voz ronca antes de hacer a un lado la húmeda tela para acariciar sus dedos en mis pliegues.

Mierda, si me habla así no puedo decirle que no...

-Miguel... Espera un momento...-Me estaba dejando llevar por la excitación del momento, pero una voz en mi cabeza me decía que estaba olvidando algo importante.

-Silencio. Es hora de que aprendas a ser obediente.

Su voz estaba llena de dominio, lo suficientemente intimidante para que yo gimiera y moviera mis caderas hacia adelante en busca de más contacto.

-Así me gusta.-El se puso de pie y con algunos toques en su reloj hizo que su traje de spider desapareciera dejando expuesto su enorme miembro.

¡Pero esa cosa va a romperme!

Frotó su dura hombría contra mi monte, dejando salir gemidos roncos ante la fricción de nuestros cuerpos.

-Si tan sólo fueras así de obediente siempre...-Susurró en mi oído provocando que mi piel se erizara al sentír su aliento en mi cuello.

Pero mi ensoñación terminó cuando sentí su glande presionando suavemente mi entrada.

¡Reacciona mujer, eres virgen!

-Miguel... Espera-Dije intentando apartarlo. Mi voz salía temblorosa ahora que había caído en cuenta de la realidad de mi situación sexual.

-Oh no, cariño. No te hagas a las dignas ahora...-Susurró en mi oído, frotando su erección contra mi entrada.

-Miguel, espera, tengo que decirte algo.-Lo empujo con todas las fuerzas que tengo pero mo único que siento es como agarra mis muñecas y las agarra con fuerza por encima de mi cabeza.

-______, tengo que darte una lección. ¿Acaso no te enseñaron a no calentar lo que no te vas a comer?

Procedió a levantar mi pierna derecha con una mano y la otra seguía sosteniendo mis muñecas.

¡Carajo, habla o te vas a desangrar!

-¡Es mi primera vez!-Grité provocando que el se detuviera de golpe.

El almacén se llenó de silencio. Los suspiros y jadeas que antes salían de sus labios desaparecieron rápidamente.

No sabía si sentirme aliviada o asustada.

Finalmente el soltó mi muñeca y mi pierna, retrocedió y no pude descifrar su expresión.

¿Esta molesto?

-Tu... ¿Eres virgen?-Preguntó con una expresión incrédula.

-Si.

No se como salieron las palabras de mi boca, pero salieron.

El solo bajó la mirada y con sus dedos apretó los botones de du reloj y su traje volvió a la normalidad.

¿Está decepcionado?

-Vístete... Lo dejamos aquí.-Dijo sin expresión alguna-No está de más decir que esto queda entre nosotros.

Sin decir una palabra más me dio la espalda y salió del almacén. Así tan rápido sentí el calor en mi cuerpo el frío no tardó en invadir mi piel.

Aún procesando la situación me subí el pantalón y me acomodé mi ropa sin importarme que la humedad en mi parte íntimos se sintiera incómoda. Como pude logré taparme mis pechos, aunque tenía el sostén roto y la camisa casi destrozada, salí del almacén y por suerte no había nadie alrededor. Llegué casi corriendo a mi habitación y me lancé a mi cama mientras renovaba los últimos echos en mi mente como una cinta de video que se repite una y otra vez.




Continuará...

𝕊𝕚𝕟 𝕚𝕕𝕖𝕟𝕥𝕚𝕕𝕒𝕕[MiguelxLectora] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora