Extra

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Un día con Sabrina Lewis

Mirarme al espejo no me causa incomodidad como muchos piensan o como mi madre piensa, adoro estar embarazada sentir como se forma el fruto de nuestro amor aquí dentro.

Abro la puerta del baño para salir y veo a mi hombre sin camisa frente a mí, sus músculos sudorosos esos brazos con los que me envuelve casi a diario.

Muerdo mis labios sin dejar de saborearlo su pantalón se me marca tanto que me produce un hambre voraz.

— ¿Terminaste de comerme? — Su voz ronca me estremece sin poder evitarlo subo la vista para tocar su polla con timidez.

— No...me gusta contemplarte. — Lo veo a los ojos y su sonrisa me derrite como helado en verano.

— Hoy pasaremos el día juntos — Me mira de arriba a abajo llevando su mano a mi vientre. — Ya se nota el embarazo. — Besa mis labios.

Asiento con emoción y abro la puerta del baño para dejarlo entrar, no me deja irme y me abraza por las caderas, siento su abdomen pegajoso y frunzo el ceño.

— No veo cara de disgusto cuando te apego a mi recién follada. — Susurra en mis labios.

No puedo evitar sonreír para caminar con el al baño y encerrarnos unas horas ahí como una pareja como nosotros sabe hacerlo.

El sol toca mi piel y es una sensación que amo con protector solar, mi vientre se alza con orgullo

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El sol toca mi piel y es una sensación que amo con protector solar, mi vientre se alza con orgullo.

Me acomodo el la tumbona para ver a mi hombre saliendo de la playa, tomo sus lentes oscuros y una toalla para levantarme pero un grupo de chicas lo rodean.

Aprieto los lentes con molestia hasta que escucho como truena. ¡Oh!

Los meto en mi bolsa como fugitiva y saco otros que se supone serian para su cumpleaños pero me levanto acercándome a él. Empujo a varias chicas y él me ayuda para pasar.

— ¿Y mis lentes? — Besa mis labios para tomar la toalla y secarse un poco para ponerla sobre sus hombros y llevar su mano a mi vientre.

— Pues...seguro por ahí en nuestras cosas. — Dudo y veo a otro lado.

Debo reponer esos malditos lentes ahora mismo.

— Ya veo... seguro están en tu bolsa.

La toma pero rápidamente me le voy encima abrazándolo y dejándola caer lo cual casi lloro por eso pues se va a llenar de arena.

— ¿Acabas de dejar que tire tu bolso? — Parece burlarse de mi alzando una ceja con una pequeña sonrisa.

— No digas nada. — Bufo y beso sus labios con una pequeña sonrisa.

Por un Anunció. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora