Capítulo 28

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Me siento como un acosador al ver a mi mujer dormida, no resisto en quitar un mechón de su cabello del rostro

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Me siento como un acosador al ver a mi mujer dormida, no resisto en quitar un mechón de su cabello del rostro.

Adoro el rojo y parece que el universo conspiró para darme a una mujer con ese cabello tan tentador que disfruto tocar y perderme en el.

Me acomodo en la cama para taparla junto a Zeus quien parece una pequeña garrapata abrazándola por el estómago.

Me levanto de la cama para ir a la caja fuerte de mi oficina y sacar un calendario. — Parece que hoy comienza su ovulación. — Me froto la cien con una pequeña sonrisa para guardarla y sacar la pequeña caja, la abro dejando a la vista un anillo brillante con un rubí resplandeciente.

Lo quería de Diamante pero mi mujer es más fanática del rubí por lo que puedo mandar a hacer unos aretes de diamantes para que los porte.

Cierro la caja con fuerza al escuchar un ruido y la guardo de inmediato cerrando la caja para volver a poner el cuadro de Rowan encima.

Mi mujer como siempre guardando mis secretos indirectamente.

— ¿Amor? — Rowan entra a mi oficina y me extiende su mano con pereza como idiota la sigo para tomarla y besar su frente. — Buenos días.

— Buenos días Zanahoria, sigues viendote fea con el cabello todo desordenado.

Bufa y recuesta su cabeza en mi pecho desnudo con pereza — No quiero salir hoy.

— No salgamos. — Me asomo para ver ese culo que tanto me gusta azotar. —Ven aquí.

Cierro la puerta con seguro para subirla a mi escritorio y meterme entre sus piernas. — Christopher — Suelta una risita.

Tengo que aprovechar esta semana para dejarla llena y que mi hijo resalte en su vientre.

— Necesito mi mañanero para poder continuar mi día con normalidad.

Rowan acaricia mis pectorales para después subir a mis hombros y posar su mano en mi nuca. — Señor Morgan...— Besa mis labios cortamente —Seré toda suya por esta mañana.

— Esta mañana... — La imagen del anillo viene a mi cabeza que me hace sonreír — Voy a hacerte el amor Atenea. Hoy eres mi Atenea, mi amor, mi novia, hoy solo seremos dos enamorados.

Sus ojos se cristalizan. — ¿Vas a dejarme?

Y ahí se fue mi romanticismo, gracias Atenea. — ¿Qué? — Mi desconcierto se nota.

— Es que, cuando me dices cosas así. Me dejaste en el pasado. — Chilla.

— No, no. — La tomo de las mejillas — Supera eso, hoy quise ser romántico es todo. A ti te gustan esas mierdas.

Llora más y me exaspero — Atenea.

— Lo siento, es que —sorbe su nariz —te acabo de arruinar el momento. — Se acomoda con una sonrisa.

Por un Anunció. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora