TORMENTOSO ENCUENTRO

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—Oye Frank ¿tú crees que los pulmones estén ligados a la vista? —Preguntó Peter mientras miraba las cartas que tenía en su mano.

—Je je je, No soy doctor señor Roble, pero no se necesita un diploma, para saber que no. —Dijo mientras alzaba su apuesta $20 más, sonriendo complacidamente.

—¿Entonces por qué crees que mis pulmones no me dejarían ver la carta que tienes bajo la sotana?

—¿Qué? —Dijo mientras se miraba el cuerpo. Peter solamente rio.

—Ja jajá, eres tan fácil de engañar— dijo Peter mostrando sus cartas.

—¿Espera cómo es que...? —Quiso saber Frank mientras trataba de explicarse a sí mismo como había perdido la ronda.

Peter miró su reloj, ya había pasado más de 30 minutos después de la hora de salida de Dante, el chico ya debía haber regresado. Le dio un trago a su té y se levantó de su asiento.

—¿No vas a querer la revancha? —Le preguntó Frank.

—Te ganaría una y otra vez, aunque hagas trampa. —Le recriminó el viejo. —El chico aun no regresa.

El sacerdote sintió en si una preocupación diferente mientras veía por la entrada de la catedral a la gente pasar. Algo en si lo incomodaba, pero si el chico se enteraba que había salido al exterior y eso agravaba su enfermedad, se iba a molestar con él. Dante ya casi era un adulto, supuso, que podría cuidarse solo.

En esos momentos Dante seguía pegado a la pared conteniendo un ataque de ansiedad increíblemente fuerte. Algo en su Pecho quería salir, como si su corazón fuera un animal asustado queriendo salir a toda prisa entre sus costillas. Pero aun sentía su presencia, sentía la fuerza de sus manos alrededor de su cuello dejándolo sin aire. Con la vista nublada y la desesperación apoderándose de su cabeza.

Recordó el miedo que le tenía a los truenos, y como corría por los pasillos de la catedral cuando estos proyectaban horribles sombras al interior de la iglesia. Como la luz entraba por los vitrales y el suelo se estremecía cuando caían cerca. Su corazón también se aceleraba a mil por hora y salía disparado hacia las piernas de Hope para buscar resguardo. Incluso hasta la fecha no podía dormir en las noches tormentosas. Pero esto era aún peor que el sonido de un trueno.

De pronto un zumbido en su muslo poco a poco le hizo regresar al presente, el pausado sonar hizo que su corazón se fuera ralentizando hasta llegar a un ritmo normal. Poco a poco sacó el teléfono de su bolsillo y contestó la llamada.

—¿Dante dónde estás? Ya deberías haber llegado a casa. —dijo el hombre sonando preocupado.

—Lo siento, sigo en el museo. —Contestó con la voz más neutra que pudo fingir.

—¿Estás bien? — preguntó su padre, notando que la voz del joven no era la de siempre.

—Sí, sí, solo... Me distraje.

Hubo un momento de silencio en la llamada en la cual su padre analizó la situación. Suspiró en silencio y volvió a hablar con su hijo.

—Está bien ¿sí? Solo regresa con mucho cuidado a casa. Está por llover y sabes que en esta ciudad es un imán de choques cuando llueve.

—Si papá, voy en camino.

Colgó la llamada y se quedó con los ojos al punto de las lágrimas mirando el techo. Había experimentado estar frente a la muerte, o algo parecido. Pensó por un momento fugas en cómo sería si él se fuera antes que su padre, no pudo ni imaginar el dolor que le causaría al viejo. Empeoraría tanto su estado e incluso sería irónico si antes de que su enfermedad acabara con él, perdiera a su hijo por una mujer loca que de la nada se lo topó y lo apuñaló en el corazón.

Sweet Demon Heart :el Dulce Corazón De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora