LOS LATIDOS DE MI CORAZON DE DEMONIO

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Por tan solo unos cuanto segundos la mirada de Jaqueline quedó fija a la expresión tranquila de Dante antes de que este callera al vacío. Pero el tirón de su brazo al ser sujetado por el de la chica le hizo abrir los ojos con una expresión de sorpresa. Al momento de encontrarse sus miradas, poco a poco los ojos de Dante se llenaron de melancolía, humedeciéndose frente a Jaqueline. Ella estaba completamente sorprendida por la situación, quedando suspendida entre el peso del chico y apoyando el suyo contra el borde del edificio para no caer junto con él. Aún con la respiración entrecortada, La chica notó las lágrimas saliendo de los ojos de Dante mientras su mano se aferraba a la de él.

— ¿Por qué? —Preguntó con voz baja y quebrada mientras ni siquiera parpadeaba—. ¿Por qué no me dejas morir de una vez? —Le espetó Dante como un reclamo.

Jaqueline en ese momento se detuvo a pensar en una respuesta. El razonamiento frío y calculador de Andkaél se activó en ese momento. Causando aquella mirada vacía en los ojos grises de Jaqueline. Pues la "servidora celestial" no encontraba una razón rápida del por qué no era lo más conveniente dejar que el chico muriera.

Pero dentro de ella la batalla comenzó.

Dante estaba al borde de la muerte. Solo la fuerza de la mano de Jaqueline lo separaba de una horrible y mortal caída. La resolución de uno de los mayores problemas de su gente estaba justo al alcance de su mano. Evitaría la venganza de Lucifer con solo soltarlo. Sin Und-kahár habitando un recipiente, la llave del infierno dejaría de existir, y Lucifer se quedaría sin la única posibilidad de un nuevo ataque al cielo. Andkaél solo tenía que abrir su mano y dejar que la fuerza de gravedad hiciera efecto con el cuerpo del chico y callera al vacío. Inclusive él lo estaba pidiendo.

Pero ¿por qué? Se preguntaba internamente. ¿Por qué maldita razón su mano no lo dejaba ir?

La respuesta, demasiado compleja para el entendimiento de un ángel. No era la mano de Andkaél la que tenía sujeto al chico para salvarlo de su muerte.

Jaqueline Hills, con la poca voluntad que aún existía de ella, en su ser, en el interior de su cuerpo. Aquel pequeño porcentaje que quedaba dentro de sí, se aferraba con todas sus fuerzas a la mano del joven. Jaqueline podía empatizar perfectamente con la idea y la sensación de querer acabar de una vez por todas con su propia vida, como ella lo había sentido tiempo atrás. Hizo que esa pequeña parte decidiera que no dejaría que este joven de dulce corazón cometiera la misma acción que ella. Internamente, Jaqueline Hills se aferraba a la vida de Dante con la fuerza que no tuvo para sostener la suya.

Jaqueline en ese instante, decidió ser la mano salvadora que ella no recibió.

El interior de Jaqueline se volvía un caos. Andkaél no podía creer que por más que quisiera, su mano no cedía en dejar caer a Dante.

—Por favor...—Dijo en un susurro Jaqueline quien aún tenía la mirada perdida. Dante no entendió a qué se refería. Sentía la firme presión de la mano de Jaqueline, pero el agua de la lluvia hacia que poco a poco, aunque fueran milímetros, su mano se deslizara lentamente. —Por favor...

Por favor déjame terminar mi misión.

Era lo que Andkaél pensaba.

Andkaél estaba firme en la idea de que no encontraba razón alguna para tratar de salvarlo. Dante había causado una cadena de desastres en la vida de quienes lo rodeaban, algunos hasta les había caudado la muerte. Y podía llegar a ser aun peor a futuro. Hacia tan solo unos minutos que había visto a la llama primigenia volver por un instante justo frente a sus ojos y sabía que la amenaza que representaba, era muchísimo peor.

Sweet Demon Heart :el Dulce Corazón De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora