Cuando Dante y Jaqueline regresaron a la estación la encontraron desértica, las luces blanquecinas del techo alumbraban el azulejo grisáceo y amarillo, la del fondo de vez en cuando parpadeaba. Para el chico le parecía un ambiente algo escabroso en parte, o al menos eso pensó por unos segundos. Pero dentro de él sabía que existían cosas que daban aún más miedo que una simple y solitaria estación subterránea del metro. Ambos aún no se recuperaban del incidente que había ocurrido, por suerte lograron escapar antes de que algún testigo llegara en cualquier momento, aunque claro, era poco probable, habían comprobado con experiencia propia que las zonas industriales estaban vacías cuando alguien necesitaba ayuda. si los forcejeos de un intento de violación no fueron suficientes para que saliera alguien, quizá el humo de un incendio controlado tampoco lo sería. Jaqueline no había dicho ni una sola palabra, y Dante tenía muchas dudas, pero como Jaqueline le había dicho, no era tiempo para eso.
Mientras los dos estaban sentados en la banca esperando el repentino sonar de un vagón atravesando la oscuridad del túnel, Jaqueline por fin miró a Dante. El joven tenía la melena castaña hecha un desastre, ms de lo habitual, aunque sus heridas no eran tan graves como hace un momento, aun se notaban. Tenía un par de rasguños en la nariz y en el labio, además de una notable hinchazón en el pómulo izquierdo, donde el rostizado Tomy le había dado el primer puñetazo, probablemente mañana tendría partes de la cara de color morado. Se sintió avergonzada pensando que ella le había jurado a Destino y a Peter cuidar de él, y eso pasa el primer día. Parecía novata. Aunque claro, su función era la batalla, la guerra y la seguridad... y ahora estaba custodiando a un humano que poseía en su interior una de las esencias más destructivas y poderosas del mundo. Al menos agradeció que no fuese alguno de los tres grandes primigenios. Eso en serio era a un nivel aun peor. Sin embargo, la responsabilidad que sentía hacia Dante la carcomía. Había sido él quien la había defendido, primeramente, y debía ser lo contrario.
La luz que venía dentro del túnel sacó a ambos de sus pensamientos silenciosos y Dante rápidamente se acercó a la línea amarilla para esperar cerca de la puerta. Mientras los vagones pasaban a gran velocidad frente a Dante, Jaqueline se quedó mirando los despeinados cabellos del joven. Dante metió las manos a los bolsillos laterales de su chamarra de Hudsonville, y por un segundo, las mejillas de Jaqueline se sonrojaron al notar lo ancha que era su espalda. Recordaba haberlo visto algo encorvado desde que lo conoció, pero ahora lucía hasta más alto. Cuando Dante se giró para verla, extendió una mano para que se levantara y fuera con él. Jaqueline tenía los ojos muy abiertos al verlo, por alguna razón aquella postura le recordó a alguien.
—¿Vienes? —Le preguntó. Jaqueline se levantó sin dejar de mirarlo aceptando su mano. Le sorprendió lo cálida que la sentía.
En todo el camino de vuelta a casa, Dante estaba demasiado alerta. El vagón esta vez estaba mucho más desocupado, pero, aun así, él no quiso tomar asiento. Dante se quedó de pie frente a Jaqueline mientras ella solo seguía sentada con los brazos entre las piernas. Mientras seguía mirando de reojo a Dante.
—¿No te sentarás? — Preguntó.
—No, estoy bien. —Le respondió.
—Yo también Dante —. Le dijo al chico, haciendo notar que sabía que estaba de pie frente a ella por protección. —Estás cansado, lo sé—. Dicho eso, hizo una leve seña en el asiento de al lado.
El chico simplemente suspiró y se sentó a su lado, con la mirada perdida en el suelo. Así se quedaron durante varios minutos mirando cualquier cosa en silencio, por suerte, un par de estaciones más, el metro salió del subterráneo dejando ver las luces de las zonas residenciales del sur de la ciudad. Los autos que pasaban junto a ellos y las cuantas personas que aún estaban fuera. Ofreciendo un espectáculo bohemio de luces amarillas y rojas. hasta que llegaron por fin a la estación de Isla Sur. Por fin habían terminado parte importante del recorrido. El par de jóvenes salieron tranquilamente de la estación a la fría calle.
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Sweet Demon Heart :el Dulce Corazón De Un Demonio
Fantasy¿Que se espera del demonio de la destrucción, cuando vive en el corazón de un simple y noble jovencito? Es la pregunta que una ángel elite de batalla se hace cuando conoce a Dante, un chico de 16 años que a pesar de tener un corazón dulce y amable...