—Destino fue quien me llevó a las puertas del seminario que estaba cerca de ahí. Me dijo que no era mi tiempo de morir, Aún. —Dijo Peter terminando de contar su relato. El padre se quedó un momento en silencio mientras miraba la cara de su hijo asimilar todo lo que le había contado.
—¿Cómo te salvó ese chico? —Preguntó Dante aun reacomodando sus ideas en la mente.
—No lo sé, —Le dijo Peter, — no era un chico. Dudo que sea humano siquiera.
—¿Entonces que era? —preguntó el chico, Peter hizo una pausa pues no sabía que responderle. Entonces miró a Jaqueline quien seguía parada a los pies de la cama de Peter. —¿Que eres tú? —La joven no respondió, simplemente le sostuvo la mirada en silencio mientras Dante trataba de atar cabos, pero no los llevaba a ninguna parte.
—No siempre necesitas saber que son las cosas Dante. Solo, son lo que son. —Le dijo su padre.
—Papá... —Le interrumpió Dante mientras respiraba profundamente. — ¿Que soy yo? —Preguntó. En ese momento Peter dejó su actuar sereno y sabio y el nerviosismo de responder aquello lo inquietó.
—Eres mi hijo Dante, No eres diferente a los demás. Eres el destino que me tocaba, Simplemente lo supe cuando vi a tu madre cargándote en la noche frente a mí. — Le dijo Peter. —Simplemente lo supe.
—¿Y cómo fue que lo encerró? —Preguntó Jaqueline.
—¿Encerrar? —Preguntó de vuelta Dante. —Te refieres... ¿a lo que me dijiste ayer?
—¿Qué fue lo que te dijo? —Preguntó Peter intrigado. Jaqueline simplemente sacó de su bolsillo izquierdo un pedazo de papel, mostrándole a ambos un dibujo.
Era un par de ojos que parecía una bola de fuego con pupilas verticales y agudas, como las de una serpiente. Ambos se quedaron en silencio, Dante los reconoció de inmediato, eran los mismos ojos con los que había soñado esa noche.
Peter comenzó a toser inquietantemente, tanto que pocas gotas de sangre salieron entre sus dedos mientras se tapaba, la expresión del sacerdote era de increíble asombro. Dante de inmediato corrió a su lado tomando una pequeña toalla que había en la mesita al lado de la cama, Su padre la tomó y limpió su boca, todo mientras no apartaba la vista de aquel dibujo, lo miraba con algo de miedo en su fas. El joven no entendía que era lo que tenía que ver ese dibujo para alterar tanto a Peter. Su padre, sin embargo, simplemente levantó una ceja y tosió levemente de nuevo.
—¿Tu como sabes de eso? —Le respondió Peter a Jaqueline. La chica no se inmutó de nuevo. Simplemente se guardó el papel en el bolsillo esperando la respuesta en silencio. — Cuando Dante llegó a las puertas de la catedral junto a su madre, tenía un aspecto... Diferente.
—¿Diferente dices? —Preguntó el chico. —Entonces...
—Solo no eras un bebé, normal solo eso. —Quiso disuadir Peter a Dante. —No es nada que influyera a futuro, mírate. Eres normal.
—Estos son tus ojos—Le dijo Jaqueline. —Tu, lo que hay dentro de ti Dante, No es humano. No eres completamente humano.
—¡Basta! —Le gritó Peter a Jaqueline. —Mírame Dante. Tú o lo que sea que hubo dentro de ti no te define ahora. —Decía Peter mientras miraba decididamente a los ojos de Dante. —Han pasado 17 años y han sido años normales, No influye en nada el cómo o el qué. Eres lo que eres ahora, y eres un hombre valioso.
—Papá, sé que te preocupa que esto cambie las cosas para mí, pero aun así debo saberlo ¿Qué me pasó al nacer? —Dijo dante tratando de igualar el tono decidido de su padre, pero, poco a poco se comenzaba a alterar. —Será mejor que comiencen a hablar claramente, ya no soporto el no saber. Siempre pensé que no saber cosas de mi pasado me mantenía a salvo de algo que me podría doler, muy seguramente lo aprendí de ti. —Le dijo a su padre, sonando algo hiriente. —Pero estás muriendo papá. Y necesito saber quién soy antes de quedarme solo.
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Sweet Demon Heart :el Dulce Corazón De Un Demonio
Fantasy¿Que se espera del demonio de la destrucción, cuando vive en el corazón de un simple y noble jovencito? Es la pregunta que una ángel elite de batalla se hace cuando conoce a Dante, un chico de 16 años que a pesar de tener un corazón dulce y amable...